A veces digo que, aunque las hipotecas estén por las nubes, siempre nos quedará la revisión. Y es que el Euribor y los tipos de interés están dando algunas alegrías a muchos que han vivido entrampados hasta la fecha. Ya dicen que no hay mal que por bien no venga… Eso sí, si baja la hipoteca y por parados, no tenemos con que abonarla, nos comemos un mojón (y eso que me había prometido cierta suavidad…). Aunque bien mirado, si tenemos en cuenta la tipología de los hogares españoles, nos entran ganas de llorar: que si varias columnas en medio del salón (si al menos fuesen de orden jónico…), hay que entrar de canto en la cocina, el único rayo de luz –que no de sol- que penetra en toda la casa procede de la planta de energía nuclear con la que compartimos el patio de luces, no soporto las ventosidades del vecino del sexto (cuatro plantas por encima de mí), etcétera, etcétera.
Vamos, que la vivienda española sigue, además de cara, jodiendo.
Hablando de cemento y ladrillos he de advertirles que una de las novedades de esta temporada literaria otoño-invierno va de eso, de casas. La casa mas grande del mundo (¡cuánto me alegro de que las obras de Leo Lionni sigan editándose en este país!) es la historia de un caracol que desea una casa enorme, gigantesca, anhelo que se ve cumplido pero que a la larga le acarreará ciertos problemas. Y ahora la crítica (¡qué odiosos somos!)… Aunque es una historia con mensaje, muy cercana a la idiosincrasia que recoge Lionni en sus demás obras, no es de las mejores, e incluso podría decirse que son las ilustraciones, de corte realista y vivaz (les confieso que me quedé perplejo con la última ilustración donde, de un golpe de vista, están ilustrados los grupos principales de plantas: musgos, helechos, equisetos, gimnospermas y angiospermas, cosa que para cualquier botánico es una delicia), las que soportan enteramente el peso narrativo.
Vamos, que la vivienda española sigue, además de cara, jodiendo.
Hablando de cemento y ladrillos he de advertirles que una de las novedades de esta temporada literaria otoño-invierno va de eso, de casas. La casa mas grande del mundo (¡cuánto me alegro de que las obras de Leo Lionni sigan editándose en este país!) es la historia de un caracol que desea una casa enorme, gigantesca, anhelo que se ve cumplido pero que a la larga le acarreará ciertos problemas. Y ahora la crítica (¡qué odiosos somos!)… Aunque es una historia con mensaje, muy cercana a la idiosincrasia que recoge Lionni en sus demás obras, no es de las mejores, e incluso podría decirse que son las ilustraciones, de corte realista y vivaz (les confieso que me quedé perplejo con la última ilustración donde, de un golpe de vista, están ilustrados los grupos principales de plantas: musgos, helechos, equisetos, gimnospermas y angiospermas, cosa que para cualquier botánico es una delicia), las que soportan enteramente el peso narrativo.
Y esperemos que la crisis del ladrillo no nos deje en la calle...
3 comentarios:
Que grato encuentro para empezar el año, un placer haber dado con este refugio de monstruos, sí señor
Román, es un libro precioso, de contenido y continente; muy al estilo de sus otros libros. Un fantástico regalo que junto a otros libros han traído los Reyes Magos a la Biiblioteca.
Besadetes
Yo tenía este libro de pequeña!!! En otra edición, claro, y aquí, en Argentina. Ahora no puedo conseguirlo! qué nostalgia!
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