La Navidad llena las librerías de novedades y los Reyes Magos se las ven negras para dar con buenos títulos de narrativa con los que hacer felices a los críos de hoy en día. Por eso traigo una pequeña selección de novelas infantiles y juveniles con las que salvarles el culo en esta época del año tan colmada de regalos insulsos e inertes.
Como en otras ocasiones, solo he decidido reseñar solamente aquellos que he leído y prescindir de adaptaciones y otros productos comerciales y paraliterarios que, aunque tienen excelente factura y mucho éxito entre niños y jóvenes, me dicen más bien poco.
Están ordenados por orden alfabético tomando como referencia el apellido de los autores, se incluye un breve comentario y añado tres estrellas a mis favoritos. Si quieren conocer más libros como estos hagan click en ESTE ENLACE.
Échenle un ojo y no se olviden pedir sus favoritos cuanto antes, pues esta noche se acercan los magos de Oriente y no quiero que mañana tengan que arrepentirse de no haberme hecho caso. Disfruten de lo que queda de las fiestas y lean como bellacos.
María Teresa Andruetto y Ana Luisa Stok. El vestido. Diego Pun. La única escritora de habla hispana que ha recibido el premio Andersen nos cuenta la historia de un vestido que esconde entre sus pliegues un juego muy peligroso entre el amor y el desamor. Acompañado de las inquietantes acuarelas de Ana Luisa Stok, Andruetto dispone al lector en esa encrucijada que envuelve cualquier relación tormentosa y lo empuja hacia sus propias preguntas y le ofrece posibles respuestas ante situaciones violentas. Un libro para lectores maduros que buscan en el verbo nuevas perspectivas.
Katya Balen. Octubre, octubre. Ilustrado por Angela Harding. Errata Naturae. Octubre vive con su padre en una sencilla cabaña en mitad de un bosque que conoce como la palma de su mano. Un día encuentra una cría de lechuza y, en vez de abandonarla a su suerte para que el ciclo de la naturaleza siga su curso, decide rescatarla y alimentarla. El día que cumple once años, la mujer que dice ser su madre aparece en la puerta y, tras una discusión, su padre sufre un terrible accidente cayendo desde lo alto de un árbol. Mientras este se recupera en el hospital, Octubre deberá permanecer en la gran ciudad y descubrir secretos familiares entre los que no solo encuentre una parte de sí misma, sino apreciar las diferencias entre el medio natural y el medio urbano.
Arthur Conan Doyle. Un estudio en escarlata. Ilustraciones de Vincent Mallié. Anaya. (***) Nueva edición del primer caso de Sherlock, esta vez iluminado con las acuarelas del afamado ilustrador francés (si les gusta también les recomiendo la edición de Arsène Lupin esta misma colección). Con la ayuda del doctor John Watson, el excéntrico detective intenta esclarecer la causa de la muerte de Enoch Drebber, hallado en extrañas circunstancias en una casa deshabitada. Como los agentes de Scotland Yard siempre investigan en la dirección equivocada y otro asesinato complica las cosas, nuestro protagonista entra en acción y tomará como referencia los asesinatos ocurridos hace tres décadas en la ciudad mormona de Salt Lake City. Un clásico bien necesario donde los haya.
Oswaldo Felipe e Inma Grau. Cuentos de las cinco menos cuatro. Diego Pun. El cuarto libro de esta tanda es bastante curioso. En él se reúnen cinco historias, cada una de ellas dedicadas a una vocal y en la que faltan las otras cuatro. Palabras con la a, con la e, con la i, con la o y con la u enhebran cinco narraciones muy disparatadas sobre una rana cantarina, un cliente muy demente, un amor con sabor a picnic, una pelea entre dos pollos y un ñu algo extraño. Todas ellas se complementan con un glosario final y un colofón panvocálico.
Fabian Göranson. Abracadabra la brujita. Galimatazo. Aunque esta segunda propuesta bien podría haber formado parte de la selección de cómic infantil y juvenil, he creído conveniente incluirla en este espacio por la importancia que adquiere el texto en la misma. Ida es creativa e inquieta pero nadie la comprende y se siente como un bicho raro. Si esto no fuera poco, durante las vacaciones encuentra un viejo sombrero entre unos matorrales que parece haber sido hecho a la medida de su cabeza. Lo que ella no sabe es que es un sombrero mágico capaz de hacer realidad cualquier cosa que imagine. Y eso, claro está, hará el comienzo de curso más difícil (y divertido).
Jandall Jarrell. La familia animal. Ilustraciones de Maurice Sendak. Ekaré. (***) La editorial Ekaré recupera un relato extraño e inspirador de Jarrell en esta cuidada edición que se acompaña de siete paisajes a plumilla de Sendak, ilustrador con el que trabajó en otras ocasiones como Volar de noche o El murciélago poeta, títulos hoy día descatalogados. Una oda a la familia desde una visión quimérica en la que un cazador, una sirena, un huérfano, un oso y un lince constituyen los pilares sobre los que se construye una narración llena de metáforas y elementos poéticos que ensalzan una institución siempre necesaria.
Juan Kruz Igerabide. Con el ojo del cogote. Ilustraciones de Elena Odriozola. Ediciones Modernas El Embudo. (***) Hacemos una parada en un libro con una prosa estupenda que seguramente pase desapercibido. Con la siempre perspicaz mirada de su ojo trasero (ese que nos persigue en casi todas las páginas), Juan Kruz, nos invita a recorrer esa infancia agreste y lejana que vivieron los niños de nuestro país y cuya prosa recuerda a las narrativas de Juan Farias o Miguel Delibes. Un libro estructurado en pequeños episodios que puede disfrutar cualquier miembro de la familia sin necesidad de cambiar de ubicación. Niños, padres y abuelos encuentran sus propios reflejos en un volumen repleto de detalles como unas guardas convertidas en álbum de fotos, un mapa sobre el que se desarrolla la acción o esos dos epílogos que apelan a lo emotivo y el valor de la memoria.
Agnes Mathieu-Daudé y Olivier Tallec. Dagfrid y compañía. Flamboyant. En esta nueva entrega, la pequeña Dagfrid piensa en hacerse con una mascota. Odín, uno de los dioses vikingos, siempre anda acompañado de dos lobos, dos cuervos y un ciervo de ocho patas. Tras sopesar los pros y contras de estos animales, Dagfrid piensa que lo mejor es un gato, pero tras conocer la suerte de los gatos familiares, se decanta por otro animal. ¿Sabéis cuál? Solo os doy una pista: se mueve lentamente y cabe en la palma de la mano.
Antonia Murgo. Miss Diciembre y el clan de luna. Nórdica. (***) Miss Diciembre anda en busca y captura de un empleo que la saque de una mala racha de fracasos laborales. Un día lee un anuncio de niñera y acude a una entrevista con el mismísimo Hombre el Saco, un tipo que está hasta las narices de su hijo Corvin, un niño que es capaz de convertirse en humo y esconderse entre las cenizas. Ella acepta encantada y empieza su tarea, cuando, de repente una noche aparecen tres desconocidos y ella descubre un secreto familiar… Una novela muy agradable llena de suspense y con muchas notas de color que recuerdan a la Inglaterra victoriana y el universo burtoniano.
Ulf Nilsson y Lena Ellermann. Corazón. Dolor. Lóguez. (***) Se llama Britta y es el amor platónico de nuestro protagonista, un chaval que vive sin vivir en él por culpa de la incertidumbre. Mientras deshoja la margarita, se sume en un sinfín de pensamientos contradictorios, discute con su mejor amigo Bengt y se queda sin corazón y lleno de dolor. Y así, con su testimonio, nos sumergimos en una historia de primeros amores llena de dulzura y poesía. Encantadora y muy recomendable para cualquier tipo de lector.
Florence Parry Heide. Cuentos para niños perfectos. Ilustraciones de Sergio Ruzzier. Blackie Books. (***) Llegamos a una de las joyas de esta pequeña colección de historias sobre unos niños que, a pesar del título, no son nada perfectos (¿o sí). Un clásico de la literatura infantil anglosajona que, iluminada por el genio y figura de Sergio Ruzzier, nos cuenta las peripecias de nueve críos. Ruby cuida a su hermano ¿estupendamente?, Arthur es muy ¿elegante? a la hora de vestir, y Arthur se lo come ¿todo? Ocho historias que nos sacan una sonrisa y al tiempo hacen gala del universo subversivo que es la infancia.
Mónica Rodríguez y Daniel Piqueras Fisk. Umiko. Diego Pun. (***) Escritora e ilustrador nos sumergen en el universo de las amas, mujeres buceadoras que se dedican a la pesca y la recolección de perlas en ciertas zonas de Japón. Umiko no quiere ser una de ellas a pesar de que su madre y sus abuelas han tenido este oficio. No quiere pasar el día sumergida en el océano por una tradición estúpida. Pero todo cambiará con Sasuke, el hijo del farero, con quien descubrirá el amor y un secreto familiar. Una historia evocadora que crece a cada página con una edición impecable donde se introducen recursos del cómic que le imprimen dinamismo y carácter.
VV. AA. Así me lo contaron, así te lo cuento. Ilustraciones de Elena Odriozola. Ediciones Modernas El Embudo. Si bien es cierto que este librito debería haber ocupado un lugar destacado en la semana de los cuentos, por motivos postales debe ser presentada aquí. Caperucita Roja, El gato con botas, Barba Azul, Las hadas, Cenicienta, La bella y la bestia y Blancanieves son los siete cuentos que nos presenta esta pequeña colección de versiones originales de Charles Perrault, los hermanos Grimm y Leprince de Beaumont que, acompañados por la mirada perspicaz de Odriozola que a con dos colores superpuestos (rojo y azul) y el recurso del visor de colores, nos presenta el lado oscuro de unas narraciones cuya lectura nunca deja indiferente.
Jo Witek. Tengo 14 años, y no es una buena noticia. Ilustraciones de Jimena Estíbaliz. Kalandraka. (***) Terminamos con una novelita juvenil de denuncia social, esta vez sobre una de las realidades que más arraigadas se encuentran en ciertas sociedades: el matrimonio infantil. Efi vive en la ciudad, pero regresa a su aldea cuando termina el curso. Ya ha cumplido los catorce años y aunque las vacaciones y el reencuentro con su familia y amigos la hacen muy feliz, un jarro de agua fría cae sobre ella ese varano: sus padres la han prometido en matrimonio. Todo su universo se rompe en mil pedazos, sus expectativas se desvanecen y tendrá que enfrentarse a las tradiciones familiares para luchar por sus sueños. Un canto libertario y esperanzador.
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