martes, 30 de septiembre de 2025

Falta de perspectiva


Perspectiva: sus. fem. Del lat. tardío perspectīvus, y este der. del lat. perspicĕre 'mirar a través de', 'observar atentamente'. Punto de vista desde el cual se considera o se analiza un asunto. Visión, considerada en principio más ajustada a la realidad, que viene favorecida por la observación ya distante, espacial o temporalmente, de cualquier hecho o fenómeno. Óptica, prisma, ángulo, visión, enfoque.


Me encanta esa palabra. En realidad, todo depende de ella, sobre todo porque el ser humano es especialista en utilizar lentes con diferentes dioptrías para sopesar lo que le rodea, para poner nombres y quitarlos, para hacer y deshacer. Sin perspectiva, no hacemos nada. O quizá sí, por ejemplo, fluir y vivir.
¿Quién decide si alguien es gordo o delgado? ¿Alto o bajo? ¿Valiente o cobarde? Nada es inmutable, pues hablar en términos absolutos nos puede acarrear más de un equívoco. Esa es la razón para abogar por lo plural, a considerar todas las opciones como válidas. ¿Qué es una virtud? ¿Qué es un defecto? ¿Acaso no son transmutables? Todo depende de la situación, del contexto. Y si no me creen, presten atención al libro de hoy, la nueva edición del Amiga gallina de Juan Arjona (A buen paso). El libro que en su día fue ilustrado por Carla Besora, adquiere una nueva dimensión gracias al trabajo de Ramón París.


Para todos aquellos que no conozcan esta historia les cuento un poco… El perro, el cerdo y la gallina son buenos amigos. Hartos del corral y con ganas de pulular por el mundo, deciden salir de allí y aventurarse por otros lugares. Durante sus andanzas, cada uno desempeñará su papel: el perro se encargará de guiar sus pasos, el cerdo se embelesará con las vistas y la gallina… La gallina irá acojonada en la retaguardia y a cada susto que se lleve, pondrá un huevo. Es la única forma de relajarse y continuar con sus amigos.
Pero cuando la noche se cierne sobre ellos, la oscuridad apaga la mirada del cerdo y mina la seguridad del perro para convertir todo en pánico y terror. ¿Podrá hacer algo la gallina para cambiar el rumbo que toman las cosas?


Con una estructura narrativa que recuerda a los cuentos de fórmula y las retahílas, esta historia de tintes humorísticos recuerda a esas fábulas con mensaje implícito pero nada evidente, lo que permite al lector disfrutar de ella al tiempo que le plantea nuevas situaciones en las que posicionarse. Todo ello sin olvidarnos de esa amistad incondicional que, a pesar de diferencias, virtudes o defectos, mantiene unidos a los protagonistas desde el principio hasta el final


Gracias los juegos tipográficos, las repeticiones y una excelente caracterización de los personajes (la cara de la gallina lo dice todo), tenemos una nueva versión de un relato que ya quedó finalista para "Los mejores" del Banco del Libro allá por 2013 y que seguro nos arranca más sonrisas.

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