Llegan los calores y aquí
estamos, pasando penurias hasta que lleguen las vacaciones (reales, que aún nos
quedan reuniones diversas). Nada mejor como una buena sombra y la orilla del
mar para entretenerse durante las próximas semanas. Seguramente muchos de
ustedes echen mano de novelas, sopas de letras, sudokus o autodefinidos, pero ¿y
los niños? Sí, sí… que construyan castillos de arena, que le den patadas al
balón o busquen erizos entre las rocas, pero en las horas de más calor, como no
se echen la siesta, ¡el Dios que los aguanta! Así que, aquí les dejo una buena
tanda de libros de actividades que no tienen desperdicio para que ofrezcan ocio
a pequeños y jóvenes durante los meses de verano en vez de los típicos
cuadernillos de repaso (yo los odiaba profundamente). ¡Ah! ¡ Y todos ellos también aptos
para adultos!
Robin Jacobs. Pasaporte.
Fulgencio Pimentel. Empezamos con uno de los libros de actividades que más
me ha gustado de los últimos meses. Orientado para niños que cruzan fronteras
de la mano de sus padres, la editorial Fulgencio Pimentel les provee de un
segundo pasaporte con el que descubrir, no sólo los países visitados, sino el
antes, el durante y el después. Instrucciones divertidas y ocurrentes ayudan al
pequeño artista en su labor de dar tumbos y conocer el mundo con monedas, logotipos de aviones o comidas exóticas.
María Ramos y Tu yo del futuro. El
libro del futuro. Fulgencio Pimentel. No les voy a negar que este engendro
de papel tiene mucho swagg, más que nada porque es una cápsula del tiempo
convertida en libro (¿se lo imaginaban?). Este libro nos pide datos, nos da
instrucciones, nos busca y nos encuentra. Cómo somos, nuestras familias, cuáles son tus aficiones y sueños. Mirando al futuro
desde el presente, oteando el pasado desde el mañana. Si añadimos que la
editorial se compromete a ayudarnos en su rescate dentro de unos cuantos
lustros, la cosa no tiene desperdicio. ¡Me vuelve loco esta idea!
El Hematocrítico (Miguel Ángel López) y Olga Capdevila. Cuadernito de escritura divertida.
Blackie Books. En este cuaderno, además de escribir cosas que se nos
ocurren en el día a día o en nuestra imaginación desde una perspectiva
humorística (es la especialidad de este maestro-autor), podemos encontrar
contextos poco frecuentes en un libro de escritura, como la pantalla de una tablet
o una conversación a través de Whatsapp (lugares próximos al público infantil hoy en día)
para crear conversaciones extrañas, chistes o cartas. Aderezado por el grafismo
en negro y rosa fluorescente de la siempre acertada Olga Capdevila, creo que el grito de guerra puede ser: ¡No se lo
pierdan!
Anders Arhoj. Búscame. Andana.
Desde que vi este libro en la estantería, me quedé prendado por su portada tan sugerente (todavía no sabría diferenciar la delantera de la trasera excepto por el color). Un par de ojos en un fondo magenta me miran, otro par de ojos
sobre fondo azul también. Nos invitan a abrir los nuestros como platos e ir
buscando en cada doble página a los personajes protagonistas de este desafío,
de estos dos caminos que confluyen en un encuentro final. Con una factura
gráfica impecable, el autor danés propone escenarios coloristas y divertidos
sin desperdicio.
Aleksandra Artymowska. La
maravillosa aventura de Lucas en busca de sus amigos. Mtm. En este otro
libro hay que buscar (y encontrar, que no hay reto sin premio) salidas que
ayuden a Lucas (y al lector) a pasar página. Es así como escenarios
laberínticos cada vez más intrincados, son el escollo que encuentra Lucas para
dar con sus amigos. Cavernas, tuberías, árboles, paisajes polares, estatuas y
un sinfín de obstáculos en los que el niño encuentra mundos imaginarios donde disfrutar. ¿Logrará dar con ellos? Sean optimistas y ayuden a sus hijos con la tarea de un buen sherpa.
Bunpel Yorifuji. Rakugaki. Cómo potenciar tu imaginación a través del
dibujo. Blackie Books. Dirigido a zoquetes del dibujo (sí, como lo oyen,
con desparpajo y alegría) este manual intenta dar unas pinceladas muy acertadas (se lo
digo yo que el dibujo es una de mis aficiones) sobre las bases del trazo y la
línea. Recomendaciones posturales, sobre el material, líneas básicas,
volumetría… nos empujan a dar vida a personajes y situaciones. No crean que hay que complicarse mucho la existencia, cada uno hace
lo que puede y eso es lo mínimo para pasarlo bien.
Peng + Hu. Hirameki. El genial pasatiempo de la mancha y el
garabato. Sexto Piso. Hirameki es un pasatiempo oriental en el que
partiendo de una mancha, de acuarela generalmente, el ocioso busca en su
imaginación algo que quepa en ella. Coge un bolígrafo y lo dibuja sobre esta
sin pudor. Es así como este libro nos propone diferentes ejercicios temáticos
sobre páginas llenas de manchas. Bien fácil y entretenido. ¿Será por eso que el
significado literal de esta palabra nipona es “rayo de inspiración”?
Serge Bloch. 3, 2, 1… ¡A dibujar!
Cocobooks. De la mano de uno de los mejores ilustradores franceses del
momento, se nos presenta un libro muy divertido en el que Serge Bloch da una
serie de consejos y pautas para crear escenarios de ficción gracias a elementos
reales que tienen poca relación. Es así como se origina su estilo inconfundible
a caballo entre el collage y la edición
fotográfica. Me gusta (sobre todo para mí... ¿quién me lo regala?).
E. G. Lutz. Qué dibujar y cómo
dibujarlo. Mtm. Orientado a todo tipo de público, en este libro publicado
por primera vez en 1913 (no se dejen guiar por su aspecto, ¡los niños
también leen libros de otra época! ¡Más todavía si son geniales!) encontramos una serie de sugerencias o
clases breves de la mano de uno de los maestros de Walt Disney (o al menos es
lo que se dice). En cada página se presenta un proceso para dibujar gallinas,
ranas, mapaches o niños, y que cualquiera sea capaz de darles vida con una
lápiz y un papel. ¿Se animan?
Asís Percales. Manual del
Pintamonas. Mosquito Books. Entre tanto libro para colorear flores y
mandalas, nace este manual con una idiosincrasia similar. Lo diferente es que no hay que
dar color a motivos repetidos, sino a ilustraciones con cierto aire vintage (me
recuerdan a la “old school” del tatuaje) y muy cañí. Para todos los públicos,
aunque yo me atrevería a regalárselo a algún adolescente modernito, que siempre
pueda añadir algo de su cosecha.
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