jueves, 23 de junio de 2016

El poder y la política en los libros infantiles


Se ve que es domingo, hay que votar otra vez, y yo de limpieza general. ¡Qué vida esta tan sufrida...! Mientras algunos se hinchan a tertulias televisivas y sufren un síncope cerebral (no es para menos...), otros nos dedicamos al amoniaco y la lejía, dos desinfectantes muy socorridos (el salfumán es para mugre más jevi). No sé si compadecerme de ellos o admirarlos (¡Menudo gilipollas estoy hecho!), pero el caso es que, entre escoba y fregona me ha dado por pensar en el poder, la política y sus mieles literarias...


Martin Balscheit y Christine Schwarz. Yo voto por mí. Lóguez.

Aunque nos pasemos el día maldiciendo sobre los políticos, esos congéneres que se pirran por un poquito de poder (¿Y quién no?), he de avisarles que todo nuestro mundo -presente, pasado y futuro- está empapado de ideologías y política. Nos puede parecer bastante extraño pero fíjense en las comidas de empresa... Los lameculos del jefe, los jetas, los amigos bienquedas, las manos derechas, las acérrimas oposiciones, los grupúsculos a la hora del café..., ¡que no falte ni uno! Colegios, hospitales, asesorías, facultades, diputaciones, pequeños comercios, entidades deportivas, familias... Cualquier ámbito en el que haya algo de manteca para repartir están a rebosar de política. Esa es la naturaleza humana. Y la LIJ, como extensión de esta, también tiene su dosis.
Nos puede parecer una incongruencia que la literatura infantil, una parcela cultural que se supone no debería estar al servicio de ese, a mi juicio insano, vicio de la política, tenga mucho que decir al respecto. 
Por un lado, la Literatura Infantil se erige como utensilio pedagógico y propagandístico de la política por diferentes motivos, unos que expliqué y ejemplifiqué en ESTE POST


José Antonio Emmanuel. La anarquía explicada a los niños. Ilustraciones de Fábrica de Estampas. Libros del Zorro Rojo.



Lola Anglada. El més petit de tots. Libros del Zorro Rojo.



Cartilla escolar antifascista. Libros del Zorro Rojo.


Por otro, es lógico pensar que las producciones literarias están inmersas en el mundo y no pueden vendarse los ojos ante las evidencias. Se llenan de referencias, ideas, ejemplos y vaticinios sobre los juegos de poder, su reparto y sus consecuencias. Es bueno que los lectores, tengan la edad que tengan, conozcan y participen de este pan nuestro de cada día para crear un discurso propio de la manera más libre posible
Es por ello que en esta ocasión se me ha ocurrido hacer una reflexión sobre los elementos políticos que se insertan en la Literatura Infantil a lo largo de los últimos años, y de paso realizar una selección (poco ortodoxa, que en estos días de evaluaciones y entregas de notas hay poco tiempo) de obras infantiles de ficción y no ficción, narrativas y poéticas, que se hacen eco de la política en su hilo argumental de manera clara y evidente (digo esto porque en la literatura siempre se pueden ver pequeños destellos de casi todo).





Margarita del Mazo y Yael Frankel. No quiero ser rey. Canica Books.

Empezando por el principio, fijémonos en la narración oral... Influenciados por las narraciones mitológicas griegas y romanas (dioses moviendo sus hilos con complejas estrategias) o las leyendas nórdicas (el belicismo y el miedo son las mejores armas para alzarse con el triunfo), los cuentos tradicionales continúan incluyendo cuitas de poder en su hecho argumental. 
Reyes, reinas, príncipes, princesas, caballeros, sabios y consejeros, cortesanos, súbditos y pueblo llano, además de constituir las clases o estamentos sociales de una Europa feudal, establecen relaciones políticas que dan fe de que el poder y sus tretas (sabios ancianos que se ganan los favores de los reyes, princesas que no pueden reinar o príncipes hermanos que compiten por un mismo reino) están presentes en la humanidad desde tiempos inmemoriales.
Si bien es cierto que toda esta imaginería ilustra de manera explícita la organización del poder a cualquier tipo de escuchante, bien sea adulto, bien sea niño (les recuerdo que en el pasado todos se reunían al calor de la lumbre y las historias), también existe cierta carga política en el simbolismo que subyace en estas narraciones. 
¿Qué niño no desearía gobernar todo un país? ¿Qué niña no querría rodearse de súbditos? Si tienen hijos sabrán que los niños desarrollan constantemente estrategias para posicionarse dentro del núcleo familiar, la pequeña sociedad sobre la que se construyen otras más grandes. En todas esas pataletas, discusiones, caricias, besos y lágrimas, subyacen tretas de poder.  
Por último no se nos pueden olvidar ogros, brujas, hadas y duendes, personajes clásicos que  también contribuyen a enriquecer esa red de favores y sinsabores en los que el poder tiene mucho que decir.


Mención aparte y sin desviarnos del tema, cabe señalar aquellas obras literarias (las leyendas artúricas, Beowulf, El rey Lear o el Macbeth de Shakespeare) que como eco de los cuentos y narraciones tradicionales, han inspirado obras con gran aceptación entre el público juvenil como El señor de los anillos y títulos afines (se me ocurre citar la mediática saga Juego de Tronos), en los que la política aparece de manera evidente y muy intrincada.
Una vez tratado el hecho histórico (¿Quién no ha querido casarse con un príncipe o una princesa para hacer gala de ordeno y mando, para medrar en la escala social?), llegamos al álbum ilustrado contemporáneo, género con diferentes perspectivas sobre el tema que hoy nos ocupa.
En primer lugar tenemos los libros ilustrados que, de un modo crítico y desde una perspectiva moral, ponen en evidencia las artimañas para alcanzar el poder. En ellos, los discursos de los protagonistas y de manera sencilla, exponen problemas diarios en los que influye la visión política (aunque sea poética) de los actores y los receptores. 


El Hematocrítico y Mar Villar. Excelentísima Caperucita. Anaya.

Si bien es cierto que en esta categoría de álbumes podríamos incluir todo tipo de libros donde niños déspotas fueran los protagonistas (todo gran dictador lo es desde la cuna), prefiero dejarlos a su elección, ya que se centran en el ámbito familiar, un ecosistema limitado por unas reglas concretas que, aunque cada vez más difuminadas por los cambios sociales, necesitan otro prisma analítico que no es el de este post. 
A continuación les incluyo ejemplos que, aparte de desembocar en un problema ético (la filosofía también está muy presente en estos libros), evidencian lo que es el poder, sus males y abuso.


Gregoíre Solotareff. Tú grande y yo pequeño. Corimbo.









Pepe Cáccamo y Carles Arbat. Dinosaurio Belisario. Kalandraka.






Ignacio Chao y Eva Mejuto. Nadie como yo (Autobiografía de un tirano). Kalandraka.













Emma Robert y Romai Lubière. El mono rey. Petaletras. 






Ma Sanjin y Alice Méricourt. El país de los ratones. Larrad Ediciones.



Shobha Viswanath y Dileep Joshi. El chacal azul. Narval.










La situación más utilizada dentro de la Literatura Infantil para hablar sobre los intereses creados es la guerra, la consecuencia más devastadora y triste a la que el pueblo se ve abocada en aras del ego y los deseos de sus gobernantes. Consecuencia de la política, quizá el peor de sus males, es un tema del que hablo en profundidad en este monográfico sobre La guerra en los libros infantiles. 
 
Aunque no abundan títulos sobre política que ofrezcan una perspectiva que, aparte de universal, esté abierta a múltiples y variadas interpretaciones por parte de los lectores, debemos pensar que la política y el poder están presentes en mayor o menor medida dentro de la literatura para niños, generalmente cuando ésta se refiere a la política como  generatriz y causa de diferentes situaciones.
En este grupo no puedo dejar de pensar en el Max desafiante de Sendak. Donde viven los monstruos es una oda a la adquisición del poder, a la ruptura con el orden establecido y sus reglas (el hogar familiar) para construir uno nuevo en el que poder gobernar a sus anchas (el lugar en el que vive lo salvaje), para finalmente constatar que la libertad o la ausencia de normas puede no ser lo satisfactoria que se esperaba (¿Acaso no ocurre esto con los populismos o las dictaduras?).


Maurice Sendak. Donde viven los monstruos. Kalandraka.

Por último y en lo que se refiere a las obras de ficción sobre el poder, cabe preguntarse: ¿Es el poder suficiente? ¿Somos felices con él? Esta es la reflexión que, a mi juicio, reside en el discurso de muchos libros para niños. El amor, la amistad o la familia son vehículos que nos pueden ayudar en el camino para alcanzar otras metas, que, si bien es cierto nos hinchan menos el ego y el bolsillo, son capaces de aportarnos otras sensaciones igualmente satisfactorias.



Llega el turno de centrarnos en los libros informativos, un género infantil en pleno auge y del que, llegados a este punto, hay bastante que hablar... 
Es muy difícil engendrar un buen libro informativo sobre aspectos de política (no tanto sobre matemáticas o ciencia, ya que los conceptos y procesos están bastante definidos) porque pueden ser fácilmente sesgados y tener como consecuencia meros panfletos que se inclinan hacia unos ideales u otros. A continuación unos ejemplos de libros informativos sobre política bien traídos.



Equipo Plantel y Marta Pina. ¿Cómo puede ser la democracia? Media Vaca.




Equipo Plantel y Mikel Casal. Así es la dictadura. Media Vaca.


André Rodrigues, Larissa Ribeiro, Paula Desgualdo y Pedro Markun. ¿Quién manda aquí? Un libro sobre política para peques. Takatuka.



André Rodrigues, Larissa Ribeiro, Paula Desgualdo y Pedro Markun. Las elecciones de los animales. TakaTuka.



Kalle Johansson y Lena Berggren. ¿Qué es en realidad el fascismo? TakaTuka.

Les animo a que brujuleen por internet y se hagan acopio de multitud de títulos que partidos políticos, instituciones públicas y casas editoriales han publicado y publican en todas las partes del mundo para inculcar en los niños la necesidad del voto en base a sus intereses. Panfletos que a base de una buena edición y alejados de toda neutralidad, se erigen en la categoría de libros e influyen sobre un lector que será el futuro votante.  
No se sorprendan, esta es la realidad de la Literatura Infantil: propaganda electoral y lavativas cerebrales que no aúnan visiones sino que escinden sociedades. Divide et impera. Demencial y triste, aunque útil.



Roser Calafell. L'abecedari de la independència. La Galera.



Paul Czajak y Wendy Grieb. Monster needs yout vote. Mighty Media.



Doreen Cronin y Betsy Lewin. Duck for president. Simon & Schuster.



Ximo Abadía. Frank. La increíble historia de una dictadura olvidada. Dib.buks

Como epílogo decir que sí, que la Literatura, queramos o no, está cargada de intencionalidad, pero hemos de tener en cuenta que un buen libro para niños nunca debe encorsetar las lecturas, nunca obligar al lector a pensar en una única dirección, algo que lamentablemente no suele ocurrir porque queramos o no, los críos ya están subyugados al poder que cualquier adulto puede ejercer. 


Para poner un punto final con algo de belleza (es lo que tiene la poesía), pero sin olvidarnos de poner en evidencia que en Literatura cualquier política es posible, en vez de ensalzar a los de siempre (que si Federico, que si Miguel... ¿acaso no hay otros?), me decanto por el mío propio, Antonio Machado, que decía

Allí el maestro un día
soñaba un nuevo florecer de España

Y mientras sueño despierto con el jabón y el agua, me despido con un libro de buitres, que con tanto político, tarde o temprano, es lo que nos toca...


Pepín Bello. Un cuento putrefacto. Ilustraciones de Manuel Flores. Sd Edicions.



3 comentarios:

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