martes, 19 de junio de 2018

Flip-books, folioscopios o cine de mano: un monográfico



Flip-books, riffle-books, folioscopios, daumenkino, cine de dedo, libro animado, cine portátil o cine de bolsillo. Estas son algunas de las denominaciones que recibe el tipo de libro que traigo hoy a la palestra. Aunque ya he hecho referencia a estos libros en otras entradas como este monográfico sobre libros móviles y pop-up o en este otro en el que se habla de la relación entre LIJ y cine de animación, he creído conveniente detenerme un poco más en estos libritos, primero porque siempre que incluyo algún vídeo sobre ellos en el Instagram de los monstruos me fríen a preguntas, y segundo porque resultan fascinantes para todo tipo de público.
En primer lugar, definamos un flip-book… Consiste en un libro-álbum de pequeño tamaño y con formato generalmente horizontal, que recoge una secuencia de imágenes que varían gradualmente de una página a otra. Pasando esas páginas a gran velocidad utilizando el pulgar, se crea una percepción de movimiento aparente que será de mayor o menor duración cuanto mayor sea el número de imágenes-páginas.
Como cualquier otro libro-álbum, hay que decir que el flip-book es un objeto de difícil clasificación por conjugar generalmente dos lenguajes, el textual y el gráfico (aunque en este caso se podría decir que prima el segundo, algo por lo que algunos expertos lo etiquetan dentro de los álbumes gráficos sin palabras), y al que se le añade una particularidad, la secuenciación rápida. Si además tenemos en cuenta su tamaño (caben en una mano), libreros y bibliotecarios nos saben muy bien si ubicarlos con los libros móviles, los libros-juego, los libros de artista o las películas de animación. Lo único que está claro es que se puede adscribir a la parcela de las narrativas gráficas.


Los folioscopios, como otros engendros relacionados con la ilusión óptica y el cinematógrafo, véanse el  fenaquistiscopio o el kineógrafo, nacen en pleno siglo XIX (data de 1868, y fue creado y patentado por John Barnes Linnet). Desde entonces su producción y destinatarios se han diversificado. Aunque seguramente los folioscopios más conocidos son los que recogen pequeñas situaciones cómicas, secuencias de las primeras películas de dibujos animados, escenas de cómics populares e incluso grandes gestas del deporte, también los hay que nos adentran en el mundo de las curiosidades científicas, las situaciones familiares, como reclamo publicitario, productos artísticos o incluso los contenidos eróticos, conocidos como strip-flips, que abundaban en la Francia de las primeras décadas del siglo XX.


Pero ¿cuáles son las razones por las que, en vez de guardarse en las vitrinas de museos como el zoetropio o el praxinoscopio, el flip-book continúa entre nosotros? He aquí un buen puñado:
- Por un lado, al pertenecer a la esfera del objeto libro, tiene carácter manipulativo e interactivo, algo que ya imprime carácter (todo lo que sea toquitear y dialogar nos encanta).
- En segundo lugar es muy sencillo de utilizar a cualquier edad (para poner en marcha un flip-book no hace falta acudir a la universidad, sólo se necesita el pulgar oponible que nos ha dado nuestra condición humana).
- Cabe decir que encierra un acto íntimo (no es como una sala de cine, sino que aquí sólo caben una o dos butacas, uno o dos mirones).
- También hay que decir que es una producción lúdica que divierte y sorprende a partes iguales (y si además este juego tiene una apariencia tan sencilla, más todavía).
- Otro de sus puntos fuertes es la estructura de tipo sketch que tanto éxito cosecha en los géneros de la narrativa gráfica (si quieren leer algo más de esto, aquí tienen un pequeño artículo), que también se puede relacionar con la brevedad que tanto gusta en las sociedades posmodernas (se ve que hay poco tiempo para el consumo de productos culturales y mucho para los bares o la televisión…).
- Lo de ser fácilmente transportable es una baza inmejorable (el otro día me comentó una madre que siempre llevaba en el bolso uno para que sus hijos se entretuvieran coloreándolo en la sala de espera del dentista).
- Tiene una belleza analógica, anacrónica y romántica. Descubrir un antepasado del cine en la era digital, de los efectos especiales, no sólo es hermoso o entrañable, sino casi mágico.
- En penúltimo lugar y a mi juicio algo muy interesante, es que permite disfrutar de la función mil y una veces (ya saben lo cansinos, repetitivos y adictivos que se ponen los críos con lo que les encanta).
-Y por último es que no sólo podemos disfrutar del espectáculo que nos ofrece un flip-book, sino también podemos darle forma, participar en su proceso de creación.


Jenny Rope. 2017. Wednesday. Napa Books

Tras estas consideraciones iniciales sobre estos libros animados, siendo consciente de que les están entrando unas ganas locas de hacerse con varios de estos engendros, y teniendo en cuenta que no hay demasiados ejemplos en el mercado editorial español, he decidido hacer un pequeño recorrido por los flip-books más actuales y dirigidos a niños (ya saben que este espacio está orientado a ese tipo de lector) de los que tengo constancia (PETICIÓN: Si conocen alguna colección más les ruego encarecidamente que la añadan en los comentarios de esta entrada).
Empiezo haciendo alusión a la propuesta más comercial de todas, concretamente a la que nos hace la editorial Hachette Heroes con los fragmentos míticos de seis películas de la factoría Disney, como por ejemplo Peter Pan, La bella y la bestia o Alicia en el país de las maravillas.


Sigo con la colección “Cine de papel” que tiene la casa catalana Sd Edicions y que está compuesta de cinco títulos, dos de Paola Dragoneti, Plaf! y Berp!, y tres de Cesc Pujol que llevan por título Amb gust de sal, Bestiolari de granja y L'home florit. Me encantan, bien por su humor, bien por su toque surrealista, pero todas tienen mucho que decir.



Continuo con cuatro títulos del autor Otto T. que hace un tiempo editó en España la editorial Comanegra, concretamente El pájaro y las orejas de burro, La rana y el tocado de flores, El pez y el sombrero de copa y El hipopótamo y el gorro de papel. En todas ellas hay mucho humor, guiños a los cuentos de hadas clásicos y mucha transformación de los protagonistas.



No se me pueden olvidar los dos flip-books para colorear del gran Hervé Tullet que la editorial Cocobooks editó en nuestro país. El árbol y El campo son dos historias circulares bastante minimalistas que dan buena muestra del ciclo de la vida tan socorrido en las historias infantiles y a las que los niños pueden imprimir carácter a través de ceras o lápices.





En lo que a edición independiente se refiere (todos los anteriores los pueden pedir en su librería de referencia, estos que siguen ya no) tenemos la colección de cines de mano Teatro Arbolé (Zaragoza), un conjunto de trece títulos que utilizando personajes del mundo del teatro o del circo, pretende hacer llegar a los más pequeños las artes escénicas desde una perspectiva lúdica y diferente.
Por último y quizá la propuesta más sugerente, nos la hace la editorial mallorquina Flipboku, un proyecto personal gracias al que ya han visto la luz dos flip-books de extraordinaria factura, Bendito Machine y Molecularis. De los que quizá el segundo sea el que más me gusta para los niños por aunar las formas orgánicas, la narración visual y el pinta y colorea en el mismo formato. ¡No se los pierdan porque tienen mucha aceptación fuera de nuestras fronteras!


Si se quieren gastar un poco más (todas los libros que les he citado rondan entre los 5 y los 10 euritos y podrían engrosar este listado de álbumes infantiles por 10 euros o menos), echando un vistazo fuera de nuestras fronteras y sin ánimo de que esto se convierta en un listado interminable de títulos, les dejo cuatro propuestas maravillosas para que vean la amplitud de un universo muy desconocido por estos lares pero no tanto en Japón o Estados Unidos, donde podemos disfrutar de cosas como las que siguen (N.B.: Algunos ya están descatalogados):


Seigenesha. 2016. God of Bug Eater.


Seigeneha. 2014. Strobofly (un flip-book con tres partes dependiendo de donde se ubique el pulgar).


Harumin Asao. 2012. A Cat’s Welcome.


Ed Emberley. 1983. The Chicken/The Chameleon (de su serie de flip-books informativos o de conocimientos, que también los hay)

De todas formas, hacer un folioscopio es bastante sencillo además de una buena forma de animar a sus hijos, sobrinos, nietos o discípulos a conocer de primera mano los comienzos de las artes cinematográficas. Si quieren hacerlo de un modo casero les recomiendo coger un taco de Post-it® (si es del tamaño estándar, cojan una navaja de mi tierra, Albacete, y guillotínenlo por la mitad, así les cunde más y tienen el tamaño ideal), cualquier utensilio de escritura o pintura e ideen su propia secuencia. También pueden coger pedazos de cartulina y sujetarlos con una pinza. 


Si además quieren algún consejillo para que sus creaciones sean más impactantes y agradables al ojo humano, pueden echar mano de Blanko, otra idea que se han inventado en Flipboku para los iniciados en dicho arte que además de evitarnos la tarea de la encuadernación, nos dan sugerencias para su realización.


Si aún así, tampoco consiguen un flip-book creíble (yo sé que los hay muy torpes), no se desanimen porque seguro que en algún momento coincidirán con la realización de algún taller que les invite a hacer uno de forma sencilla y agradable, como el titulado Y una docena de flip-books que desarrollan Julie Escoriza y Joan Casaramona o el Haz tu libro animado! a cargo de la Maleta del Cine.


También pueden descargar flip-books en formato pdf, imprimirlos, recortar cada una de sus páginas, cogerlas con una pinza y ¡voilá! ¡Ya tienen su cine de mano particular! De entre toda la oferta que pueden encontrar en Google si utilizan la consigna “printable flipbook”,  me encanta la animación de Pangea (ea, soy profe de geología) que pueden descargar gratis en la página del Royal Ontario Museum



y la idea (esta vez de pago, todo no puede ser...) de Scott Blake que lleva por título Hole Punch.


Y si ya quieren rizar el rizo y protagonizar su propio libro animado, les recomiendo pasarse por la editorial Soy de Cine una iniciativa de la empresa malagueña Minichaplin que realiza flipbooks con secuencias de fotos de un cumpleaños, un viaje o una boda. Un regalo precioso para cualquiera.
Antes de decirles adiós y para saber más sobre flip-books, he aquí los enlaces de The Flippist Flipbooks y The Flipbook Museum, dos geniales perfiles de Instagram en los que encontrarán folioscopios artesanales increíbles en uno y ediciones maravillosas en el otro.


Espero que les haya gustado este pequeño monográfico sobre un tipo de libro que, a pesar de su sencillez, me sigue transportando a la infancia, esa etapa de la vida en la que descubrir y sonreír siempre van de la mano.


2 comentarios:

Lucía Vives dijo...

Hola, también podeis incluir a www.amarantoo.com como creadores de folioscopios y otros ingenios de temática cinematográfica, que recrean escenas míticas del cine, y aunque no son específicamente infantiles podéis encontrar algunos como el de Peter Pan, Harold Lloyd o Voyage dans la Lune que son para todos los públicos.

Desi dijo...

Hola sabes alguien en España que los venda personalizados? Gracias.