El
mundo está lleno de fantasmas que planean sobre nosotros y que, con su
cenicienta sábana enturbian todavía más un mundo gris y marchito en el que poco
lugar ocupan el saber, el cariño y la voluntad (¡parezco un predicador!)…
Si
algo bueno tienen los fantasmas (y me refiero a todos) es que, si tenemos en
cuenta el mundo inmaterial del que provienen, podemos deshacernos de ellos de un plumazo, y
seguir viviendo livianos como el aire, desprovistos de estúpidos lastres y
otras menudencias que nos ahogan bajo un océano de creencias y diretes
estúpidos.
Muchas
veces son los demás (familia, amigos y compañeros de correrías), los que
depositan su carga sobre nuestros hombros, esas malditas (o benditas)
cervicales, un lugar extremamente delicado que sujeta el orbe de nuestros
intrincados y frágiles pensamientos. Es por ello que hay que templar el
carácter, deshacerse del peso de otros, pensar en uno mismo y buscar la
felicidad perdida que, escondida tras una brizna de yerba, los remolinos al
viento, y el océano de tus ojos, espera una rendija para llenarnos de la luz
que otrora olvidamos.
Se
nos ha olvidado vivir a base de espíritus, espectros y visiones que nada tienen
que ver con la realidad, ese mundo que queda oculto tras el pesimismo que
muchos intentan inculcarnos a través de una educación arcaica, políticas
paternalistas y sociedades degradadas por el consumo, la culpabilidad y otras tonterías
innecesarias.
Somos
nosotros los que, a fuerza de coscorrones, debemos levantarnos de nuestra
postrada debilidad, hacernos fuertes en un lugar cruel y empeñarnos en caminar
hacia delante, cazando dragones y matando miedos y otras sombras que nublan los
corazones. Tomen ejemplo de la protagonista de La casa encantada, un álbum ilustrado de Kazuno Kohara a tres
colores y con gran éxito que ha editado en castellano la editorial Picarona,
cacen sus propios fantasmas, enjáulenlos o incluso métanlos en la lavadora…
Hagan lo que quieran, pero nunca se olviden de vivir.
1 comentario:
¡Puf! Con lo miedosa que soy yo... Eso sí, estos fantasmas son bien chulos...
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