lunes, 9 de diciembre de 2019

De la existencia



Hay muchas formas de existir. Unos existen a base de redes sociales (me llama mucho la atención este tipo, pues denota muchos complejos no resueltos), otros gracias a sus hijos (¿Se han dado cuenta de la cantidad de padres que existen a costa de sus hijos? Me resulta bastante llamativo teniendo en cuenta que la crianza consiste en proporcionar independencia y no restarla), los del aula de al lado existen gracias a nosotros (¡La de veces que nos acordamos de ellos mientras los gritos de su clase interrumpen la nuestra…!) y nosotros por ellos (“Quejicas” nos llaman…).
Hay gente que existe a conciencia (les aviso de que es bastante peligrosa pues tiene poco miedo al fracaso) y otra que existe muy de vez en cuando (véanse aquellos que viven a la sombra de sus iguales, los que están inmersos en el trabajo o los siempre apocados).


Muchos convendrán que mejor existir en vez de no hacerlo, aunque en ciertas ocasiones deseemos desaparecer de la faz de la tierra para no aguantar a la cantidad de hijoputas que se agolpan en tu puerta. Otras veces quieres ser grande y hacerte visible, existir eternamente, sin impedimentos o contratiempos (empiezo a entender las razones sobre el poder y la fama aunque no las ponga en práctica).
También les confieso que hoy, lunes aciago, me he dado cuenta de que no soy lo suficientemente existente (ya saben que los monstruos inofensivos, poco importamos). ¿Deberé hacer algo? Con urgencia o sin ella, lo intentaré. A mí modo, por supuesto, que ando algo cansado de palabras vacías y amaneramiento vago. Que una cosa es pasar y otra desvanecerse.


Y con tanta existencia (e insistencia) llegamos a Petra, un álbum de Marianna Coppo editado este otoño por Juventud y que nos habla precisamente de todo esto. Del ser, el estar y el parecer desde el punto de vista de una ¿piedra? (Permítanme los interrogantes porque a estas alturas del libro me entran ganas de dudarlo), nos trasladamos al propio devenir, uno que se hace cuesta arriba cuando interiorizamos esa pregunta mínima: ¿Y yo? ¿Qué soy?
Desde el desenfado, ilustraciones algo disyuntivas pero siempre complementarias, y la estética siempre limpia de la autora, se nos presenta una historia muy abierta donde se ponen sobre la mesa diferentes aspectos del existencialismo (¿Podría definirse como un álbum filosófico? A lo que yo contesto: ¿Y cuál no?). Un libro que dará mucho juego no sólo a la hora de plantear manualidades (pintar rocas, buscar nuevas aplicaciones a los objetos o tunearlos), sino en el momento de pensar en nuestra existencia, que al final, es de lo poco que nos queda.


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