miércoles, 28 de mayo de 2014

A golpe de ladrillo


Que la España actual se ha levantado a golpe de ladrillo es una realidad impepinable (siempre me ha gustado esta expresión de maestra de escuela…). Durante los diez años de burbuja inmobiliaria en la que albañiles se hinchaban a base de vermús de treinta mil pesetas (se dice pronto y a sabiendas…) y muchos alicatadores forraban sus automóviles de alta gama y otros vehículos rodados con billetes de quinientos, he visto muchas atrocidades (sin obviar las anteriores… ¡Tela!). Desde vender cajas de cerillas a precio de oro, hasta constatar como el precio de un corral se revalorizaba a una cadencia de dos mil euros por día, hay multitud de  realidades que han hecho de este país el cortijo de mangantes y mafiosos.
Orgullosos de esos tabiques de papel que no nos dejan dormir a muchos, de los miles de viviendas vacías situadas a lo largo de kilómetros de costa (y algún parque natural que otro) y de la especulación de la que bancos y ayuntamientos se han servido para llenar sus arcas, todos estos magnates han tocado fondo (seguramente con alguna cuenta bancaria en Andorra a sus espaldas)…, ¡pero no se preocupen!, los verán renacer de sus cenizas dentro de unos años cuando sea necesario crear otra mentira para achuchar los ahorros de cuatro pobres y hacerse de oro sin complejos ni vergüenza.


No me voy a poner en plan mesiánico, ni arengaré a las masas para que, enardecidas por la venganza ecologista y otros pensamientos sostenibles, se lancen a las calles para guerrear por un mundo mejor (no me extraña que la llamada “okupación” esté dando que hablar estos días), pero si haré apología de la protesta económica (esa que deriva del ahorro), del voto monetario y del boicot, porque no olvidemos que, a veces, pensar con el bolsillo es la mejor de las democracias, porque no olvidemos que la especulación, no sólo está a favor de todos esos tunantes del hormigón, la ferralla y la teja, sino que nosotros mismos, como consumidores, podemos tomar cartas en el asunto y decidir sobre nuestros costes y nuestras ganancias, una ley que todos conocemos.
En cualquier caso, no está de más recordar el cataclismo que, a golpe de edificio y grúa, ha hecho temblar nuestros cimientos socioeconómicos con un libro que nos trae la editorial Libros del Zorro Rojo de la mano de Germano Zullo y Albertine (esos de la poética y fantástica obra Los pájaros) y que lleva por título El rascacielos.
Lean, es la mejor medida para construir un futuro mejor.


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