Diciéndole adiós a esta primavera tormentosa y mientras
pongo las calificaciones finales (¿Qué nos tendrán preparado los políticos con
este adelanto de la convocatoria de septiembre? ¿Alguna mierda educativa más?),
me percato de la empanada que llevamos a cuestas…
Hace mucho que no presto atención en este espacio a los
sinsabores que nos regalan los gobernantes (y no uso el posesivo, porque míos,
pocos) durante el último año. Secesionismos, corruptelas, guerras internas,
intereses personales, presupuestos generales… La cosa promete, sobre todo para
hundirnos más en la miseria, que es lo que ellos quieren como buenos trepas.
Mientras tanto, se deshacen en polémicas para desviar
nuestra atención. Y la gente, más que atenta. Que si un ministro astronauta,
que si otro tertuliano, el chalé de las seiscientas mil envidias, los hurtos de
las presidentas… Un sinfín de marujiles despropósitos que dan buena muestra de
eso que mueve a este país, la pandereta. Y así nos pasa, que mientras unos
siguen urdiendo sus tretas, los ciudadanos nos relamemos la mierda de las
comisuras.
¡He aquí el populismo, señores! Golpes de efecto, tretas, en
La-de-todos, Mediaset y Atresmedia, mucho consenso (que no se note que ayer nos
hinchamos a caldereta), risitas, diálogo, mucha dramaturgia, una de riñas y
enfados, postureo, sencillez, humanidad, rodales en el sobaco y demagogia que
no falte. ¡Bienvenidos al mayor espectáculo del mundo, nenes! ¡Esto es el
hemiciclo!
Así que aquí ando, con mi vaivén -como dice Darabuc- y un
poquito atropellado. Deseando que nunca me nombren Ministro de Educación y Cultura
(yo fusionaría los dos ministerios… total, para lo que sirven…) y que no me fusilen
al día siguiente (es lo que tiene intentar ser libre, que les jode), les invito
a no quedarse en lo superficial, a indagar en cuestiones menos evidentes pero
mucho más importantes, como los dictámenes europeos, el pasado de los cargos y
su relación con los diferentes lobbys, los intereses de los grupos de
comunicación, el capitalismo y las subvenciones y un sinfín de aspectos que
hacen todavía más sabrosa esta empanada de detritus a pesar de acompañarla con
una caña bien tirada.
Por lo pronto y en loor de ese exquisito invento gallego, les
invito a degustar Empanada de mamut,
un libro más que simpático de los conocidos Jeanne Willis (texto) y Tony Ross (ilustraciones)
editado por Libros del Zorro Rojo. Este álbum que en clave de humor y con cierta rima avisa del
inminente desastre que puede acontecer a un grupo de humanos cuando se empeñan
en joder a un pobre mamut (esto me recuerda al menosprecio evidente de la casta
política hacia nosotros, los ciudadanos), es muy clarividente. Ojalá y en vez de votar pudiéramos, como
lanudos mamuts, aplastarlos con un simple movimiento y acabar con este choteo en
el que nadie mira por los intereses generales, sino por ellos.
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