No sé qué extraña
razón me hace chocar estos días con el universo teatral. No es que
me prodigue mucho entre las bambalinas (nunca he sido muy buen
actor), pero sí hace eco en mi subconsciente esa palabra, “teatro”,
por boca de otros que aman los escenarios...
Eco número 1. Acabamos
de celebrar el centenario del nacimiento de Buero Vallejo y, aunque
no soy de muchas efemérides, hay que apuntar a este gran autor
teatral y algunos de sus dramas, como Historia de una escalera,
La fundación o El tragaluz. La imperfección del ser
humano, la falta de libertad, la denuncia social o la asunción de la
lealtad llenan obras que se erigen entre las mejores del siglo
pasado. Quizá estas representaciones trágicas sean demasiado
complejas para los niños, pero si algo bueno tiene el teatro es que
podemos disfrutar de él in situ, así que animo a las familias a regalar entradas para el teatro en cumpleaños y demás fiestas infantiles para abrirles la puerta a una
experiencia diferente a las que acostumbran y que quizá redunde en
ellos despertando aficiones hasta ahora desconocidas.
Eco número 2. Se ve que (¡por fin!) muchos padres y directores de colegio se han dado cuenta de
que la iniciación al teatro puede ser una opción más que
pedagógica en las tardes infantiles. Cada vez son más los actores y
aficionados al noble arte de la interpretación que se ganan un
dinerillo con expresión corporal, dicción y entonación. A los
niños les viene la mar de bien para cultivar otros personajes que no
sean ellos mismos e interaccionar entre iguales para perder el miedo a
la vergüenza y conocerse más a sí mismos. Bonanzas sobre las
tablas que los evaden de tanta tecnología y momentos de pasividad.
Eco número 3. Empiezo a
pensar que lo de los socialistas es un entremés, no sólo por el
jolgorio que se prometen, sino porque parece una pequeña comedia
para justificar sus intenciones. Me gustaría echarle un ojo a los
camerinos de Ferraz y constatar que la cosa no se va de madre. ¿Habrá
abstención, no la habrá? Lo peor de todo es que el resto de
partidos han dejado de aplaudir, empiezan a afilarse las garras, y los tomatazos salpicarán a
los espectadores. Corroborando el
desastre de la política española... una vez más.
Eco número 4. Con todo
esto acaba de venirme a la memoria un libro informativo que no les
dejará indiferentes... Teatro, con texto de Ricardo
Henriques, ilustraciones de André Letria (autores de Mar) y publicado por Ekaré en
castellano, tardará muy poco en convertirse en una referencia en
esto de la escena, no solo por ser un compendio alfabético de
conceptos relacionados (si me apuran podemos llamarlo breve
diccionario) con el mundo de las tablas, tan rico y variopinto, sino
por ser una plataforma para que niños y mayores despeguen en las
artes escénicas gracias a datos curiosos, diagramas gráficos y
actividades sencillas relacionadas con el vestuario o las técnicas
de expresión oral y corporal.
Lo dicho, echen mano de
este libro exquisito y perfecto para regalar (para mi gusto es uno de
los mejores del año en su categoría) y disfruten del teatro, ese
arte que tanto hemos olvidado en estos tiempos pero que siempre está
ahí.
1 comentario:
¡qué buena pinta! Muy interesante.
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