Los expertos en ilustración y artes gráficas se refieren a
menudo a Daniel Vierge como "el
padre de la ilustración moderna", pero, ¿qué querrá decir eso?
El español Daniel Vierge Urrabieta, hijo del también
ilustrador Vicente Urrabieta y Juana Vierge, nació en Getafe -aunque fue
bautizado en Madrid- en 1851 (dos años antes que Howard Pyle). Estudió en la
Escuela de Bellas Artes de Madrid con Federico de Madrazo y Carlos de Haes como
maestros y, cuando contaba 16 años comenzó a trabajar en el periódico local Madrid La Nuit. En 1869 se traslada a
París para convertirse en pintor, su más profundo deseo, lo que se vio frustrado
por la guerra franco-prusiana, un hecho que hace a muchos regresar a España
pero obliga a Vierge a permanecer en Francia y llenar varios cuadernos de notas
con apuntes de todos los aspectos del conflicto, lo que le serviría para crear
imágenes que aparecerían, a partir del 17 de septiembre de 1870, en Le Monde Illustre, véase la Escena de la Guerra Franco-Alemana, y
otras revistas (La Vie Moderne), al
tiempo que ilustra una Historia de
Francia de Michelet, otra de Chateaubriand, y una serie de títulos de
Víctor Hugo -Los años terribles, El hombre que se rió, o la tan de
actualidad, Los miserables, a partir
de 1875- junto con otros artistas, cuyas imágenes destacaban por su virtuosismo
y técnica depurada. Todo ello se convierte en la antesala de la lección
magistral que Vierge imparte al mundo de las técnicas de impresión y reproducción
de imágenes, en la que se combinan dos circunstancias:
-
Hasta la década de 1870, revistas y libros
reproducen dibujos lineales que son grabados previamente en planchas madera, que
por muy densa que sea, es un material que pierde su precisión por los múltiples
impactos que recibe en la prensa, y lo que, inicialmente era una línea delgada,
termina por desaparecer y da a la última
impresión un aspecto burdo, obligando al artista a retocar con lápiz o pincel
las imágenes definitivas.
-
Vierge está harto de las interpretaciones que de
sus dibujos hacen grabadores e impresores bajo su supervisión.
Por todo ello, Vierge se pregunta “¿Por qué no podría
utilizar la misma técnica fotográfica para reproducir el dibujo original sobre
la plancha de impresión de metal en lugar de en el bloque de madera del
grabador?”
Con la ayuda del talentoso fotograbador francés Gillot,
consigue su propósito y, con los surcos grabados sobre el metal casi
impermeable que sostiene la tinta, no hay restricciones sobre el peso de línea,
y Vierge puede crear patrones y texturas antes imposibles. Nada se interpone
entre él y la imagen final, excepto sus propias capacidades.
Siendo un hombre bastante solitario, con una vida social
adscrita al ámbito laboral, no se dio a conocer al público mayoritario hasta
1882 con la primera edición de La vida
del Buscón llamado Don Pablos, de Francisco de Quevedo, una edición que
contó con sólo 90 imágenes de las 110 que incluyó la edición de 1892, debido al
derrame cerebral que sufrió seis meses antes de concluirla. Su lado derecho quedó
paralizado, perdió el habla y parte de su memoria. Tenía 30 años, estaba casado
y era padre de dos hijos
Tras dos años, el movimiento vuelve a todo su cuerpo, con la
excepción de su mano derecha, por lo que decide aprender a dibujar y pintar con
la izquierda, lo que le permite completar las restantes 20 ilustraciones para El Buscón, crear sesenta dibujos para
una edición de La Taberna de las Tres
Virtudes e ilustrar un libro de viajes quijotescos de Auguste F. Jaccaci (Au pays
de Don Quichotte. Souvenirs, rapportés par… Auguste F. Jaccaci, 1901),
gracias al que volvería a España, inspirándose así junto al pintos Carlos
Vázquez Úbeda, para su mayor logro, las 257 ilustraciones de su Quijote.
Fue nombrado caballero de la Legión de Honor en Francia en
1889, y con la imagen El viático de
Madrid realizada para El buscón,
ganó la medalla de oro en la Exposición de París de ese mismo año. Vierge murió
en Bologne sur Seine, el 12 de mayo de 1904 cuando contaba 53 años, viudo y
tras haber perdido a su segundo hijo.
Cuando en 1906, Scribner’s Sons y con una tirada de 1.150
ejemplares, publicó La Historia del
valeroso e ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de
Cervantes, nació una obra maestra del príncipe de la ilustración moderna.
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