Ya ha comenzado la
campaña electoral y con ella, los iluminados...
Iluminado: […] adj.
Dícese de todo aquel que, en aras del beneficio propio, intenta
convencer a otros de que un programa, partido o representante
político es el más lógico, coherente y provechoso
para la ciudadanía y que, en consecuencia, debe entregar su voto a
dicha causa.
Lo que ya no sé es si el
mismísimo Dios, Alá y su profeta, los cuatro brazos de Vishnu,
Lenin desde su mausoleo, el espíritu errante de Chávez, el
Generalísimo y su aura todopoderosa, las leyes educativas nórdicas
o la madre Natura, han sido capaces de obrar este milagro sobre el
que muchos buscan amparo como elegidos de ese cortejo divino que
suele acompañar a todo aquel que se deja cegar por las mieles del
poder.
Tenemos varios biotipos
de estos mamporreros... Está el clásico que, desde un bar de mala
muerte y sobre una mesa llena de pringue, retransmite oraciones un
tanto peyorativas, basadas en la propaganda que la SER, La Sexta, la
Cope, La 1, la 13 o Cuatro (¡Menos mal que todavía nos quedan el
canal de Aramis Fuster, el del teletienda y, de vez en cuando, La 2!)
lanzan como dardos durante estos días. También tenemos un prototipo
más formado, más instruido e imaginativo... Ese joven que, además
de ostentar un título universitario y algún máster, es tocado por
un rayo de luz incandescente y se dedica a suscitar polémica en las
redes sociales agudizando el ingenio y con un poco de mala baba.
Generalmente y como nota breve, decir que los segundos pastorean a
los primeros, ya que se han leído algún libro y tienen cierta
autoridad moral (¡A mí las fuerzas vivas!).
¡Qué iluso soy! Yo
pensaba que en España se habían erradicado caciquismo y
clientelismo (¿En esto se invierten mis impuestos? ¿En dogmas y
pesebres? Me dan ganas de tributar en Andorra...), pero constato que,
a pesar de haber abandonado la Siberia extremeña, muchos siguen con
el estómago agradecido pero con el brazo lleno de mierda.
Lo único que pido es que
no me martilleen las células de Río-Hortega con más mítines de la
cuenta, que no estoy yo para muchas hostias... No sea que, como los
protagonistas de Linterna mágica, un álbum ilustrado para
prelectores de Lizi Boyd, editado en España por Libros del Zorro
Rojo y que luce varios galardones, tenga que echar mano de una
lámpara y alumbrarlos (como el niño aquel que vociferó la desnudez
del emperador), y dar así buena cuenta de que tras esa supuesta
sabiduría y desinterés, se oculta oscura moral y negra
rentabilidad.
Así que no empercudan mi
alma. Que no quiero pobres de espíritu.
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