Dadas las escasas muestras de cariño que se han sucedido
tras mi regreso al cibermundo de la LIJ, me han entrado unas irresistibles
ganas de echar el cerrojazo y olvidar la llave de todos los libros en el fondo
de algún agujero oscuro, polvoriento y recóndito…, pero como soy una bellísima
persona, he preferido pensar que seguirán luciendo palmito en alguna playa de
la Riviera Maya, recorriendo el Kilimanjaro o compartiendo safari africano con
cierto monarca europeo… ¡Y cuidado!, ¡No vayan a matar ninguna jirafa!
De la sabana la grandiosa diosa
vive encogida en una escasa casa,
mientras la vende o la traspasa pasa
las horas como mariposa. Posa
su larga lengua en la olorosa rosa,
muere de amor mientras amasa masa
de pan de avena que a la brasa asa,
pues esta altísima y hermosa osa
ser la más sílfide y fragante ante
los jóvenes de la manada. Nada
mejor para su campesino sino
que otra jirafa suplicante cante
su amor por ella y su camada amada
ponga por fin en su destino tino.
Raúl Vacas.
Niña jirafa. Soneto con eco.
En: Niños raros.
Ilustraciones de Tomás
Hijo.
2011. Madrid: SM.
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