viernes, 29 de noviembre de 2024

Humor que divierte y engancha


Mira que me gusta un libro divertido. Y si es después de una semana como esta, mucho más. No entiendo el empeño de los llamados agentes culturales en ponerse trascendentales e intimistas. Si lo que necesitamos los seres humanos es algo de cachondeo para enfrentarnos a las miserias cotidianas, ¿por qué no nos dejarán reírnos sin mesura? Hasta se han inventado un tipo de humor para aburrir a las piedras. Dignificación, corrección política, impostura… Solo hay que ver los "late night" de moda. Para cortarse las venas...


¡Ya basta, caris! Yo lo que necesito es un libro como el de hoy, con mucho ritmo, situaciones absurdas, jocosas, humanas e ideal para celebrar el Día de las bibliotecas. Imaginen: una auxiliar le entrega el mando de la Biblioteca Nacional a un cerdo un tanto cobarde. A partir de ahí, todo es pura fantasía. Una panda de borrachos y bandarras, esa araña tocapelotas, personajes de cuento hechos un asco, limpiadoras en huelga, una ola de frío polar (como la que necesitamos), mucha escatología, mala educación y hasta un paro cardíaco. No falta de nada. Ni siquiera versos, rima consonante, consejos bibliotecarios y guardas epitextuales. ¡A disfrutarlo!


[…]
Érase un día azotado por el viento,
érase un día de clima turbulento,
érase un día tan frío que pelaba,
que llovía, nevaba, granizaba.

Cerraron calles, colegios, parques,
quedaron en casa los estudiantes,
salvo un gorrino cabeza hueca
que, sorprendido por la tormenta,
buscó refugio en la biblioteca.

Allí la encargada, una tal doña Socorro,
lo recibió con guantes, abrigo y gorro.
-Me voy –dijo-, que tengo jaqueca.
¿Cuidarás hasta las cinco de la biblioteca?

Aceptó el gorrino la propuesta
y partió doña Socorro toda presta,
dejándole con una araña peluda
que hojeaba un manual de costura.

Era el gorrino muy dulce y obediente,
pero también, ha de decirse, poco valiente.
¿Es necesario, pensaréis, ser aguerrido?
¡Cuidar de los libros es pan comido!

Veréis, todo iba a pedir de boca
hasta que entró en la sala una oca
liderando a una banda de cretinos
que venían de una cata de vinos.
[…]

Marta Azcona.
En: Desventuras de un cerdo colosal en la Biblioteca Nacional.
Ilustraciones de Anna Font.
2024. Barcelona: Takatuka.


martes, 26 de noviembre de 2024

Historias nocturnas


Durante las semanas pasadas han ido llegando a la redacción de este blog un buen puñado de libros ambientados en el maravilloso mundo de la noche y como la temporada pasada y la anterior elaboré una pequeña selección de libros dedicados a la cena, las buenas noches, las historias nocturnas o los intríngulis del sueño, este año vuelvo a hacer lo propio con libros que tratan estos temas tan recurrentes en la LIJ y que tanto gustan a pequeños y grandes antes de acudir a la cama. Sin más dilación aquí les dejo con ellos. Y no pierdan de vista esta entrada porque seguramente vaya sumando alguno más a lo largo de este curso.


Empezamos con Cuernamanteca, un libro de Magali Bonniol y Pierre Bertrand, editado por entreDos. Esta historia empieza a la hora de la cena, esa en la que Pedro se niega a tomarse la sopa, algo que trae de cabeza a toda la familia. Su padre le advierte que si no se la termina, la bruja Cuernamanteca vendrá en mitad de la noche y lo asustará hasta que se tome la sopera entera. Pedro no hace ni caso y se va a la cama con el estómago vacío como otras muchas veces. Pero esa noche, el armario se abre con un chirrido espantoso y aparece en la habitación la temida bruja que empieza a crecer y a enfurecerse. ¿Acabará Pedro comiéndose la sopa?


Con elementos muy recurrentes de los cuentos de hadas (esa bruja tan estereotipada, un héroe muy ingenioso y rimas consonantes que suenan a hechizo), los autores nos presentan una historia cotidiana aderezada con la mejor de las fantasías que bebe de la literatura infantil más subversiva (el triunfo de Pedro ante las normas del universo adulto queda muy claro). De dimensiones apaisadas, seguro que este álbum les arranca más de una sonrisa cuando busquen una cuchara…


Seguimos con Buenas noches, Álex Álvarez, un clásico de Gunilla Bergström recuperado por la editorial entreDos. Publicado por primera vez en 1972, nos cuenta la historia de un chiquillo de cuatro años que ha encandilado a millones de lectores. Como cualquier otro, no para ni un segundo. Tan pronto se porta bien, como se convierte en un demonio, ríe a ratos y llora otros. Primero, el cuento, después, lavarse los dientes, luego, un vaso de agua… ¡No deja en paz a su padre! El hombre solo quiere que se quede durmiendo y deje de dar la lata. ¿Será capaz de ello?



Con mucho humor, la autora sueca nos presenta una de esas situaciones tan comunes en los hogares con niños pequeños. Así pasa, que los padres viven esclavizados por sus hijos, unos que no saben diferenciar juegos y obligaciones. Menos mal que al final será Álex Álvarez quien ponga ese puntito de ternura a un libro sin pretensiones que solo pretende robarnos una sonrisa con una realidad muy recurrente.


Buenas noches, cariñito, un álbum de Muriel Zürcher y Stéphane Nicolet (Petaletras), también se adentra en el momento de las buenas noches. A Cariñito (no les digo más...) le han contado un cuento, le han dado el beso de buenas noches y se dispone a dormir. De repente, alguien llama a la puerta. Es su madre preguntándole si ha ido al baño. Que siiii. Vuelven a llamar. Es su padre cantándole una nana. Termina y se va. ¡Toc, toc! ¿La van a dejar tranquila de una vez? ¡Ella solo quiere dormir!



Aunque utiliza el mismo escenario narrativo que el anterior, el mensaje es completamente opuesto, pues realiza una crítica a ese modelo de paternidad actual que tanto ha calado en muchas familias donde el sobre-proteccionismo y el empalague alcanzan cotas insospechadas. Apelativos edulcorados y mucho diminutivo ridiculizan a unos padres que se muestran excesivos e impertinentes ante una hija que tiene más sentido común que ellos.


Conejito de luna de Choi Young Ah y editado por Libros del Zorro Rojo es otro de esos libros que nos sumergen en el mundo de la noche de la mano de un conejito que intenta devolverle a la luna un pedazo que se le ha desprendido por culpa de una estrella fugaz. El conejito intenta alcanzar a nuestro satélite utilizando mucho ingenio, pero no consigue acercarse tanto. ¿Conseguirá llevar a buen término su reto?



Basado en una leyenda tradicional que pulula por muchos países asiáticos, este libro nos habla de cómo enfrentarnos a las adversidades, aunque sea a trancas y barrancas. La autora coreana nos presenta una historia sin palabras utilizando elementos del cómic y esas ilustraciones a caballo entre el anime, la técnica digital y el dibujo tradicional donde el paisaje y la naturaleza cobran mucha importancia. Alternancia de planos, secuencias y movimientos, mucha carga emotiva y un final lleno de júbilo juegan a favor de un libro muy agradable.


Como en una selección de libros nocturnos no podía faltar uno sobre miedos infantiles, para terminar les traigo ¿Quién dijo miedo?, el bautizo editorial de Ana Sánchez Garea, gracias a la editorial gallega Pepa A Loba. A Eli no le gusta la oscuridad y su padre le pide que cierre los ojos al tiempo que le va enumerando los montones de cosas hermosas que suceden cuando el sol se apaga. Brillan las luciérnagas, se oye el crepitar de las hogueras, estallan los fuegos artificiales e incluso florecen algunas plantas.



Con mucho virtuosismo, la autora da vida a unas ilustraciones muy evocadoras donde los planos generales y los primeros planos van dibujando estampas bucólicas y realistas que dan valor a esos momentos en los que la luz se abre paso en la oscuridad y la llena de significado. Momentos festivos, otros más íntimos, donde hay mucha belleza y también sorpresa. Aprender a poner en valor las cosas por poco que nos gusten, también es necesario a la hora de conocer el mundo que nos rodea y despejarlo de supuestos peligros y miedos infundados.
¡Buenas noches, queridos monstruos!

lunes, 25 de noviembre de 2024

Desastres cotidianos


Ayer fue un día de mierda. Sí, lo afirmo con total claridad. Los alumnos están imposibles. La primavera parece haberse adelantado unos cuantos meses (Y no me extraña… ¡Menudas temperaturas para vislumbrarse diciembre…!) y sus hormonas juegan al ping-pong en los pasillos. Son capaces de cualquier cosa con tal de hacer su santa voluntad.
Por otro lado, tengo a los compañeros. Una suerte de dinosaurios que, habiendo adquirido la condición de vacas sagradas, son capaces de defenestrarte con tal de seguir manejando el cotarro. ¡Hábrase visto tanto mangoneo! Y lo peor de todo es que se jubilan en menos que canta un gallo…
Y luego, las familias… No hay nada peor que una madre más arrogante que sus vástagos. Se retratan en un plis. Que si trabajo en tal sitio, que si conozco a no-sé-quién, que si confío en mi hijo plenamente… Menos lobos, Caperucita, que en el fondo eres una arribista de medio pelo, una lumpen teñida de clase media que intenta lavar su pasado a costa de menospreciar a todo el que te ponga en evidencia.


Menos mal que mi curso avanzado de croquetas está dando sus frutos y en nada me voy a convertir en un maestro de la bechamel y los rebozados. Un pequeño consuelo me hace brillar tras la tempestad. No hay nada como relativizar los pequeños desastres de la vida y contemplar lo acontecido desde una perspectiva más distante. Y si no sabes cómo hacerlo, he aquí una pequeña guía en la que encontrarás esa mínima situación que te saca de tus casillas.


Aquí está la Guía ilustrada de las catástrofes de cada día, un libro de Noritake Suzuki que nos regala la editorial Libros del Zorro Rojo y que se antoja uno de libros del año. Con un formato de guía comentada, este álbum que cabalga entre la no ficción y la ficción, nos hace un recorrido por situaciones cotidianas que, por suerte o desgracia, casi todos hemos experimentado alguna vez.


Una tostada que se quema, un exceso de salsa en la comida, una pajita que se cuela dentro del zumo, un helado que comienza a derretirse, el calcetín juguetón que cae detrás de la lavadora, te quedas sin papel higiénico cuando más falta hace o pisar una mierda (una de las cosas que más odio en este mundo). Todas estas desgracias y muchas más quedan recogidas en este librito donde las expresiones del protagonista nos dicen mucho.


Muchísimo humor para invitarnos a ver muchos momentos desde lo paródico, no caer en el drama y buscar la solución (o en su defecto, el lado bueno). Con juego de búsqueda incluido y un aperitivo del segundo volumen, no se pueden perder este libro que nos presenta estas desgracias en un formato muy ameno que incluye el grado de importancia, su peligrosidad, la probabilidad de que sucedan y desastres similares.
Para regalar a todos los cenizos que nos rodean, personas dramáticas o con días desastrosos como un servidor.

viernes, 22 de noviembre de 2024

En las raíces de los árboles


La omnipresencia del bosque en gran parte de los cuentos tradicionales es un hecho más que evidente, sobre todo en los de nuestras latitudes. El bosque, ese espacio ideal para ocultar un crimen, perfecto para esconderse, ese refugio ante las amenazas y escenario de aventuras inesperadas. Incluso nos provee de alimentos con los que poder sobrevivir. El bosque es un todo y por ello tiene una posición privilegiada en las narraciones que nos acompañan desde que la especie humana ha buscado en las historias una forma de entretenimiento. Y aunque hay muchos tipos de bosques, en ninguno de estos pueden faltar árboles. Árboles pequeños o grandes, de hoja perenne o caduca. Incluso un único árbol puede formar el bosque.
Por esa razón, hoy termino con este pequeño homenaje a todos esos árboles que guardan en sus raíces la magia de las palabras que los humanos nos regalamos entre nosotros por mera generosidad.


¿Con qué sueñan los árboles?

Sueñan con ver la luna y las estrellas,
con los duendes y las hadas.
Sueñan con tener luz y agua,
con viento y brumas.
Sueñan con juegos de niños,
con tener nidos y casa colgadas.
Sueñan con ser verdes y altos,
con palabras de enamorados.
Sueñan con ser viejos
y caminar como sus ancestros.
Sueñan con tocar las nubes
y volar con el viento.

***

¿Tienen pesadillas?

Desiertos, antorchas, hachas,
riadas, minas, carreteras,
basuras y riquezas
asustan a los árboles.
Les secan las raíces,
les tiran las hojas,
les separan la corteza,
les cuartean las ramas.
Pero la naturaleza
les regalo dos dones:

Los árboles tienen sueños
y los árboles nunca se rinden.

Javier Sobrino.
En: Plantar el mundo.
Ilustraciones de Concha Pasamar.
2024. Barcelona: Akiara.


jueves, 21 de noviembre de 2024

Cuentos de nueva factura


Como ya os conté AQUÍ hace un par de temporadas, una de las razones por las que al álbum también se le llama cuento es porque su típico formato (32 páginas encuadernadas a la italiana en cartoné) es idóneo para este tipo de creación literaria. Por esa razón, muchas de las creaciones que encontramos hoy día en este soporte se asimilan a esa estructura. Por ello y durante esta semana tan cuentera, he decidido hacer una pequeña miscelánea de todos aquellos libros que, tomando como ejemplo este tipo de relatos, se abren camino en las librerías con historias de nueva hornada que tienen ese sabor de antaño.


El primero de estos libros es Acuerdo bajo las estrellas, un álbum de Susana Rosique publicado por Cuento de luz que se sirve de su técnica mixta (estampados e ilustración digital) y las realidades naturales (animales diurnos y animales nocturnos) para crear una pequeña fábula con cierta vis ecologista.


Hace muchos años, el bosque lo llenaba todo, pero poco a poco, se ha ido haciendo más pequeño debido al ser humano, sus cultivos y sus ciudades. Con tan poco espacio, la convivencia entre los animales cada vez es peor, ya que los recursos escasean y se estorban unos a otros. Como la cosa no puede seguir así, deciden nombrar un comité de emergencia que propone una solución: repartir el tiempo de uso del espacio en vez de compartirlo físicamente. ¿Conseguirán solucionar el problema?


Con esta fábula que aboga por la resolución de conflictos de manera civilizada, la autora nos presenta una historia que aborda temas muy humanos como el diálogo, la empatía y la solidaridad, pilares sobre los que descansa toda convivencia. Así, el tejón, el zorro, negocian y se adaptan a las necesidades ajenas para alcanzar el equilibrio dentro del ecosistema. Ideal para leer ante cualquier asamblea de vecinos.


Llegamos a El pájaro de las mentiras de Msuswa P. Mabena y Dale Blankenaar (Ekaré). Con un sabor muy étnico, este cuento que parece haber salido de las hogueras que todavía llenan el continente africano (se lo digo por experiencia propia), nos cuenta la historia de Makambacha, un niño que se siente solo porque sus hermanas no quieren jugar con él. Un día, se topa con un pájaro travieso que no escatima en manipular la verdad a su antojo para salirse con la suya. Al principio es divertido, pero después, las situaciones terminan complicándose.



Con un formato clásico y pedagógico (no se olviden del Pinocho de Collodi), la historia de Msuswa P. Mabena bebe de esa magia tan animal (Me encanta que las hermanas sepan hablar con las abejas) que se interna en cualquier producción africana, más todavía si está acompañada por las ilustraciones de Dale Blankenaar. Figuras sencillas, colores planos y contrastes vibrantes, recuerdan a las composiciones geométricas del tradicional ndebele sudafricano.


El tercer título es La promesa de Lena, un libro de Nanen (García Contreras) publicado por Bookolia, su ya editorial de cabecera. La obra narra la historia de Lena, una niña que, ante la tardanza de la llegada de la primavera, decide coger camino y manta (nunca mejor dicho) para hablar con la montaña. Esta tiene que cambiar la nieve que cubre sus laderas por los prados llenos de flores. Pero Lena no regresa y la gente del pueblo comienza a preocuparse. ¿Habrá quedado atrapada allí? ¿Tendrán que rescatarla?


El relato se inspira en rituales ancestrales europeos que celebran el final del invierno y el inicio de la primavera, como los joaldunak en Navarra, los zafarrones en León, los kukeri en Bulgaria o los busójárás en Hungría. Unos rituales que, en la misma línea que el carnaval, incluyen máscaras y ruidos para ahuyentar al invierno y dejar entrever la nueva estación.


Sencilla pero muy colorista, esta historia que parece inspirarse en los pueblos eurasiáticos (¿Han visto esas cabañas cubiertas de pieles? ¿Sus adornos geométricos?). Del mismo modo que se interna en el valor de la tradición, la autora se atreve con composiciones simétricas (Fíjense en las escenas de la ventana. En el adentro y en el afuera) y una paleta de color tan agradable como una historia donde los seres humanos y la naturaleza entran en diálogo gracias a la metáfora.


Tomando como hilo conductor una fantasía ilustrada, la autora E. K. Mosley nos regala La última perra estelar (editorial Corimbo), un álbum que bebe de las antiguas recopilaciones con constan de un hilo conductor sobre el que se van desarrollando historias secundarias a modo de cuentos (léanse los clásicos Las mil y una noches o El asno de oro de Apuleyo).


La protagonista de este libro se pregunta si habrá otras como ella en algún lugar del cosmos. ¿Lo ha soñado o es realidad? Movida por un golpe del destino, aterriza en nuestro mundo con su corona de estrellas hecha añicos. Y así empieza una aventura muy existencialista en la que una mariposa nocturna, un cuervo, una rana y un tigre se convierten en sus compañeros de viaje en busca de un lugar en el que existir y una comunidad en la que sentirse queridos.


Con referencias a la mitología griega (¿Ven a Caronte reencarnado en esa rana?), este relato lleno de matices que serpentea por la obra de autores como Rudyard Kipling o Hayao Miyazaki, despliega un universo muy imaginativo donde los detalles, las composiciones o el color, recuerdan a los maestros del art nouveau como Alphonse Mucha o Ivan Bilibin, en cuyas obras aparecen muchas referencias al mundo natural.


Una delicada parábola sobre las paradojas del viaje, los testimonios personales y la amistad en forma de álbum preciosista plagado de metáforas.


El penúltimo libro de esta tanda corre a cargo de Sebastià Serra y lleva por título El cuento que nunca acaba. Publicado por Algar, además de la opera prima de este autor e ilustrador, se encuadra dentro de esos cuentos que, como una matrioska, va añadiendo intrahistorias que, además de enriquecer una trama muy alocada, permite aunar en un mismo libro elementos que abundan en los cuentos de toda la vida.


Todo empieza con una princesa con jaqueca, una bruja resfriada y una poción mágica adulterada por un moco. Caballeros andantes, magia, poder,… Ningún ingrediente escapa a esta historia surrealista en la que cabelleras descontroladas, ogros ignorantes y niños perspicaces se unen en pro de la risa y el entretenimiento creando una historia circular.


Con ilustraciones digitales donde las composiciones pensadas y los tonos medios son protagonistas, este álbum con reminiscencias de la Strega Nona de Tomie DePaola (uno, espaguetis y el otro, pelambrera aunque sin aprendiz de por medio), trae mucha frescura sin demasiada pedagogía ni aditivos buenistas a esto de los cuentos mutantes que tanto han hecho por la LIJ en las últimas décadas.


Terminamos con los Cuentos diminutos de Joseph Coelho. Editado en español por Océano Travesía, este recopilatorio cuenta con el trabajo de un buen puñado de ilustradores del panorama internacional entre los que destacan Alex T. Smith, Shaun Tan, Mariachiara Di Giorgio o nuestra Jùlia Sardá.


Así, en este volumen se recogen un total de veinte mini-relatos ilustrados. Cada uno se resume en diez palabras acompañadas por una imagen (o quizá al revés), una idea que no es nueva, algo que podemos ver tras leer, por ejemplo, Los misterios del Sr. Burdick de Chris Van Allsburg. Historias sobre mundos submarinos, hámsters demoníacos, osos en el espacio exterior y portales a lugares desconocidos se desbordan en la imaginación del lector-expectador, que utiliza la imagen para contextualizar la historia y las palabras para desbordar su creatividad.

De aspecto entelado y con mucho dinamismo, no solo nos propone un ejercicio de literatura creativa (algo que siempre se echa de menos cuando los autores vomitan sus intenciones a las criaturas lectoras), sino que apuesta por un libro a veintiuna manos para configurar un espacio de estilos muy diverso en el que perderse de vez en cuando.


miércoles, 20 de noviembre de 2024

Libros infantiles vestidos de fábula


Si bien es cierto que las fábulas han vivido tiempos mejores, nadie puede negar su importancia es esto del universo de la LIJ, no solo por ser un género tradicionalmente orientado hacia los críos por muchas razones, sino por la gran influencia que ha tenido sobre otras producciones literarias.
Muchos estudios apuntan a que la fábula nació en Oriente, concretamente en la India, para educar a los hijos de los nobles e infundir en ellos valores y virtudes con los que poder ejercer como gobernantes. Aunque todavía se conservan algunas de estas colecciones, véase el Pachatantra (s. III a.C.), son posteriores a la primera fábula documentada, El halcón y el ruiseñor, un relato recogido por Hesíodo en el siglo VIII a. C. También se disputan su autoría en Mesopotamia, un lugar donde recopilaban pequeñas historias sobre zorros astutos, perros desgraciados y elefantes presuntuosos en tablillas de arcilla con escritura cuneiforme.


A pesar de no tener claro su origen, la fábula se va abriendo camino en diferentes culturas y prolifera por diferentes zonas del Asia Menor y la región mediterránea, alcanzando su máxima expresión gracias a Esopo, una figura (si es que fue solo un hombre…) casi mitológica que popularizó estas creaciones protagonizadas por animales y objetos que guardaban una enseñanza moral o práctica.
Como suele pasar, a Grecia le sucede Roma, más concretamente, Fedro y Horacio, dos poetas que se encargaron de reescribir las de Esopo en verso o hacer sus propias aportaciones a la tradición fabulística que ya había calado en el ambiente cultural de un imperio.


Y así, con las fábulas que los cruzados que trajeron de Oriente durante la Edad Media y el Renacimiento, los fabulistas modernos que, como La Fontaine o Samaniego, reverdecieron un género que había caído en el olvido y otros autores contemporáneos como Horacio Quiroga o Arnold Lobel, la fábula fue evolucionando y enriqueciéndose hasta nuestros días para continuar con el propósito principal con el que fueron creadas: moralizar a los cerebros más plásticos, una tendencia que nunca pasa de moda.
Del mismo modo, cuando pienso en las sinergias entre fábulas y cuentos, me viene a la mente cierta conferencia de Perry Nodelman que puso patas arriba un congreso del IBBY. En ella, ponía en tela de juicio el uso indiscriminado de los animales humanizados en la LIJ. Este peso pesado se preguntaba por qué no dejábamos en paz a otros seres vivos y los despojábamos de cualidades únicamente inherentes al ser humano. Pues sí, Mr Nodelman, he aquí otro lastre fabulístico que sigue vistiendo los libros infantiles.


Y para que vean que las fábulas siguen más vivas que nunca, aquí me hallo hablando de Topotipo y Topotapo, la revisión que Roberto Piumini e Irene Volpiano han hecho de fábula clásica El ratón de campo y el ratón de ciudad. Publicado por Libros del Zorro Rojo, la archiconocida narración de Esopo, se viste de blanco y negro y una estética muy cinematográfica para aleccionarnos sobre esa dicotomía entre el pueblo y la ciudad, entre los lujos y la modestia que tanto gustan en cualquier parte del mundo.
Relean esta historia en un nuevo formato lleno de teatralidad y detalles minuciosos que nos proponen los autores italianos sin renunciar a la esencia de la original, pero con unos guiños muy actuales.