Mucho se ha hablado del sector turístico durante los últimos meses. Veamos… Hoteles a medio gas (si no cerrados), kits para acordonar parcelas (una maravilla para cangrejas de la exclusividad), vigilantes pagados por la UE (Useasé, que los guiris han contribuido pero ni han asomado. Y luego nos extrañamos de que no nos quieren dar…), pasarelas de entrada y salida (lo del virus y los pies siempre me ha dejado ojiplático), colas y más colas (¡No teníamos bastante con los baños cerrados!), aplicaciones y códigos QR (para al final echar manos de octavillas)… En fin, que todo ha sido bastante sui géneris e inútil dados los acontecimientos actuales. Menos mal que yo soy como los peces y no me enervo. Aprovechando que media España anda con el miedo a cuestas, ellos y yo hemos campando a nuestras anchas en la orilla del mar, uno de los lugares más seguros de esta pandemia. Y bajo el agua cristalina acompañados de las ilustraciones de una paisana, seguimos recitando esa greguería que reza “madejas de verdes algas, madejitas de algas verdes…”
Los peces pasan en fila de turistas
Cadena de peces
Por el fondo de los mares,
en silencio van los peces,
madejas de verdes algas,
madejitas de algas verdes.
El más grande a la cabeza,
el más pequeño a la cola,
olas de coral y espuma
espuma de coral y olas.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco,
se deslizan por el agua,
plata de azules y escamas,
escamas de azul y plata.
María Jesús Jabato.
En: Anzuelos.
Ilustraciones de La Doña Pe (Paula Salto Serrano).
Ganador del XVII Premio de Poesía Infantil Luna de Aire (CEPLI).
2020. Madrid: SM.
No hay comentarios:
Publicar un comentario