viernes, 23 de junio de 2023

Ladronzuelos


Las vacaciones se han desatado y comienzan las migraciones. Al apartamento de la tía Tula en Canet, al hotel en el que llevamos veraneando 23 años, al camping de Ordesa, o adonde nos salga del pijo. El caso es que nos vamos a mover de nuestro hogar y, conforme está la vida, mucha gente va a tomar medidas para no encontrarse con alguna sorpresa a su vuelta.
No es para menos teniendo en cuenta que ladrones y okupas están a la orden del día. A la mínima de cambio te roban los cuatro objetos de valor que tienes en casa o se encierran en ella, cambian la cerradura en un periquete y te quedas con dos palmos de narices. Y si no hacen ninguna de las dos cosas, desmontan la casa entera y te toca ponerla en orden durante una semana.


Dentro de lo malo, lo mejor es que te pillen fuera, porque si se cuelan mientras estás haciendo la cena, el peligro es mucho mayor, que además de hacerse con tus bienes, te puedes llevar una buena hostiacina.
Tampoco hace falta obsesionarse, ni acudir ipso facto a una de esas empresas de seguridad que solo saben sacarte los cuartos a base de cámaras y guante blanco, lo mejor es tener un poco de cautela, evitar las ostentaciones, no amasar el dinero y no publicar nuestra vida en las redes sociales.
Y para quitarle hierro a esto de los cacos, hoy les recomiendo ¡Shhh! Una historia de ladrones, un álbum de Tini Malitius que acaba de publicar Lóguez y cuyo texto consta de una única onomatopeya, que da título al mismo.


La noche se cierne sobre una casa de campo y un pillo se abre camino en mitad de esta para adentrarse consigilo y hacerse con un botín más que jugoso formado por un jarrón, un oso de peluche y la cena. De repente, entra en acción el perro guardián que pone cierto orden aunque el muy pillín también resulte ser otro ladronzuelo más…


Si bien es cierto que es un libro dirigido a prelectores y primeros lectores (funcionaría estupendamente en formato boardbook), puede ser leído por cualquiera con una mirada atenta y una pizca de ingenio, pues los juegos de imágenes que plantea son realmente interesantes para todos los públicos.
La noche, los antifaces, las miradas, la repetitividad… Todo se conjuga para crear un álbum divertido con el que cultivar la sonrisa.

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