lunes, 6 de mayo de 2019

Las diversas lecturas de la madre naturaleza



Agradezco sobremanera los días que se están presentando. La luz del sol se abre paso y la primavera florece a un ritmo imparable. El tiempo nos deja aprovechar los días de asueto, algo que nunca está de más. Así me dejo seducir por el campo, uno repleto de brotes, flores, abejas y pájaros. Da gusto pasear por las veredas, entre el sol y la sombra que proyectan olmos y álamos. Encuentro cáscaras de huevo por el suelo, los conejos cruzan una y otra vez los caminos y recuerdo la lectura en la que he invertido mis horas durante los días pasados, el clásico Bambi, una vida en el bosque, del que, además de sentirme cual cervatillo saltarín, he creído apropiado hacerles llegar sus ecos.
Antes de disfrutar con esta obra trágica pero esperanzadora, los bellos pasajes que guardan sus páginas y la melancolía que desprenden las descripciones de esos bosques centroeuropeos, me puse a indagar en la vida de Felix Salten, pseudónimo de Siegmund Salzmann, periodista y escritor austrohúngaro que pergeñó esta historia, y lo cierto es que tras la pequeña investigación me he encontrado con una novela muy distinta, incluso más intensa, así que he creído conveniente ponerles en antecedentes.


Todo empieza en 1869, en Budapest, capital del entonces Imperio Austrohúngaro, dónde nace Salzmann. Pronto su familia emigra a Viena, una ciudad que ha reconocido la ciudadanía completa a los judíos. Es allí donde trabaja y desarrolla su actividad como periodista y crítico, y también se convierte en socio fundador del movimiento "Joven Viena", un grupo de escritores que apuestan por el modernismo, el simbolismo y el impresionismo, y entre los que también se encuentra Stephan Zweig.
A principios del siglo XX ven la luz sus primeras obras impresas. Pequeñas historias, algunas novelas, poemas, biografías, libretos para operetas, y metrajes de cine componen este corpus. De entre ellas destaca Bambi, una obra escrita en 1923, donde se narran las aventuras de un corzo. La novela cala entre el público infantil de la época y rápidamente es traducida al inglés para colmar de éxito a su autor.


De entre las interpretaciones y lecturas que se le han dado a esta obra, destacan dos. La primera es la lanzada por el régimen del Tercer Reich, que ve en ella una alegoría al trato que los judíos reciben por parte de los nazis en aquella época, e incluso ven en este animal  el símbolo de Neftalí (erróneo pues es una cierva y no un corzo), fundador de una de las doce tribus de Israel  y cuyo nombre significa “Mi lucha”. Esto provoca que Hitler lo prohíba junto a otros de sus libros a partir de 1936. Muchos ejemplares de Bambi son quemados y la censura se abre camino una vez más en los regímenes totalitarios (que no los únicos).
Por otra parte, la segunda lectura que para mi gusto también hace mella en esta obra es la realizada por los estudios de Walt Disney en su adaptación al cine de animación (el productor, aprovechándose de la suerte que corre el autor en la Austria nazi, le compra los derechos por la cantidad irrisoria de cinco mil dólares), una en la que, para empezar, el protagonista es un ciervo de Virginia americano. También prescinde de una serie de personajes como Rono, Kaurus, Netla, Gobo, la señora Liebre o el Mochuelo, añade otros secundarios inexistentes en la obra original como la mofeta Flor o Tambor, y empercude el discurso filosófico inicial de Salten, confiriéndole un carácter más vacuo (mucho humor blanco) aunque no se desprenda de la problemática ambiental y ese sentimentalismo tan característico del autor europeo.


Y ahora, mi lectura… Comienzo llamando la atención sobre el nombre del protagonista, uno que deriva de la palabra italiana “bambino” (niño), algo que me hace pensar en que Salzmann quería presentar su personal universo a través de unos ojos infantiles que, aunque inocentes, son vivos y se cuestionan muchas cosas que le rodean, de hecho muchos animales se extrañan de esa extrema curiosidad en un ser tan joven.
Continuo diciendo que Salzmann escribe este libro tras visitar los Alpes suizos e interesarse por el mundo natural que lo rodeaba, de hecho, en esta novela se describen pasajes sobre el comportamiento de muchos animales, así como de las relaciones que se establecen entre ellos en un ecosistema salvaje y equilibrado, por lo que podríamos decir que se asemeja a un cuaderno de naturalista (algunos lo han definido como un manual de cinegética o un folletín para cazadores, algo en lo que estoy bastante en desacuerdo).
Por último y para mí el más importante de los puntos, es la importancia del discurso humanista, el modo en el que el autor habla de la condición humana a través de la voz de esas criaturas, unas que de alguna forma pasan a venerar a estos seres superiores que son capaces de quitarles la vida desde una posición casi divina pero también de perdonársela y cuidar el medio que les rodea.


Aunque algunos reconocen que la película de Disney hizo renacer el espíritu de Salten de las cenizas de unos libros que sólo pretendían reflexionar sobre la condición humana y describir la etología de los animales de los bosques europeos, creo que es una buena idea que durante las tardes que vienen, echen mano del libro original, por ejemplo esta bella y cuidada edición ilustrada por los delicados bordados de Gimena Romero y publicada por Thule, y lo disfruten a la sombra de cualquier árbol, pues bien merece conocerlo en su hábitat natural, como al resto de seres que comparten con nosotros este regalo que es el mundo.

4 comentarios:

Biblioabrazo dijo...

Mil gracias, Román. Leer o releer estos clásicos tras esta andadura lectora que llevamos,es un placer impagable. Y nos lo tienen que recordar, como lo haces tú. Abrazos.Ana Nebreda

Maku Carroquino dijo...

¡¡Cuántos misterios encierra un libro!! Muchísimas gracias. Como siempre, un placer leerte.

Román Belmonte dijo...

Querida Ana: Ya sabes que defiendo mucho los clásicos, sobre todo porque siempre encierran muchas y diversas lecturas. Además constituyen los cimientos de otras creaciones posteriores y establecen referencias intertextuales y metaliterarias muy interesantes que nos llevan a indagar en otros universos. ¡Me alegro de que te haya gustado! ¡Un (biblio)abrazo!

Román Belmonte dijo...

¡Maku Carroquino, un placer tener tus palabras en este bosque de libros y monstruos! ¡Que no sólo de Instagram vive el lector! :P ¡Abracico!