viernes, 4 de abril de 2025

Guarros pero naturales


Desde que una catedrática nos explicó que si los extraterrestres nos visitaban, les pareceríamos organismos cubiertos de mocos, empecé a entender el mundo de la escatología desde otro prisma.


No es por nada, pero la cera de los oídos, la grasa del pelo, el sudor, las lágrimas o el esmegma son secreciones que los seres vivos producimos para combatir la sequedad ambiental. Como nuestro origen es acuático y abandonamos ese medio para conquistar los nichos ecológicos terrestres, tuvimos que protegernos del medio aéreo gracias a moléculas que, como los polisacáridos, retuvieran agua en su seno.



No obstante, nunca viene mal algo de higiene y decoro, que si nos dejamos llevar por nuestra naturaleza, podemos terminar como los protagonistas del poemario de hoy: eructando, llenos de caspa y con uñas kilométricas. Todo un catálogo de chiquillos muy cochinos que merece la pena conocer y disfrutar a carcajada limpia.

En el pañal de Juanito,
he encontrado un meteorito
y un rabo de lagartija
enganchado a una sortija.

Varias teclas de piano,
dos lombrices y un gusano.
Trozos de tiza y de tela,
de crayones, de una vela.

El cordón de algún zapato,
bigotes del pobre gato,
las pelusas del salón
y la llave del buzón.

Plumas, canicas, tornillos,
saltamontes y hasta grillos.
No es, por tanto, de extrañar
que nunca quieran cenar,

pues cuanto se encuentra y toca
va y se lo mete en la boca,
y por más que se lo diga,
todo acaba en su barriga.

¡Menudo cajón de sastre
el pañal de este pillastre!
¿Qué hemos de hacer con Juanito,
el glotón de mi hermanito?

Nacho Rubio.
En el pañal de Juanito.
En: Los niños guarros.
Ilustraciones de Marc Taeger.
2025. Poio (Pontevedra): Pepa A Loba.


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