Aunque se habla mucho del virus, no sabemos hasta qué punto esta suerte de agente patógeno habrá alterado la natalidad en nuestro país. Mientras Amazon nos avisa del aumento en la venta de artículos para bebés durante el segundo semestre del año (las compras de carritos o cunas han aumentado entre un 39 y un 45%), otros guardamos cierta cautela a la hora de hablar de un baby-boom a finales de año.
Sí, sabemos que muchos han cogido con entusiasmo el confinamiento (sobre todo al principio, que la gente tragaba, dormía y f.... de lo lindo), pero habrá que esperar las cifras oficiales para saber si este mundo se llenará de “pandemials” (así de ocurrentes son los anglo-hablantes a la hora de colocar sambenitos), pues si bien es cierto que la cosa empezó con ganas, viendo cómo se las gastaban los hijos que ya estaban en este mundo (¡Qué útiles son los maestros, maño!), los respectivos cónyuges, la economía y los servicios sanitarios, muchos no tardarían en echarse atrás (¿quiere decir esto que en febrero y marzo la cosa bajara con estrépito?).
No obstante eso de tener un churumbel siempre se traduce en alegría (casi siempre, que cuando llegan las noches en vela, tela) y hay que acompañar los ratos con algo de poesía, que si no se disfruta del embarazo, mucho menos del parto. Así que aquí les dejo con un librito tan simpático, como delicado, para cualquiera que se atreva a conocer los pormenores más humanos de la gestación.
Papa no dice nada
Yo doy una patada,
mamá se pega un susto,
papá no dice nada.
¿Qué profesión tendrá?
-se pregunta mamá-
¿Artista?
¿Dentista?
¿Taxista?
¿Flautista
quizás?
No hay comentarios:
Publicar un comentario