Creo que estoy a punto de explotar. A base de amigos
impertinentes (más que yo, imagínense), compañeros de trabajo envidiosos y
mediocres (a pesar de sus trapos de marca), y familiares llorones, de lo que
más ganas tengo es de salir volando. No sé muy bien hacia dónde, pero el caso
es que estaría bien un poquito de aire que me refresque las sienes. Frío, que
de verano a destiempo ando algo harto. Lo malo es que, a menos que me implanten
unas buenas alas, la cosa está difícil, pues eso de mantenerse en suspensión
atmosférica no está hecho para cachos de carne. Tendré que gobernarme una
montura a mi altura. Elegante, poética, fantástica y poderosa. Bien me valdría
un pegaso, que últimamente se cotizan al alza…
Tournez, tournez, chevaux de bois.
Verlaine.
Pegasos, lindos pegasos,
caballitos de madera.
Yo conocí siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.
En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.
¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!
Antonio Machado.
Pegasos, lindos pegasos.
En: 12 poemas de Antonio Machado.
Ilustraciones de Pablo
Auladell.
2019. Vigo: Kalandraka.
2 comentarios:
Que preciocidad el poema de Machado y la portada del libro. Conocía el de Lorca, también muy bonito.
¡Bravo por kalandraka!
¡Y que lo digas!Es uno de mis poetas favoritos. ¡Bravooooo!
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