Tomando como excusa la
reedición de dos obras de John J. Reiss, Formas y Colores,
por parte de la editorial Blackie Books, y teniendo en cuenta que la
ilustración puede considerarse una disciplina artístico-pictórica,
no tanto por las técnicas utilizadas (a veces se utilizan técnicas
tridimensionales como en la escultura), sino porque el soporte
elegido para su reproducción es bidimensional, me atrevo a
proponerles un análisis visual de las ilustraciones de ambos
títulos, algo que hasta ahora no he hecho en este lugar monstruoso
repleto de libros con imágenes.
Los que acogemos la
pintura o cualquier medio de expresión artística bidimensional como
afición o profesión, sabemos que, dejando a un lado la calidad de
la ejecución, existen una serie de elementos que la condicionan
enormemente. Estos elementos (o signos, cuando nos referimos al lenguaje gráfico) se dividen en plásticos e icónicos. Como cada maestrillo tiene su librillo, y un servidor sabe que muchos lectores del libro-álbum desconocen los plásticos (los icónicos se basan en la experiencia previa y el contexto cultural, más accesibles, espero, a todos), he decidido utilizar los parámetros plásticos clásicos que, a mi juicio, nunca
fallan.
Antes de empezar hay que
decir que estos dos álbumes y sus ilustraciones se prestan a este
tipo de análisis, no sólo por considerarse álbumes gráficos en
los que el elemento ilustrativo tiene un mayor peso que el narrativo,
sino por tener muy poco texto, un elemento que, aunque verbal, tiene
cierta importancia debido a su naturaleza tipográfica como elemento
físico y compositivo dentro de la doble página. Así que, al lío...
Respecto al PLANO DE
EJECUCIÓN, es decir, el espacio total en el que se desarrollan las
imágenes de estos libros, debemos decir que son dos, la página
sencilla y la doble página, que vienen definidas por las dimensiones
del formato, en este caso a la francesa, es decir, más alto que
ancho y en vertical, unos 27 cm x 22 cm (similar al bastidor
universal número 3 de tipo figura). Llamar la atención de que no
existen márgenes en ninguno de los casos.
Sobre la COMPOSICIÓN o
los elementos que se incluyen en ellas, podemos hablar de varios
tipos dependiendo de la disposición de estos en el plano (N.B.: las
denominaciones que siguen son de mi propia cosecha) como por ejemplo
la composición de “dos tercios un tercio horizontal”,
la de
“paisaje”,
la de “figura”, la “doble figura”
o la de
“página y dos medias páginas” que se repiten alternativamente a
lo largo de las secuencias que constituyen ambos volúmenes.
Atendiendo al PESO, hay
que destacar que en la mayoría de las ilustraciones está muy
conseguido pero destacar que en algunos casos no está bien definido,
sobre todo por el juego que se establece entre los colores del fondo.
Los CENTROS visuales
están claros en ambos libros, por un lado tenemos la omnipresencia
de las figuras y por otro lado los colores. Llamar la atención sobre
los personajes que aparecen en las ilustraciones que, aunque son
llamativos para el lector, funcionan como meros apoyos expositivos.
Dependiendo de las
diferentes composiciones tenemos diferentes EJES DE VISUALIZACIÓN,
es decir, los recorridos visuales que realiza el espectador, el
lector. Los hay verticales de arriba a abajo, horizontales a doble
página, circulares y por viñetas. Hay que llamar la atención sobre
la repetición rítmica de las diferentes composiciones, lo que ayuda
al lector a familiarizarse con ellas y poder establecer un esquema
mental de dichos ejes.
Hablemos también del
EQUILIBRIO. La estabilidad de estas ilustraciones, aunque tienen muy
presentes los aspectos ya tratados, está basada en dos elementos que
veremos con posterioridad (color y forma) y que consiguen un buen
balance de los valores en cada página / doble página. Todo es
coherente y consistente; a veces demasiado estático, macizo, que
bien mirado desde el punto de vista del primer lector, puede
constituir una baza inmejorable.
Para terminar decir que
el autor decide prescindir de la LÍNEA (ausencia de límites en los
elementos ilustrativos) y la TEXTURA (colores planos y sin volumen) a
la hora de desarrollar las ilustraciones de estos libros, y prefiere
darle un mayor protagonismo al COLOR y la FORMA. Ambos elementos son
los verdaderos leitmotiv de estos libros, en lo que podemos
sumergirnos, curiosear y extraer conclusiones... Reiss consigue el
equilibrio en las composiciones a doble página usando colores
complementarios (amarillo-violeta; rojo-verde; azul-naranja) y
rellenando los huecos vacíos con el negro y el blanco (como he hecho
notar antes, también hace que la tipografía sea importante dentro
de la composición), como ocurre en Colores. En
el caso de Formas,
aunque la complementariedad también está presente, Reiss prefiere
utilizar el cromatismo, las tonalidades y las diferentes gamas dentro
de una misma ilustración, dándole cierta cohesión y ritmo.
Como
nota decirles que, si tienen objeciones y/o sugerencias, háganlas,
estoy abierto al aprendizaje y al debate con todos aquellos que, como
amateur o como profesionales, saben más que yo de estos asuntos.
Y no se olviden de lo
dicho, déjense seducir por las ilustraciones de este autor que,
aunque bien pueden parecernos sencillas, no sólo porque estos dos
álbumes ilustrados estén dirigidos a los pre-lectores (en una
edición bilingüe por cierto), sino porque a pesar de parecer
básicos en cuanto a diseño, son exquisitas y tienen tanto o más
intringulis que otras cualesquiera.
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