lunes, 5 de octubre de 2009

Cuestiones médicas...


Debido a un proceso febril de larga duración y bastante extraño, junto con otras afecciones, léanse dolores de cabeza o cansancio, me estoy viendo sometido a diversas exploraciones y pruebas por parte de varios matasanos. Quiero concluir este proceso pensando en que no es nada… Seguramente algún virus o bacteria con poca chicha se ha internado en mi organismo y anda sacando de madre a las células que lo configuran. Así que, oren por mí ya que soy un tanto hipocondríaco y sufro la espera de los resultados con algo más de angustia que el resto de los mortales, para que sea nada y siga disfrutando de la salud de hierro que me caracteriza desde que nací.
Pensarán que soy un niño más, atemorizado frente a la visión de una jeringuilla, un termómetro o un fonendoscopio, y, siéndoles sincero les diré que sí. Los médicos me dan pavor. ¿Y a quién no? Aquel osado que lo niegue, que dé un paso al frente, que ya me encargaré de bajarlo de la burra a base sufijos como “-oma” o “-itis” y otros palabros de dudosa procedencia.
Y escuchen, lo de ahora no es nada comparado con lo que sucedía en mi niñez, cuando, aterrorizado por todo aquel que vistiese una bata blanca, era capaz de levantarme en armas e iniciar una pequeña batalla por conservar mi integridad física. Ante el peligro, soy de fuerza indómita, tanto, que, para extrirparme las llamadas vulgarmente “vegetaciones”, hube de ser amarrado a una silla con correas y diversos aparejos de tortura puesto que estaba dispuesto a linchar a todo el que se atreviese a tocarme.
Y hablando de pavor ante los herederos de Hipócrates, no se me ha ocurrido mejor sugerencia literaria para hoy que el fantástico y Premio Bologna Ragazzi 1998, Ser quinto (Ernst Jandl y Norman Junge), un buen ejemplo de cómo el niño, frente a la puerta de una consulta médica, con miedo e inquietud, espera que llegue el momento en el que se le pueda infringir cierto daño. Lo mejor es cuando todo queda en agua de borrajas. ¡Y que vivan los médicos!

1 comentario:

Mónica dijo...

Espero que te mejores pronto :) un abrazo y que quede todo en agua de borrajas. Bonita ilustración para mostrar tus días de pruebas. Yo acabo de llegar del hospital de hacerme otras. Pero se han portado muy bien y sólo han pinchado 2 veces y me han dado un jarabe de naranja.
¡Ánimo!