Cinco años han pasado desde que
inicié esta andanza entre álbumes clásicos, ilustraciones, historias, palabras,
abecedarios, opiniones y lecturas. ¡Cómo pasa el tiempo! Seiscientas cuarenta y
seis entradas, trescientos setenta y cinco seguidores (¡quiero más! ya saben
donde darle… je, je, je), ochocientos cuarenta y siete comentarios, y más de
ciento sesenta y siete mil visitas, se agolpan en este lugar que me absorbe
mucho tiempo pero que también me ofrece muchas satisfacciones, que se deben,
principalmente a ustedes.
Si a todo ello añadimos que durante
este año se celebran cincuenta años desde que Harper & Row publicaran por
vez primera el Donde viven los monstruos
(Where the wild things are en lengua
inglesa) de Maurice Sendak, obra cumbre de la Literatura Infantil que no sólo
da nombre a este lugar, sino que ha sido adaptada al cine en dos ocasiones (en
su versión animada de 1974 por los estudios Weston Woods y en el largometraje
dirigido por Spike Jonze en 2009), ha inspirado una opera (1980), algunos temas
musicales e incluso unos test de la Walt Disney Company, tendré que celebrar
este quinto aniversario doblemente.
A veces dudo de la importancia de
este libro, sobre todo por todas las virtudes que se le presuponen, todas ellas
derivadas de los estudios psicológicos que muchos “especialistas” han hecho de
él o de las intrincadas lecturas que muchos “entendidos” se empeñan en
vociferar desde sus púlpitos. Está claro que los premios que ha obtenido la
obra y su autor -entre ellos la Medalla Caldecott, el Hans C. Andersen, el
Memorial Astrid Lindgren o la Medalla de las Artes de los EE. UU. de
Norteamérica-, la buenas (y malas) críticas que se le han propinado, o la tan
extraña y hermética vida de su autor, han logrado crear una leyenda de este
libro, que para mi, sigue contado la historia de un cabreo infantil con un
bonito final moldeado por un viaje a caballo entre el sueño y la imaginación.
Por todo ello, no sólo espero que me
ayuden a soplar esta tarta, sino que también les felicito por formar parte de
este sitio que un día creo Sendak, ese en el que vivimos todos los monstruos.