- ¡Hombre!
- ¿Qué tal? ¿Cómo vas?
- ¡Pse…! Tirando… ¿Y tú?
- Pues ahí, ahí… Más o menos como tú: adelgazando.
- Ea… La parienta se ha empeñado, ¡y me tiene a pan y agua!
- Creía que era cosa del Gobierno. Con esto de la crisis…
- ¡Que va!... La culpa de todo la tienen los libros.
- ¿Qué es eso?
- Un montón de papeles cosidos.
- ¿Y qué pasa? ¿Tu mujer sólo come de eso?
- Mi mujer no ha comido en su vida: está hecha un suspiro… Los lee, que es peor.
- ¿Los lee?
- Si tío, es lo que se hace con los libros… Será de las pocas... Ahora le ha dado por un tal Cervantes y no hace de comer ni a tiros…
- Pues vaya panorama tienes…
- Ya ves… ¡Lo peor de todo es que no hay quien la saque de sus trece! Con decirte que anteayer nos avisó de que, después del tío este, empieza con un inglés que se ve que arregla tuercas[1].
- Te recomiendo que hables con ella. Dile que eso no es marcha…
- Tú no la conoces… Dice que ya está hinchada, que se ha pasado la vida hecha una esclava… ¡Menuda pájara…! Para eso me la he llevado a Benidorm, para que luego me pague con esto…
- Si es que las mujeres de hoy en día no tienen vergüenza.
- Si por lo menos me lo hubiese contado antes de casarnos…
- Dice que necesita realizarse como persona, ¡cómo si no tuviera bastante con limpiar el polvo!
- Deberías denunciarla…
- Me lo estoy pensando: esta mañana he confundido a la cría con el palo de la fregona. ¿Tú crees que eso lo hace una madre?
- ¿Qué tal? ¿Cómo vas?
- ¡Pse…! Tirando… ¿Y tú?
- Pues ahí, ahí… Más o menos como tú: adelgazando.
- Ea… La parienta se ha empeñado, ¡y me tiene a pan y agua!
- Creía que era cosa del Gobierno. Con esto de la crisis…
- ¡Que va!... La culpa de todo la tienen los libros.
- ¿Qué es eso?
- Un montón de papeles cosidos.
- ¿Y qué pasa? ¿Tu mujer sólo come de eso?
- Mi mujer no ha comido en su vida: está hecha un suspiro… Los lee, que es peor.
- ¿Los lee?
- Si tío, es lo que se hace con los libros… Será de las pocas... Ahora le ha dado por un tal Cervantes y no hace de comer ni a tiros…
- Pues vaya panorama tienes…
- Ya ves… ¡Lo peor de todo es que no hay quien la saque de sus trece! Con decirte que anteayer nos avisó de que, después del tío este, empieza con un inglés que se ve que arregla tuercas[1].
- Te recomiendo que hables con ella. Dile que eso no es marcha…
- Tú no la conoces… Dice que ya está hinchada, que se ha pasado la vida hecha una esclava… ¡Menuda pájara…! Para eso me la he llevado a Benidorm, para que luego me pague con esto…
- Si es que las mujeres de hoy en día no tienen vergüenza.
- Si por lo menos me lo hubiese contado antes de casarnos…
- Dice que necesita realizarse como persona, ¡cómo si no tuviera bastante con limpiar el polvo!
- Deberías denunciarla…
- Me lo estoy pensando: esta mañana he confundido a la cría con el palo de la fregona. ¿Tú crees que eso lo hace una madre?
[1] Henry James. 2001. Una vuelta de tuerca. Col. Tus libros selección. Madrid: Anaya
Ilustración: Raquel Marín
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