miércoles, 6 de junio de 2018

Ingenios españoles



En ocasiones algunos de ustedes me reprochan que no presto mucha atención al álbum patrio. Que si este libro le encanta a los niños. Que tiene mucho éxito y no lo he incluido aquí. Que parece mentira… Entiendo sus quejas, pero evidentemente tengo dos limitaciones. La una se refiere a mis prioridades y la otra al tiempo del que dispongo. Sobre el tiempo decirles que lo intento optimizar (lo primero es comer). Sobre mis prioridades comentarles que, a pesar de reconocer que siento afinidad por los autores del entorno anglosajón, trato de diversificar mucho los contenidos. Independientes, comerciales, españoles, extranjeros..., la mayoría está presente en este habitáculo de monstruos.
De esto mismo hablaba el otro día con una colega, cuando súbitamente me increpó (porque esta es más vehemente que un servidor) “A ver, dime un álbum español que te haya gustado y por qué”… Rápidamente caí en La leyenda de Don Fermín, el último libro de Manuel Marsol (editorial SM) con el que me había topado en la librería hace unos días. Le expuse mis razones brevemente y, aunque quedó medio convencida, le prometí que haría una defensa más extensa sobre este libro. He aquí esta reseña.


Tenemos un libro “made in Spain”. Autor y editorial españolas. Pero ¿es eso suficiente? No, hay algo más... En primer lugar hay que explicar que este libro nace tras el premio que Manuel Marsol recibe de la Fundación SM en la Feria de Bologna por su trabajo en Yôkai (junto a Carmen Chica, editorial Fulgencio Pimentel), un premio con una buena dotación económica que permite a los receptores elaborar un libro con cierta calma (lo de la presión se lo tienen que preguntar a ellos).
En segundo lugar hay que llamar la atención sobre la directriz básica que la editorial da al autor para la elaboración de su álbum: el libro debe estar basado en un cuento o leyenda popular del país de origen del ganador, en este caso español. Esta premisa además de ser el nexo conector entre los títulos de los diferentes ganadores, me parece muy apetecible ya que intenta relacionar la narración oral con la literatura y el álbum, poner de manifiesto que toda literatura bebe de un patrimonio común, que tradición y actualidad van unidos de la mano.


La tercera razón por la que me encanta este libro es porque Manuel Marsol contextualiza dicha leyenda en un mundo tardo-medieval con clara influencia barroca, es decir, la embebe de nuestra esencia más ibérica ya que es el periodo de la historia de nuestro país que más clara influencia ha dejado en nuestra idiosincrasia e identidad españolas (humor, oscurantismo, diversión…), es por ello que es fácilmente asimilable por cualquier lector de aquí o foráneo.
En cuarto lugar hay que destacar todas las referencias culturales que aparecen en este libro. Desde la Fuente de los Leones de la Alhambra, las pinturas rupestres de Altamira, los guiños al arte románico (me encanta el detalle de las columnas trenzadas), el juego de la rana (¿difícil, eh?), las fiestas de gigantes y cabezudos, el Don Juan Tenorio de Zorrilla, los paisajes yermos de las dos Castillas, el azul de nuestro cielo, el toro de Osborne, sotanas y guiñoles, un Don Quijote derrotado por los molinos de viento, o la sota, el caballo y el rey de la baraja española, llenan las páginas de un libro que puede utilizarse en otras latitudes para enseñar pinceladas de nuestro patrimonio a estudiantes de español. Si a ello unimos que el ilustrador toma prestadas situaciones y personajes de cuadros como La gallina ciega y El aquelarre de Goya, la Juana la Loca del cuadro de Pradilla (El entierro de Felipe el Hermoso), El bufón el Primo o el Nicolasito Pertusato que aparece en Las Meninas ambos del genio Velázquez, la cosa se sale por los cuatro costados (¡Lo que me gustan estas “art coincidences”!).


Por último, destacar que toda la acción gira en torno a los recuerdos de niñez del propio Marsol, unos con los que me siento muy identificado, no sólo por el coche (si sus padres tenían un Golf los míos tenían un Visa), sino por el “puebling” de fin de semana.
He aquí las razones por las que este libro está aquí, algo de lo que me alegro, más que nada porque me ha hecho reflexionar sobre España desde una perspectiva estética… Quiero a mi país. Y no me avergüenzo de ello. Es el que mejor conozco. Tiene sus cosas buenas. También sus cosas malas. Ninguno es perfecto, pero con este, al menos, comparto mucho. Y eso, ya es bastante.

No hay comentarios: