No sé si agradecer al otoño que irrumpa en pleno junio, con sus vientos corriendo, con el fresco de sus alas.
Cuando la noche se hace liviana y su peso se alza, el vello se eriza ante los miedos del mañana.
Nos acurrucamos tras las sábanas y deseamos, como los niños, que el sol ciegue los peligros del alba.
Cuando la noche se hace liviana y su peso se alza, el vello se eriza ante los miedos del mañana.
Nos acurrucamos tras las sábanas y deseamos, como los niños, que el sol ciegue los peligros del alba.
El sol se está
asomando por el mar.
Apenas ilumina el
horizonte.
Es un astro apagado.
La bandada de aves
aprovecha
para dormir un poco.
Más allá de la isla,
sin embargo,
las ciudades
despiertas, y amanecen
los peligros que
esconden.
En cuanto el sol se
ponga, las rapaces
los irán descubriendo
por la vía rápida.
Ariadna G. García.
Albada.
En: Las noches de
Ugglebo.
Ilustraciones de Susana
Román.
VIII Premio de poesía para
niños El príncipe preguntón.
2016. Granada: Ediciones de
la Diputación de Granada.
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