Mientras siguen embobados con el bicho, yo me dedico a presenciar cómo se derrumba la economía española. Si es que en algún momento ha ido bien, un espejismo en el que viven muchos a merced de paguicas, obras sociales y ficciones europeas (Señores, España no es nuestra porque está endeudada hasta las trancas).
Si la tasa de paro no es suficiente (y les recuerdo que muchas empresas todavía no pueden despedir a sus empleados a consecuencia de los decretazos pandémicos que lo impiden…), se unen las pretensiones de este gobierno bolivariano para reestructurar el sistema de cotización de autónomos. Sí, señores, un nuevo despropósito.
La casta sigue existiendo (aunque ahora no la mencionen) y sigue prometiendo. Esta vez se han sacado un plan de la manga (como los de lectura, ¡ja!) en el que a base de tramos y paulatinamente, ajustarán el binomio aporte-gastos. Sí, es cierto a los funcionarios y otros trabajadores por cuenta ajena nos retienen lo que nos toca (y no decimos ni mu), mientras que muchos autónomos están pagando infinitamente menos de lo que son sus ganancias (hasta ahora se podía elegir la cuota y la picaresca española daba para mucho), pero también hay que poner el ojo en otras cuestiones de la citada reforma…
Los llamados tramos vuelven a hacer hincapié en esa dicotomía del “ricos vs. pobres” argumentando que dentro de diez años los pobres pagarán muy poco y los ricos el montante restante (Lo mismo decían el coletas y la madre de sus hijos… Decían…). Otra cuestión es ¿a quiénes llama este gobierno “ricos”? A las personas con un rendimiento neto entre ¡1500 y 1700 euros! que es el tramo a partir del cual, el citado sistema empezará a subir la cuota hasta unos 474,3 euros. Por lo que la broma se te queda en 1225,7 euros. Eso es el rico del 2031. Está bien saberlo.
Este modelo no hay por dónde cogerlo. Las cotizaciones suben hasta un 40% en algunos casos, no se contempla que los autónomos son trabajadores por cuenta propia y con particularidades propias (vacaciones no retribuidas, sectores muy dispares, morosidad, ausencia de indemnizaciones en ciertos casos), muchos RIESGOS económicos, laborales y personales y, sobre todo, que crean empleo y/o riqueza en mayor o menor medida.
No sé dónde irá a parar esto, pero con la que tenemos encima, yo probaría a incentivar la pequeña y mediana empresa, en vez de exprimir a todo quisqui para que ellos, los políticos, sigan viviendo como reyes a merced de una ciudadanía empobrecida y dependiente donde no hay votantes, sino voluntades mendicantes. Y no solo eso. Con tanto mantenido, en algún momento las arcas públicas tendrán que pegar el reventón y nos encontraremos con un panorama desolador.
Algo que me recuerda a la nueva versión que de Un elefante se balanceaba nos traen Judy Goldman (texto) y Carolina Monterrubio (ilustraciones) gracias a la editorial Océano Travesía. Nos acerca a una nueva visión de la tradicional canción infantil, esa retahíla acumulativa que tanto gusta y se puede hacer todo lo larga que se quiera. En esta ocasión, en la tela de la araña no solo caben elefantes, sino todo un zoológico. Rinocerontes, jirafas, leones, cebras y tucanes. Y claro, ese hilo, aunque resistente, tiene su tope.
Colorista a reventar, líneas sencillas, figuras planas y cierta vis cómica (cada vez que te fijas en la cara que pone esa araña, te echas a reír), este libro para prelectores y primeros lectores da una vuelta de tuerca al clásico para hablarnos de que rozar los límites puede tener graves consecuencias (en las caras de esos animales veo el reflejo de políticos y clases pasivas saltando sobre esa cama elástica).
Quizá le reste magia a ese hilo todopoderoso sobre el que pueden rebotar montones de toneladas, pero añade nuevas interpretaciones que se ajustan más al realismo imperante donde hedonismo y pasión desatada se pueden considerar lastres. Menos mal que al final, la araña encuentra un sitio ideal para dar rienda suelta a su pasión tejedora.
1 comentario:
Me encanta la retahila del balanceo :-) gracias por recomendar el cuento, no lo conocía y las ilustraciones me han parecido muy evocadoras.
En cuanto a tu análisis sobre los autónomos... bufff... muy certero. Creo que lo suscribo por completo.
Una autónoma, para más señas editora, intentando sobrevivir con un proyecto personal que cada día deja menos ingresos :-(
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