viernes, 27 de mayo de 2011

La mente en blanco





Los que de vez en cuando pensamos, en comparación con otros mortales, sufrimos más de la cuenta, cosa que no es de extrañar dada la pasividad que nos rodea, no sólo la física (aquí, en este país, ni queriendo -cosa rara- se ejercita el lomo), sino también la mental… ¡Y demos gracias a que las pasadas elecciones han puesto una nota de color a los telediarios…! ¡Que no es poco…!
Como les iba diciendo: esos que hacemos funcionar al engranaje cerebral, por si no tuviéramos poco con el día a día, nos enrolamos en todo tipo de campañas, bien sea la de la renta (les pongo sobre aviso de que este año la hacienda pública está demorándose más en soltar la manteca colorá… ¿por qué será…?), el aprendizaje de lenguas extranjeras o la siempre manida Universidad Nacional de Educación a Distancia, un clásico del eterno estudiante… ¿Y pa’ qué?... Pos pa’ na… A veces pienso en la felicidad inmensa de otros muchos que, dejando a un lado un buen puñado de preocupaciones, siguen durmiendo sobre algún guindo, cosa harto difícil para los que como yo, no paramos de devanarnos los sesos durante la mañana, la tarde y la noche, con afán de darle un sentido a nuestro deambular por la vida, ¿más agitada y estimulante? En absoluto… Así que, buscando una respuesta a tanto dilema existencial y echándose encima el estío (¡por fín!), he concluido en aparcar mi cuerpo debajo de alguna sombra y dejar mi mente en blanco en esta tarde de viernes, la mejor de las curas para todos los quehaceres que se avecinan.

Serrano, Lucía. En blanco. 2010. Madrid: Anaya. Colección "Sopa de cuentos".

martes, 24 de mayo de 2011

Erradicando la peste...







Seguramente esperaban una síntesis de todo lo acontecido durante los días pasados en los que los pseudodemócratas (¿alguien comprende el contenido panfletario de ciertos discursos a caballo entre la Segunda República y el comunismo?, ¿algún leído me lo explica?… soy algo estrecho de miras y, de paso, bastante analfabeto) salieron a la calle, en los que la jornada de reflexión se convirtió en un mercadillo de ropa de marcas falsificadas, en los que la libertad -esa que dan los bolsillos vacíos- opinó en las urnas…, pero no, hoy hablaré de la esperanza…
Muchos, de más, viven en un halo nostálgico, embebidos en un romanticismo rancio, como si de algo sirviese en un mundo rodante, mutable…, una cuestión que me hace pensar en sus mentes desesperanzadas. El hombre, siempre, ha de mirar atrás e intentar no cometer los errores que lo hicieron desgraciado, pero avivar consignas desmedidas, inventar nuevos gritos de guerra, con tal de vivir en el estulto panorama que nos acorrala durante los últimos años, me hace encoger de hombros y esbozar una mueca de extrañeza. Anquilosarse en una situación estática, inamovible, donde el progreso es una noria, mata la esperanza, el motor del corazón.
Quiero decir con esto que, lejos de inclinaciones políticas, signos y discursos demagógicos que soplan de un sitio u otro, es nuestra supervivencia el único valor que nos une, por lo que, sacrificando los intereses personales, hemos de obrar por un bien común, por entreabrir la ventana y dejar que los soplos de aire fresco erradiquen la peste que unas veces se extiende desde la derecha y otras, desde la izquierda.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Imágenes y palabras





Preparen el bolígrafo que hoy me encuentro un tanto teórico…
Cuando uno aprende un idioma por primera vez, sea este el propio o uno extranjero, siempre se agradecen unas representaciones gráficas que hagan alusión a la palabra o expresión que se esté estudiando, de tal manera que el cerebro asocie una palabra con una imagen, de hecho, la mayor parte de los libros de texto utilizados cuando aprendemos francés, inglés o ruso, echan mano de este recurso, el pictograma, de gran valor pedagógico.
Si extrapolamos esta relación entre lenguaje verbal y lenguaje representativo al plano literario, surge lo que llamamos álbum ilustrado o libro-álbum… ¿O no? ¿O el álbum ilustrado va más allá de esta sinergia? En mi opinión, debemos de ser simplistas a la hora de definir algo que puede ser muy complejo, ya que hay álbumes de todos los colores y sabores… Unos se dedican exclusivamente a las imágenes mientras otros intentan no inclinar la balanza hacia la palabra o la imagen, los más prefieren subrayar el texto y dejar a la ilustración en un segundo plano y otros, aunque lo intenten, jamás serán considerados como tales…, motivos por los cuales nos es tan difícil dar con obras destacables en este género (pese a la ingente cantidad que nos ofrece el mercado y que muchos colegas se empeñan en reseñar a troche y moche, cosa que me pone enfermo, añado).
No sé si el de hoy podría considerarse un digno representante del género, ya que, aunque repleto de pictogramas, juegos lingüísticos y visuales, y un formato adecuado, me recuerda más a un ejercicio de imaginación que a una narración… En cualquier caso, Pictograma, la obra de Po Yeng Chang (editorial Thule) merece citarse en un blog como este por su originalidad, que bien mirado es mucho.

P.S.: Debido a un fallo en Blogger, algunos artículos con los respectivos comentarios que alguno de ustedes realizó en su día han sufrido ciertos reveses, por lo que les ruego los vuelvan a escribir porque aquí contamos todos.

lunes, 16 de mayo de 2011

En el país de las maravillas...







Y así reflexiono en voz alta desde que un par de profesores de Filosofía se interpusieron en mis lozanos dieciséis años… Si las bases de la democracia se establecen en torno a la libertad como ciudadano, ¿por qué votar es un deber?; ¿Tiene el mismo valor el voto del vecino del cuarto que el de un servidor?; Cuándo uno vota, ¿lo hace como ciudadano o como individuo?; ¿La democracia se basa en la voluntad colectiva o en la individual?... En fin, que después de tanto cocido intelectual, que no maragato, es preferible tumbarse a la bartola y dejar descansar al organismo de tanta indigestión, no sea que entre pitos y flautas nos dé por el suicidio (o la eutanasia…
Algún cacao semejante llevaría mi admirado Lewis Carroll, pseudónimo de Charles Lutwidge Dodgson, cuando parió a su famosa Alicia, esa niña un tanto pava que se perdió en un lugar surrealista y extraño conocido como País de las maravillas… Añado además que, si como dicen algunos, esta novelita pretendía ridiculizar y satirizar el mundo inglés de entonces haciendo uso del sinsentido literario, abogo por erigir una estatua de este autor en cada foro, en cada hemiciclo, que recuerde a los que gobiernan que el pueblo, como si de una minúscula Alicia se tratase, es capaz de dejar en evidencia, de ridiculizar a los poderosos, a las reinas de corazones más odiosas, estrafalarias y déspotas.
Sigan mi consejo y aprovechando la cercanía de unas elecciones que prometen cambios, así como la publicación de las aventuras de Alicia ilustradas por la genial Rebecca Dautremer a cargo de Edelvives, lean.

viernes, 13 de mayo de 2011

Temas peliagudos


La mayoría de los políticos, sean españoles o de otra nacionalidad, tienen a bien recordar que, en plena campaña electoral hay que obviar ciertos temas, no por menos importantes, sino por ser demasiado peliagudos, para, por el contrario, hacer hincapié en todos aquellos que disparan el número de votantes, su volumen de negocio. 
Dudo que tanta demagogia sea buena para el estado de derecho, sobre todo aquel sustentado en el analfabetismo funcional, este del que vive España (no me señalen con el dedo, no es de buen recibo…), pero en cualquier caso intentaré hacerles patente la poca calidad del paradójico pensamiento del pueblo llano español… 


Hace unos años se estrenó en los cines de medio mundo la película 300, basada en el cómic homónimo (por cierto, ¡cuánto tiempo sin hablar de cómic!), que hace una evidente apología por la guerra preventiva, uno de los pilares que sustentan numerosos estados, léase Esparta o los Estados Unidos de Norteamérica, y que llegó a ser el taquillazo del año en España, hecho incomprensible después de que se sucediera un cambio de gobierno estatal en honor de esa salva que rezaba “¡No a la guerra!”, convertida en punta de lanza del partido de la oposición al régimen imperante durante aquella época. 


Es decir, la opinión pública, instigada a un mismo tiempo por el odioso “nanny state” patrio y el magnánimo poder de convocatoria hollywoodiense, acudía en rebaño a ver una película bélica portando mensajes pacifistas en vez de palomitas de maíz. En fin, otra de españoles… 


Pese a estas obscenas paradojas y para que conste que algunos, como Javier de Isusi y Leticia Ruifernández, tienen pensamientos propios sobre este tema y saben transmitirlos a la perfección, les hago llegar La partida del soldado (editada por El jinete azul), uno de los mejores álbumes ilustrados del año en curso, poco apto para mentes con engranajes oxidados y lecturas superficiales.
Un joven se prepara para ir a la guerra mientras su esposa discute con él sobre la conveniencia o no de hacerlo. Un diálogo entre dos personajes que se preguntan, nos preguntan, sobre las causas y efectos de la guerra, sobre quiénes somos y quiénes seremos después ella. 
Elaborada sobre ilustraciones oscuras, la noche y las sombras desdibujan unas siluetas que se mueven entre el anonimato (todos nos reflejamos en los protagonistas) y la clandestinidad (salirse por la tangente siempre está mal visto), esta historia ahonda en los dilemas humanos. Amor, supervivencia, honor... todo se entremezcla en la guerra y cualquier resultado es respetable. 

martes, 10 de mayo de 2011

Cuando los libros son protagonistas



Para no aislarse por completo del mundanal ruido, uno tiene que hacer algún sobreesfuerzo, olvidarse de todo compromiso (familia, amigos, trabajo y estudios) y dedicarse a tareas que, aunque exentas de mucho decoro, te hinchan de paz y sosiego hasta el duodeno intestinal…, no sea que la muerte te atropelle cansado y termines los días, además de exhausto, jodido.
Este ejercicio puede consistir en acudir al supermercado más cercano, llenar de garabatos un cuaderno olvidado, degustar un café en la calle más bulliciosa de la ciudad, elegir un banco en el parque, sentarse en él, y dejar que la vida te sorprenda con su pasar... o ir al cine…
No suelo disfrutar del séptimo arte asiduamente, cosa que se debe más al precio que a la distancia (los albaceteños podemos presumir de disfrutar las sesiones de cine más caras de España entera), pero como siempre queda el refugio de la filmoteca, cercano y económico, me concedo un deseo y, a ciegas, voy a la sesión vespertina para concederle un capricho al hemisferio más tranquilo de mi cerebro, ese que vitorea todo lo relacionado con lo estático e inerte de mi ser.
La película en cuestión se llamaba Mis tardes con Margueritte, La tête en friche en el francés original. Estaba protagonizada por Gerard Depardieu, ese gran hombre de tamaña nariz y un variado elenco de actores entre el que destacaba Gisèle Casadesus, la Margueritte a la que aludía el título.
Tome asiento en una butaca de las filas superiores (cada uno con sus manías), lo más centrada posible…
Empezó…
Terminó…
Y sin ser una obra maestra, me emocionó…
¡Ea! ¡Las películas donde los libros son los protagonistas son así!

miércoles, 4 de mayo de 2011

Conformarse con el resultado



Cuarto y último encuentro entre el Real Madrid y el Barça…
El resultado ha hecho mella entre mis estudiantes…
El clamor popular ha decidido que hoy toca hablar de futbol (ya tendremos tiempo durante las próximas semanas de extasiarnos ante toda suerte de debates políticos, duelos retóricos y acalorados mítines)…
Bajo ese aura heroica (casi espartana) en la que se desarrollan los partidos de futbol, siempre hay una costra de mugre que desprende vapores insufribles... Para calentar motores unas ruedas de prensa en las que el jaleo, la destreza lingüística (¡qué pavor!) y los mensajes bélicos están asegurados. Después viene el partido, cosa que a veces, hasta se agradece (¡menos mal!, ¡creía que ya habíamos ganado!). ¡El futbol es así!: puedes divertirte más que la abuela del Betis o, por desgracia, acabar con un cabreo monumental. Unas te llenas el traje de lamparones mientras celebras el gol de Cristiano, y otras, gracias a Messi, te untas el bigote con el escabeche de los mejillones. La cosa es que nunca llueva a gusto de todos (y por llover, esta primavera, que no quede…)
Para disfrutar del futbol, lo suyo es una buena pantalla, una columna de humo que llegue a la estratosfera y cerveza, mucha cerveza…, aunque, si les soy sincero, odio a los comentaristas televisivos, por lo que subo el volumen del transistor a toda pastilla, me deleito con las cuñas publicitarias de rancio sabor y celebro el tanto con un oportuno purito Reig 7 ¡Y olé!
Quién peor lo lleva es mi tío Carlos, un acérrimo aficionado al Albacete Balompié, que jornada tras jornada vive resignado a la inminente debacle provocada por los excesos de ácido úrico en la directiva y de tontería en la plantilla. ¿Quién dijo futbol cuando debería hablar de bacanal?
Y mientras Mourinho y Guardiola siguen a la gresca ejerciendo de amantes mal avenidos, les ruego que tomen nota de la moraleja de El pastor, las ovejas, el lobo y el mar, una fábula moderna escrita e ilustrada por Einar Turkowski (Libros del Zorro Rojo) y que despunta como novedad editorial del momento, para aprender así a conformarse sea cual sea el resultado.

lunes, 2 de mayo de 2011

Cuando los adultos olvidan la niñez



Desear con todas mis fuerzas volver a la niñez, más que un antojo es una necesidad. Ser niño para vivir en esa especie de burbuja de condescendencia. Ser niño para disfrutar de las aventuras que nos sirve el día a día. Ser niño para no anquilosarme en la cruda realidad. Ser niño para perdonar y olvidar con rauda facilidad. Ser niño para examinar la belleza de los momentos, de las libélulas y de los narcisos en flor. Ser niño para soñar a pierna suelta, sin temer al ruidoso despertador. Y la más importante de las razones: ser niño para no sufrir los juegos de los adultos. Los adultos, lejos de reales bodas (¡para muchos el más peligroso de los sacramentos!) y prensa coloreada de rosa o amarillo, se dedican a idear todo tipo de triquiñuelas para vivir a la altura de grajas y coyotes -perdónenme sendos animales-.
A base de estudiadas normas y un extenso muestrario de reglas absurdas, las personas hechas y derechas son capaces de lanzar dentelladas a lo pavo, para así acabar consigo mismos y de paso con su ineptitud. Presten atención: abran un periódico y deslúmbrense con el entero catálogo de descerebrados que ejercen de terroristas suicidas, presidentes del gobierno o forofos de cualquier religión… ¿Alguna vez caerán en la cuenta de que, aunque se lo propongan, jamás estarán a la altura de la capaz inteligencia de un niño de cuatro años? Asunto peliagudo, ya que todo hombre se forja a partir de un niño (nunca al revés, como la visión gradualista de la psicología nos quiere vender)… ¿Dónde van esos niños cuándo nace el hombre, el adulto? Un interrogante que me tenía en vilo hasta que di con uno de los dos libritos de Elzbieta que Kalandraka ha lanzado al mercado en las pasadas semanas. ¿A dónde van los niños? (N.B.: ¿No se podía haber traducido como “adonde”? Me gusta más…) se trata de la reflexión que todo humano debería hacerse cuando, de repente, se percate de que su corazón ha perdido el calor de la infancia, de que no sabe donde olvidó el oso de peluche que le acompañó en sus viajes nocturnos.

jueves, 28 de abril de 2011

Inspiración...



No sé qué me pasa pero la inspiración me rebosa por las orejas, cosa rara ya que, desde hace unos días, me atiborro a antiestamínicos para caballos y hacerle frente así a los estragos que causan las gramíneas: alergias, un clásico primaveral… Llamo su atención sobre este detalle porque, si tenemos en cuenta que dichos fármacos provocan somnolencia al tiempo que ralentizan el ritmo encefálico, es bastante llamativo que un servidor maquine ideas a la velocidad del churro.
Que si voy a hacer esto, que si escribo de lo otro…, vamos, que el arte se me rebela, está que muerde y no hay quien le enganche el bozal... Menos mal que uno se conoce y, al final, todo quedará en pájaros volando y cuentos de lechera, terminando inerte sobre el mullido sofá mientras ejercito tarso y metatarso sobre el mando a “distán”. ¡Qué perrería, señor!
Lo que más me congratula es que, con tanto brío imaginativo, me he topado con la agilidad del grafito sobre el papel, con esa gracia que tienen muchos para plasmar con cuatro líneas la magia de los objetos, con el boceto. Les parecerá nimio y hasta estúpido, pero para un amante de la pintura como yo, dar con la curvatura justa de los trazos y transmitir así una impresión, se traduce en sentida alegría.
Y con tanto sentimiento artístico, sería casi pecaminoso el dejar de recomendarles uno de los mejores álbumes ilustrados editados durante la presente primavera y que lleva por título Para hacer el retrato de un pájaro, un poema de Jacques Prevert e ilustrado por Mordicai Gerstein (Faktoria k de libros), la coqueta y poética lección de pintura que todos, artistas o no, llevamos dentro…, como el trino de los jilgueros.

lunes, 25 de abril de 2011

De regreso...



Les resumo mi viaje en una impresión… Generalmente, después de visitar un lugar, acostumbro a pensar con quién iría acompañado en el caso de regresar a él. Hay sitios perfectos para recorrerlos de la mano de una pareja, otros que se prestan a las correrías con los amigos, con desconocidos los menos, e incluso los hay para disfrutarlos con uno mismo. Pero, déjenme que les diga que, Italia, sin mis alumnos, sería simplemente nada.
Si les soy sincero, antes de emprender la marcha por el país de los Apeninos, el joven profesor que soy, sentía cierto temor… Por las trastadas de los alumnos, por los errores de uno, por lo descontrolado del destino... A pesar de todo, he, hemos regresado sanos y salvos allende una sonrisa descomunal, multiorgásmica, no sólo por el hermoso caos de Roma, la belleza articulada de Florencia o la sencillez de Pisa, sino por las anécdotas, las peleas y riñas absurdas, los momentos de tranquilidad, las paradas del camino y sus carcajadas, y los sueños compartidos.
Si alguien subraya que viajar es aprender, está en lo cierto. En sí mismo, el viajar, el deambular, el empaparse de la experiencia, es descubrir, hecho que siempre aupa el conocimiento, bien sea de lo desconocido, de los otros o de uno mismo. Lo afirmo con conocimiento de causa, la mejor manera de hacerlo.
Y para despedirme, confiarles una de esas cosas aprendidas, una de esas curiosidades lijeras que les gustan tanto… Deambulábamos por la ciudad de Florencia en pos a nuestra guía, una italiana de clase muy agradable, cuando topamos con el famoso jabalí de bronce de la vía Porta Rossa. Tras unas cuantas fotos, me percaté de una placa en mármol dedicada a Hans Christian Andersen y, por curiosear, le pedí a nuestra acompañante una rápida traducción. Me confío que en honor a “Il porcellino”, uno de los muchísimos relatos de este autor, el pueblo florentino le ofreció este reconocimiento, por describir su ciudad en lo que llamaron “un entero libro ilustrado”.

miércoles, 13 de abril de 2011

Viajando por Italia...






Se acerca de forma inminente el viaje con el que los alumnos de bachillerato celebran su entrada en el mundo pre-adulto, y también el compromiso que muchos maestros les regalamos de un modo altruista para ello.

Seguro que muchos de ustedes piensan que estoy de suerte por viajar a Italia los días venideros y, seguro que muchos de vosotros creéis que es una responsabilidad efímera, evanescente…, pero concédanse el beneficio de dudarlo.


Comparándome con otros compañeros -quizá con usted-, llevo poco tiempo ejerciendo esta profesión, una que da más quebraderos de cabeza que satisfacciones y que a un mismo tiempo elegí por vocación. Lejos del salario, los privilegios, los horarios, las vacaciones y otras mandingas con las que nos azuza la sociedad, esa que nos quiere poco, nos da menos y nos exige más, me siento orgulloso de dedicar mi tiempo a este trabajo impagable.

Muchos son los padres que nos hacen responsables de los males escolares, a muchos no les tiembla la voz cuando se han de enfrentar al profesor, son más los que tratan a sus hijos como auténticos minusválidos cerebrales o aquellos que se desentienden de su papel como progenitores y educadores. También sé de los males de la escuela, de las faltas y defectos que no me eximen de mi parte de culpa... Pero siempre queda un lugar para la confianza que depositan en nosotros para que viajemos durante el presente y preparemos al futuro, el de todos.

Y en honor a ellos, a mis alumnos, y al lugar que han elegido para hacerme sufrir durante los próximos ocho días, la patria del autor de esta obra, Philip Giordano (uno de los ganadores en Bologna Ragazzi), les recomiendo La princesa Noche Resplandeciente –editorial SM-, un álbum ilustrado de factura exquisita que, pese a ser una adaptación –ya saben de lo mío con las interpretaciones- algo libre del clásico japonés Taketori Monogatari (uno de los primeros relatos asiáticos en lengua escrita, también conocido como Cuento del cortador de bambú), me ha cautivado.

Y descuiden, a mi regreso seguiré reseñando para ustedes las más hermosas historias jamás imaginadas.

Disfruten del descanso.

Ciao.

lunes, 11 de abril de 2011

Sorpresas de buena mañana




Afortunadamente, algunos madrugadores hemos podido librarnos de este asorrate estival que nos ha regalado la primavera y cobijarnos bajo la sombra cuando el sol está en su cenit. ¡Menos mal que se calma el cotarro y arriban de nuevo temperaturas más suaves!

Aprovechando el frescor de la mañana, desayuné, me aseé debidamente, y me lancé a las calles para golismear en tiendas y supermercados como buen albaceteño (un amigo lo define como “cosmopolitismo”, yo lo llamo “orejetear”)… Y entre ferreterías, grandes superficies y mercerías, me acerqué, cómo no, a un par de librerías en las que encontré algunos libros reseñables.

NOTA: Es una lástima que el jueves dirija los pasos hacia Italia como profesor acompañante de mis pupilos en su viaje de fin de curso (¿quién me mandará?), por lo que tendrán que esperarme o visitar otros sitios de la blogsfera que muchas veces me toman la delantera (como pocas editoriales me mandan libros, dependo enteramente del interés de los libreros y la eficacia de sus distribuidores…).

Por lo pronto tengo que hablarles de la editorial Adriana Hidalgo (AH Pipala)… Si recuerdan, un servidor se quejaba amargamente en post pasados de la escasez de nuevos autores, de nuevas ideas…, pues bien, hoy les traigo tres títulos que me han encantado soberanamente y que están dentro de esta línea editorial argentina (¡Qué artistas! ¡Venden lo que sea!) y que desgrano a continuación:

a. Una lluviosa mañana de domingo de Sooni Kim y Mia Sim: Cuando somos niños, muchos son los domingos que nos despertamos sin querer y dejamos que nuestra mente quede libre y se pregunte si nuestro mundo es el único que existe, si habrá otros como nosotros.

b. Mi jardín de Zidrou y Marjorie Pourchet. Libro de pequeño formato que aúna la metáfora de la vida, los recuerdos infantiles y la contemplación de la naturaleza. Llegó a acongojarme… ¿Qué niño no ha tenido un pequeño jardín, una efímera maceta?

c. La casa del árbol de Marije Tolman y Ronald Tolman. Reconocida con un premio en la feria de Bolonia (Bologna Ragazzi), esta historia muda es el reflejo de una historia cotidiana, imaginativa, evocadora, de dos osos que deciden instalarse en lo alto de un árbol. Exquisita, diferente.

Tres imprescindibles.

jueves, 7 de abril de 2011

Valientes


Que el mundo está hecho para valientes y osados es algo que todos sabemos de sobra, aunque si a este mundo nos referimos y no a los pasados, habría que añadir que, para sobrevivir a sus avatares, también es necesaria la cara dura. Echarle un poco de morro a la vida no viene de más, sobre todo por toda la panda de charlatanes, vendepeines y pilluelos con los que nos chocamos de bruces, de costado o de espaldas. Y si queda salpimentado con algo de agallas y firmeza, mejor. No crean que la gallardía sólo se agradece en momentos extremos, aquellos en los que nos ponemos a prueba, sino en la vida diaria… Recordarle al dependiente que no me gusta el pan duro, que si el taquillero me ha devuelto menos de lo que correspondía, presentarse como voluntario para acompañar a unos cuantos adolescentes de viaje (véase mi caso…, temblando estoy…) o apuntarle al jefe que todos los trabajadores nos merecemos el mismo trato, son actos de templanza, aunque a veces, pese a poner los cojones sobre la mesa, también hay otras ocasiones en las que es preferible hacer alarde de inteligente silencio y emular a tortugas y avestruces. Y así, les animo a que tomen ejemplo de la protagonista del libro de hoy, La oveja Carlota, de Anu Stohner y Henrike Wilson y publicado por Lóguez en España, den un paso adelante y se enfrenten a sus miedos con total naturalidad, quizá se pierdan muchas cosas por vergüenza, decoro o mera pasividad, porque no olvidemos que todo arrojo tiene un premio, tangible o emocional, que engrandece nuestra confianza misma, nuestras ganas de vivir.

lunes, 4 de abril de 2011

Mismos horizontes de distinto color


Cuando hablo de lugares lejanos, de países por visitar, con esta gente manchega que me rodea, siempre sale a colación esa misteriosa atracción que sentimos los de aquí por los paisajes verdes y los frondosos bosques, por vergeles densos y desconocidos en los que escurre el agua de cada mata... Cuestión lógica, ya que los que nacemos en la meseta estamos más acostumbrados al justiciero sol que todo arrasa y a la tierra desgajada en gasones, en pocas palabras, al desierto en vez de a los edenes tropicales... Todo el mundo anhela lo que no tiene, ¿qué se le va a hacer…?

No nos ocurre así con el mar, esa línea infinita que se abre en cualquier puerto, que bordea cualquier playa... Nos gusta oír el mar, el rumor de las olas, tontear con la arena y la espuma,…, y poco más…

Esa inmensidad que a los hombres de montaña embriaga, la ingente cantidad de agua salada que apoca a muchos es el mismo océano con el que hemos vivido nuestra niñez de llanuras, el mismo horizonte pero con distinto color. Nuestra amplitud es la misma, nuestra vista, pareja, y la soledad, parecida. Hemos crecido en un mar de color pardo que la vista no alcanza a terminar, donde el agua es la tierra y las estelas de los barcos el polvo del camino. Por ello, mientras leía El mar y otras cosas de las que también me acuerdo, de Mónica Gutiérrez Serna (Thule Ediciones), sentí algo profundo, un poso de la infancia en el que me veía sobre la bicicleta, atravesando los campos de cebada en busca de la perra recién parida, recogiendo los nazarenos que brotaban en el camino… Esas han sido mis cañas de pescar, mis velas desplegadas.

sábado, 2 de abril de 2011

Día del Libro Infantil 2011


Muchos se preguntan qué le veo a los libros para niños. A esos les respondo: simplemente me hacen enormemente feliz. ¿Y a usted?

jueves, 31 de marzo de 2011

De palabras...


Si por votación popular fuese, jugar al fútbol, salir de copas o escarbar en las montoneras de los mercadillos, serían elegidos como auténticos deportes nacionales, pero como quien hoy decide es un servidor, determino que lo que aquí se lleva es el marujeo. En este país, hasta las piedras meten el hocico en la casa del vecino. Cotorrear, marujear, despellejar o viborear son verbos básicos en la idiosincrasia española, exponentes todos de nuestra capacidad de poner de vuelta y media a todo quisqui. Para percatarse de ello sólo tienen que prestar atención a lo más visto en la programación televisiva: que si las vidas ejemplares de todos los que pasan por la caja de los viernes (¡Ay, que me da!), el circo de Paqui “Las coles” (¡Qué sobrenombre!), los dimes y diretes entre Mourinho y Guardiola, o las tan fingidas riñas del lumpenproletariado que participa en el “Big Brother” español. Si a ello añadimos ingredientes como el mamoneo, el morbo, la escatología, el humor, la ironía y la maldad, el resultado de esta coctelera es puro e irresistible gozo patrio del que se sirve hasta el más letrado para pasar el rato de vez en cuando... Curiosa paradoja esta, la del analfabetismo funcional en el reino de la lengua. Mediterráneos y viscerales, los habitantes de la Hispania moderna sentimos una fatal atracción por el cacareo de patio y corrillo, una afición desmedida por la palabra, el mejor invento del hombre, que desde bien pequeños practicamos a manos llenas para poder comunicarnos con uno mismo, con otros y con el más allá. La de hoy es una oda a la palabra cotidiana y vulgar. A esas palabras que aprendemos por la calle, tomando un café o dando clase. A las palabras que nos despiden y a las que nos dan la bienvenida. A las últimas palabras y a esas primeras, que, como La primera palabra de Mara (Ángel Domingo y Miguel Tanco, Editorial Narval), nos llenan el mundo y, de paso, también la risa.

lunes, 28 de marzo de 2011

Locos por vender



Preludio: No crean que intento boicotear el libre mercado o que oso enfrentarme al capitalismo (tarea de gigantes para la que no estoy preparado), sólo que… ¡Estoy hasta el culo de visitar bibliotecas y librerías atestadas de bazofia!

La crisis económica, la falta de ingenio, el poco riesgo empresarial y la escasez de nuevos autores, obliga a la industria editorial a exprimir hasta el extremo los productos que han alcanzado cierto éxito.

Llegan las ¿novedades? de la temporada y me encuentro con los mismos autores, las mismas temáticas, las mismas maquetaciones… ¿es el día de la marmota o me he perdido algo? Veamos como ejemplo el caso de Suzy Lee y sus dos últimas novedades, El pájaro negro (Barbara Fiore) y Pintores, junto con el escritor Seung-yeoun Moon (Libros del Zorro Rojo). El primer libro es una obra monocromática de corte psicoemocional que trata metafóricamente el tema de las relaciones familiares, concretamente la separación paterna, mientras que el segundo es un álbum ilustrado a rebosar de colorido y alegría tomando como excusa una situación cotidiana entre dos hermanos que deciden dejarse llevar por el imaginativo arte de la pintura. Los que conocemos el trabajo de esta autora podemos pensar que seguramente merecerá la pena invertir unos euros en adquirir los dos títulos, pero lo cierto es que no es así por diversas razones. Si atendemos a la primera y más importante, hablaríamos de la relación entre el contenido artístico y el literario. En mi opinión, la técnica de Lee es más apropiada para discursos hedonistas, juguetones, e incluso caóticos, no tanto para aquellos más dramáticos o cargados de mensaje, por lo que, si por mi fuera, descartaría El pájaro negro de mi biblioteca (no de otras, claro está). Secundariamente destacar males menores como la edición o el precio, que en vez de animar, desconsuelan.

Y es que aprovechando la cumbre que muchos autores alcanzan en el panorama internacional de la LIJ, las casas editoriales se disputan la publicación de sus trabajos esperando que algún seguidor incauto pique el anzuelo y de paso sacarle hasta la última peseta con tal de salvar la campaña anual de ventas, por lo que abogar por la calidad frente a la cantidad, máxime de cualquier crítico de tres al cuarto que se precie, es casi una obligación…, aunque bien mirado, también podemos colaborar en subvencionar a los tan denostados artistas ¿no creen?

viernes, 25 de marzo de 2011

En la orilla al caer la tarde...




Esta tarde me voy a la orilla del mar...

La barquita sardinera
lleva faroles detrás,
brilla lucera.

La luna peina caballas
con pincelitos de plata,
todas a rayas.

Boquerones y sardinas
parecen, alborotadas,
primos y primas.

[…]

La estrella miraba
el espejo del mar,
las olas de plata
la hacían bailar.

Una noche oscura
se quiso bajar
porque la llamaba
la estrella de mar.

[…]

Olga Xirinacs.
Barcas y estrellas.
En: Marina y Caballito de mar.
Ilustraciones de Asun Balzola.
1998. Madrid: Anaya.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Dormir ¿plácidamente?


Hace unos años era capaz de rebozarme en la cama hasta altas horas de la mañana, para levantarme a eso de las doce con la cara surcada por las impresiones de la sábana, cosa que ya no me ocurre a día de hoy, claro signo de que la vejez es para todos, no librándose nadie de ella. Créanme, da igual a la hora que uno se vaya a dormir a las nueve, las doce o las seis de la madrugada: a las siete tengo los ojos abiertos. No hablamos de insomnio (alteración del sueño con la que sólo lidio los días de luna llena… ¡espero no padecer de licantropía!), hablamos de la hora gallinácea, esa que se graba al rojo vivo en nuestras costumbres (sobre todo las laborales) y nos permite disfruta de “un rato más”.
Lo peor de todo es ponerse en pie a modo de muerto viviente y deambular, de la cocina al salón y del salón al dormitorio, arrastrando los pies y demacrado como los zombies, hasta que, llegada de nuevo la noche, nos dejamos caer sobre el catre e intentamos recuperar las horas de descanso perdidas.
Supongo que más de uno de ustedes se sentirán identificados con esta pequeña “patología” y que muchos también habrán intentado buscar un remedio o solución para soñar más y mejor. Si alguno tiene un antídoto para ello (somníferos no, gracias), le ruego me lo haga llegar a través de un comentario, siempre es de agradecer la solidaridad lijera.
En cualquier caso también les digo que prefiero no dormir por aburrimiento, apatía o edad, que no hacerlo por miedo, un hecho muy conocido por los niños. Y para ellos, los dormilones miedosos, están hechos los libros como el de hoy, un clásico del álbum ilustrado estadounidense. Firmado por John Irving Tatjana Hauptmann y editado por Tusquets, El ruido que hace alguien cuando no quiere hacer ruido es una pequeña historia que nos habla de crujidos, chirridos y otros sonidos extraños que rondan la noche y nos inquietan demasiado.

lunes, 21 de marzo de 2011

Primavera...


El final de la segunda evaluación siempre llega cuando el día se prolonga y las noches se hacen más cortas, los niveles hormonales de los púberes se disparan y uno tiene que enfrentarse a estos con todo tipo de artimañas. Entre las más utilizadas del profesorado se cuentan los trabajos en grupo, las actividades de repaso y… las películas. ¡Qué sería del profesor sin el séptimo arte!
Excuso decirles que un servidor no las utiliza continuamente por dos sencillas razones: el tiempo escasea y lo que se convierte en rutina acaba aburriendo.
En cualquier caso encontrar películas cuyo argumento esté relacionado con la materia que imparto se hace difícil (N.B.: Uno siempre puede salirse del contexto y aprovechar cualquier escena para sacar buen partido en pro de las áreas científicas), pero por si tienen curiosidad y les sirve de ayuda, citaré algunas que utilizo con cierta frecuencia:

- Los últimos días del edén.
- El jardinero fiel.
- Diamante de sangre.
- X-Men 3.
- Viaje al centro de la tierra.
- Océanos.
- Earth.

De entre estas, la que más veces he visto es Nómadas del viento, una película francesa de tipo documental con una fotografía excelente e imágenes impresionantes que narra las vicisitudes de las aves migratorias. Mis alumnos, pequeños y mayores, siempre quedan boquiabiertos y contentos tras verla, y cuando piden más, escaneo las imágenes de Un cuento de cigüeñas de Antonio Ventura y Leticia Ruifernández (editorial Tàndem) y finalizo con una pequeña historia a caballo entre la realidad y la ficción…

miércoles, 16 de marzo de 2011

De las revueltas en el mundo islámico


Está claro que lo del Magreb huele a muerto (con todos mis respetos), pero opinar de algo con tanta chicha se le antoja a uno suculento bocado, previo aviso de que las arengas ajenas hay que pasárselas por el arco del triunfo (no se me vayan a ofender).
Bajo ese manto impune que abriga a los caudillos, estáis vosotros y estamos nosotros, todos aplaudiendo sus decisiones, unos por miedo y otros con silencio. También están ellos, los poderosos, también conocidos como los invisibles, de los que hablaré más tarde si me queda tiempo.
Ni qué decir tiene que el fin de esta vida es vivir. De una forma u otra, pero hacerlo. Por ello, si vemos que algunos viven peor que las ratas, deberíamos plantearnos las razones que tendrán para ello... Si consideramos el patrón social de Marruecos, Túnez, Libia o Egipto, llama nuestra atención los cientos de miles de jóvenes sin oficio ni beneficio que invierten las horas en deambular por avenidas polvorientas buscando algún quehacer que les reporte un dinerillo. Si por otro lado atendemos a la economía, podemos destacar sus paraísos –turísticos, fiscales o petrolíferos-, alguna que otra plantación cannábica, y muchas vueltas de tornillo.
Concluimos por tanto con que en la orilla sur del Mediterráneo se asientan todo tipo de repúblicas bananeras que, con mucho versículo y más oración, se dedican a exprimir al ciudadano, impulsar la emigración (lo que por estos lares nos atañe…) y de paso, joderlo vivo, que es lo que verdaderamente importa.
Sin duda y como Dios manda, todo esto terminará en guerras civiles que, a golpe de cecme y bombas químicas, dejarán vacías las bibliotecas de libros… y niños.

Winter, Jeanette. 2006. La bibliotecaria de Basora. Barcelona: Juventud.

lunes, 14 de marzo de 2011

Ejemplo nipón


Boquiabiertos nos hemos quedado viendo cómo la mitad de Japón ha quedado enfangada por una ola desproporcionada. Pero más pasmados estamos contemplando cómo millones de japoneses se organizan para que todo vuelva a la total normalidad tras un desastre de semejante magnitud.
Ejemplo de cooperativismo llevado al extremo, los japos han demostrado una vez más que son los reyes del mambo, dejando a las hormigas en mantillas cuando se trata de poner un poco de orden. Ni tsunami, ni central nuclear que se les resista: los nipones son más duros que el pan congelao (pese a las bajas… siempre hay precio…). Con una cultura basada en el esfuerzo y la tradición, son capaces de poner a prueba a los volcanes, los seísmos, los cetáceos, la ley del suelo, el cultivo de arroz o a la economía mundial. Todo ello basado en una educación estricta que compagina el uniforme, la caligrafía, el manga y el respeto (¡cágate!).
Y ahora el chisme: ante la imposibilidad de emular este comportamiento frente a una catástrofe de tales dimensiones por parte de los ciudadanos españoles, el ejecutivo nacional ha decidido enviar a este archipiélago asiático una representación gubernamental abanderada por José Blanco para estudiar in situ lo que nos diferencia del lejano país vecino e introducirlo a posteriori en la nueva ley que se presentará próximamente bajo el título de “Ley Orgánica de Responsabilidad Civil”. A todo esto, yo advierto: Don Pepiño, si usted quiere conocer la sociedad japonesa desde una visión simple y cercana, no puede dejar de leer Estupor y temblores, de la belga Amèlie Nothomb, y quedará convencido de que, con personas como usted guiando al pueblo, tenemos más posibilidades de sufrir un patatús que de hacer frente a una crecida del Guadiana.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Híbridos literarios


Nunca he sido partidario de agendas ni dietarios, más que nada porque jamás he necesitado instrumento alguno para recordar qué hacer, qué decir o qué escribir. Siempre me he valido de una memoria que no me ha fallado… hasta ahora. De un tiempo a esta parte, tengo que hacer uso notas, cuadernos y repeticiones para no olvidar las obligaciones y necesidades, cuestión que comienza a preocuparme, sobre todo si atendemos a mi juventud… Sin ir más lejos, el otro día leí algo bastante interesante y no recuerdo dónde… Hagamos un trato: les explico el contenido y una serie de conclusiones que he extraído, a cambio de que me ayuden a encontrar dicho lugar.
El artículo en cuestión hablaba de que muchos de los grandes éxitos literarios (sobre todo referidos a las ventas, como el de la imagen que acompaña a esta noticia) de los últimos años podrían considerarse híbridos entre literatura infantil y literatura adulta canónica. Llamaba la atención sobre el hecho de que muchos de los protagonistas de estas novelas fuesen niños o jóvenes, personajes que casi siempre se mueven entre la inocencia y la curiosidad. También se destacaba que la mayor parte de ellos sufrían una transformación a lo largo de la acción, una especie de crecimiento personal con el que empatiza el lector…
Todo ello es bastante curioso ya que, muchas de estas novelas pueden ser leídas tanto por jóvenes como por adultos sin menoscabo de éxito, de hecho y a un mismo tiempo, la mayoría se transforman en lecturas obligatorias para muchos escolares y son recomendadas en clubes de lectores maduros de medio mundo. De esto podemos extraer dos conclusiones:
a. Las lecturas se democratizan.
b. Dicha democratización se consigue en detrimento de la literatura canónica y a favor de una infantilización en las obras de consumo.
Busquemos razones… Por un lado los “nuevos adultos”, sobre todo aquellos que han nacido y crecido en las urbes, en el asfalto, se han visto privados de la cultura y tradición orales, que inician al niño en la imaginación y proveen al futuro adulto de unas bases emocionales y morales necesarias para acercarse, no sólo al mundo real, sino a la literatura clásica (de hecho muchas editoriales venden sus productos bajo eslóganes como “un cuento de hadas moderno”, cosa que me suena a “Disfrute de placebos morales a edades tardías”).
Por otro lado, el ritmo de vida adulto, los innumerables compromisos laborales, familiares y sociales, necesita una evasión que puede enfocarse hacia la fantasía que destilan ciertos libros: cambiemos la realidad pasando páginas (se extrapola lo que sucede con la ficción televisiva a la ficción literaria).
Enfrente tenemos al joven que consume libros con ligeras dosis de alto voltaje que unos ven apropiadas para iniciarse en nuevas formas de vivir, y otros, consideran inadecuadas para ciertos lectores que todavía viven en una especie de limbo.
El último punto a tratar sería el concepto semiótico. La literatura se sirve de los mismos argumentos que los cuentos clásicos, de hecho, muchas novelas de tomo y lomo son revisiones kilométricas de pequeños relatos, por lo que, leamos una cosa u otra, siempre estamos leyendo la misma historia con matices diferentes. La cuestión es leer lo que nos guste.
Pero…, en realidad ¿aquel artículo decía todo esto o se debe a mi pura invención…? ¡Sólo espero que mi lucidez tampoco me abandone!

lunes, 7 de marzo de 2011

Carnaval


Entre que hoy es “lunes de coros”, las callejas de Cádiz están llenas de sabor, ritmo y color, y ya saben del cariño que le profeso al carnaval de esa tierra (a los de la mía también, que conste, por ejemplo Tarazona de la Mancha o Villarrobledo), he trasladado las rimas de los viernes para traerles, esta vez, una pequeña estrofa de la comparsa “Juana la loca”: cortita pero intensa…

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Hay quien camina por la vida
y en su camino abre vereda.
Son caminantes de la historia
que tiran muros y barreras.
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Autor: Tino Tovar.