Desde mediados de octubre estoy alucinado. Los supermercados atestados de turrones, panetones, bombones y peladillas, los bazares a rebosar de árboles de navidad, gorros de papá Noel y espumillón, anuncios de colonias y juguetes se suceden en los cortes publicitarios de la televisión… ¡Esto es una locura!
Mientras algunos ya se han cargado la primera flor de pascua y van a por la segunda, yo he preferido poner algo de cordura en sus vidas gracias al Loop Navideño, una iniciativa de La biblioteca de los peques para seleccionar libros navideños con un poco de chicha y que padres, docentes o mediadores desarrollen actividades (pre)navideñas con cierta enjundia.
Aunque ya lo incluí en esta selección de libros relacionados con la navidad, he decidido participar con Allumette, un álbum navideño del gran Tomi Ungerer y publicado hace unos años por Kalandraka, con el que espero sembrar algo de sentido crítico sobre el modus operandi que hemos interiorizado a la hora de celebrar la navidad.
Desde que se publicara por primera vez en 1974, este libro adapta La pequeña cerillera, un cuento de H. C. Andersen empapado en dramatismo (seguro que todos acaban de ver sobre la nieve el cuerpo sin vida de la protagonista), para traerlo a nuestra realidad en marcha con un punto de vista muy particular.
La historia comienza de manera muy parecida... Allumette va de un sitio a otro con sus fósforos intentando conseguir algo de dinero, pero la venta de cerillas en un mundo de mecheros y luz eléctrica es más que floja. Llega el invierno y, mientras todo quisqui prepara la navidad, ella sólo intenta resguardarse el frío y conseguir algo de comida. En estas anda cuando de repente empiezan a caer del cielo montones de cosas. Todos los deseos que había realizado a lo largo de su vida comienzan a materializarse como por arte de magia. Una lluvia de objetos cubre las calles de la ciudad y todo el mundo (incluido el espectador) se queda perplejo.
Ungerer, como Andersen, contrapone la miseria que envuelve a la protagonista a una sociedad cruel, egoísta y superficial, pero en vez de liquidar a la pobre Allumette, prefiere ponerla a prueba, concediéndole el deseo de saborear todos esos excesos que anhela. La sorpresa viene después, cuando esa niña decide fundar una ONG y ayudar a todos los pobres y personas sin hogar. Todo muy sui generis.
Resumiendo: Tomi se lanza a la parodia con su habitual tono jocoso y alocado, pero encontrando la manera de abrir un resquicio por el que puedan colarse la concordia y la solidaridad sin hacer gala del sentimentalismo que rebosa en otras historias navideñas.
Se regodea de la vulgaridad humana, se burla del poder y también de la impostura. Todo ello gracias a un contraste de luz y oscuridad en las ilustraciones (fíjense en el fondo negro que rodea a Allumette en la primera mitad del libro), a marcos hechos a base de chorizos, muñecas con cara diabólica y un ordenado inventario de todo lo que va cayendo del cielo.
Mención aparte merece la paradoja de ese ejercito que, por orden del señor alcalde, tiene que mantener a raya a los pobres, mientras que los que de verdad van a la guerra son los "soldados" de la fundación de Allumette.
Por último les invito a encontrar la foto del autor escondida en las ilustraciones y el guiño a otro libro de Tomi Ungerer que va volando entre las páginas.
1 comentario:
Un pedazo libro.
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