jueves, 25 de enero de 2024

De viajes y peligros


Si bien es verdad que yo siempre he sido muy aventurero, últimamente me cuesta más hacer y deshacer maletas, sufrir cualquier tipo de medio de transporte, o esperar, esperar y esperar en estaciones y aeropuertos. Es lo que tiene ser William Fogg, pero a lo pobre.
Y ni aun así, porque hasta que el teletransporte sea una realidad, incluso los multimillonarios deben permanecer sentados en sus asientos horas y horas para cruzar el Pacífico, permanecer con los ojos como platos por culpa del jet lag o vomitar hasta la primera papilla por culpa de las turbulencias o el oleaje. A veces, el dinero no lo soluciona todo.


No obstante, desconectar y conocer otros espacios nunca viene mal, sobre todo si no caes en manos de las mafias del narcotráfico, pierdes el pasaporte o regresas con algún parásito tropical. Que viajar también puede ser bastante peligroso, incluso en nuestros días de occidentales confiados por ese bienestar global que tanto nos venden desde los poderes fácticos.
Sé de más de una pareja que se ha ido a la selva a celebrar su boda de miel y han vuelto deshidratados por culpa de algún protozoo intestinal, y aterrorizados con las redes de pederastia, la trata de blancas o la posesión de armas. No piensen que fuera es todo paradisiaco ni idealicen lo desconocido, pues más vale Benidorm conocido que la Kenia más bucólica.


Y hablando de riesgos viajeros, Blackie Books acaba de publicar en España Un viaje peligroso de Tove Jansson. Si bien es cierto que todo lo más conocido de los Mumin, esa familia de troles blancos con cierto parecido a los hipopótamos, está recogido en una extensa colección de novelas, la artista finlandesa también se internó en el formato álbum con cinco historias breves, las tres primeras ilustradas por ella misma (ya saben que era una mujer muy polifacética… de casta le viene al galgo).


La de hoy, publicada por vez primera en 1977, nos cuenta la historia de Susanna, una niña asentada en el aburrimiento que, tras perder las suyas, encuentra unas gafas mágicas. Al ponérselas todo cambia y descubre que su gato es una bestia parda o que su bosque favorito es un pantano siniestro. Todo se ha tornado lúgubre y hostil. En ese mundo donde las erupciones volcánicas y las inclemencias meteorológicas marcan el rumbo de un viaje al lado de cinco amigos que le ayudarán a volver a casa.


Con una edición muy cuidada, esta historia rimada merece una lectura tranquila en la que poder disfrutar de las aguadas que Jansson realizó de ese universo tan particular donde prados tranquilos, ciénagas y montañas se alternan. La autora recoge estampas de una niñez en plena naturaleza sobre las que transcurre una acción trepidante que recuerda al viaje de Alicia por el país de las maravillas, aunque esta vez, se ubique más al norte.

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