Hay ojos para todos los
gustos. Ojazos, ojillos, ojales, y hasta ojetes, dan buena cuenta de
que nos observan desde cualquier lado, desde todas las perspectivas y
angulos posibles. No cabe duda de que a todos nos encanta mirar y
remirar, por aquí y por allí, a la novia, al vecino y a la camarera
(¡Mírala, qué graciosa!). También está claro que unos miran
mejor que otros, sobre todo si prescinden de anteojos que corrijan
defectos como la miopía, la hipermetropía o el astigmatismo
(¡dichosa involución!); aunque también debemos señalar que hay
miradas limpias y otras que se ensucian tras el velo de la envidia,
la lujuria o la codicia (N.B.: Una pena teniendo en cuenta que muchos
invidentes darían lo que fuera por saber cómo son sus seres
queridos...). Así y todo, me cruzo con mucha gente que me mira de
buena gana, mientras que otros me borrarían del mapa para no tener
que hacerlo de reojo (seguro que al final se los tapan, y dejan
asomar mi imagen entre los dedos... Ji, ji, ji...).
Y ahora, una lección de
anatomía ocular... Mis ojos son de color neutro (ni marrones, ni
verdes, ni azules... ¡una cosa rara!); ¿cómo son los suyos? Seguro
que le hacen su apaño, así que no hay que preocuparse demasiado por
si los tiene rasgados, tristes, hundidos, entornados, ojerosos o
chispeantes... Hay cuestiones secundarias... Lo importante es que el
cristalino enfoque bien las imágenes, la pupila se dilate y
contraiga debidamente, y los conos y bastones de la retina creen una
imagen en condiciones, lo demás depende de la capacidad de nuestro
cerebro para asimilar la información...
Ver ya saben que, a pesar
de relacionarse con los globos oculares, tiene mucha relación con lo
que guardamos dentro de la testa y su mirada mucho más trascendental
(“No hay mayor ciego que el que no quiere ver”, refranero dixit).
Y teniendo en cuenta esto, hoy les he traído una de Ojos, más
concretamente la recopilación que Iwona Chmielewska ha realizado y
que obtuvo en el año 2013 el premio Bologna Ragazzi (categoría de
ficción) y que este otoño ha sido editado por Tramuntana en nuestro
país. En un alarde de pura ilustración y con algún que otro truco
troquelado, la autora polaca da su visión poética sobre lo que se
esconde tras la mirada del Hombre, del día a día, de como lo
cotidiano trasciende, de como lo extraño seduce, de la conexión que
se establece entre las personas a través del iris, del significado
dual de las cosas, de su cara y su cruz. De todas estas cosas y
muchas más habla en su juego Chmielewska, algo que bien vale una
reseña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario