Siempre que escucho la palabra “celebrities” me viene a la cabeza un Joaquín Reyes caracterizado de Robert Smith bailando en Muchachada Nui la de la palmera. Y la verdad es que no estaban equivocados del todo mis paisanos cuando se descojonaban del famoseo noventero. Si la cosa tenía usía entonces, me gustaría verlos ahora con toda esa materia prima que nos ofrecen instagramers y tiktokers. Un filón para el humor manchego.
Al menos, los personajes mediáticos de hace un par de décadas tenían cierta enjundia. Cantaban, escribían, diseñaban, pintaban o, al menos, lucían un apellido rimbombante. Sin embargo, ahora cuentan miserias personales, venden productos de belleza, lucen la ropa del prêt-à-porter barato o paren como conejas, toda una fantasía de la que Ernesto Sevilla y cía. sacarían petróleo, o en su defecto, cemento armado.
Las pantallas (sobre todo las portátiles, porque cada día que pasa, la gente va menos al cine) han cambiado la forma en la que miramos y valoramos a la gente (Soy conocido hasta yo por el simple hecho de leer… ¿Qué triste, no?). Y es que si algo nos han enseñado las redes sociales es que ya no hace falta lucir ideas, solo basta con ser un buen comunicador. Algo que siempre ha venido bien, sobre todo si tenías un buen currículum vitae. Y si tienes la suerte de nacer guapo ¡ni te cuento!
Y así nos va… Si la de cultura de masas está gobernada por personajillos de tres al cuarto, de la alta cultura mejor ni hablamos. Luego vendrán los llantos y el crujir de dientes, más todavía cuando ese público que vive hipnotizado gracias a estupideces inertes suplique a los poderosos el vivir maniatados.
Y con esta pequeña reflexión, llego hasta Caricaturas y frases inolvidables, un libro de David Pintor publicado por la editorial alicantina Degomagom que recoge un total de ciento quince imágenes de algunos de los artistas, pensadores y científicos más eminentes de los últimos tiempos acompañadas de alguna de sus frases célebres.
Desde Valle Inclán hasta Thoreau, pasando por Toulousse-Latrec, Nina Simone o Valentina Tereshkova. El artista gallego reúne las ilustraciones que creó durante muchos años para la revista Leer y tiene a bien añadir sentencias y aforismos de su autoría, que no solo pretenden poner de relevancia la clarividencia y humanismo de todos ellos, sino completar esos retratos que, desde el respeto y abandonando la sátira y lo grotesco, ensalzan el genio y figura de todos ellos. Un álbum de buen formato que conjuga lo recopilatorio con lo informativo (de ahí que lo haya añadido a ESTA SELECCIÓN) y al que yo hubiera añadido un pequeño apéndice con biografías mínimas sobre cada personaje para hacerlo todavía más redondo.
Espacios mínimos para la reflexión y el disfrute que no vienen mal a nadie. Sobre todo cuando lees cosas como “La felicidad constante es la curiosidad”, “Mientras más vivo, más creo en la sencillez”, “Soy un simple accidente; ¿por qué tomármelo todo tan en serio?”. Pero, sin duda, mi favorita es “Lee y conducirás, no leas y serás conducido”. ¿Qué no saben de quién es? Pues ya están tardando en hacerse con un ejemplar y averiguarlo.
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