martes, 11 de abril de 2023

¿Faltan ideas en la Literatura Infantil?


Tengo una congestión tan grande que es imposible dar forma a las ideas. Eso en el caso de que tenga alguna, porque me las estoy viendo negras para que fluyan a través de un cerebro lleno de mucosidades.
En este mes de celebraciones monstruosas y en el que la Literatura Infantil y Juvenil se lanza a la calle, toca recapacitar sobre los pormenores de una industria que ha crecido desorbitadamente durante los últimos años. Más y más novedades llenan las librerías, los libros cada vez son más efímeros y el espacio en las estanterías es un bien preciado, pero, ¿y la calidad de las obras? ¿Dónde está?


Últimamente ando algo enfadado. Sobre todo, con todas aquellas editoriales que buscan en la homogeneidad una forma de justificar sus publicaciones. Si bien es cierto que durante los últimos años asistíamos a una proliferación de libros valientes y diversos, desde hace unos años (quizá un pelín antes de la pandemia) observamos que hay una repetitividad en las temáticas (y los autores) dentro de la LIJ que se publica dentro de nuestras fronteras.
Da igual quienes publiquen, escriban o ilustren, el resultado es muy similar y la mayor parte de las editoriales del ramo se parecen entre sí, han entrado en bucle. Primero, por los temas, (féminas, derechos impepinables, multikulti, ecologistas, vidas de santos…), segundo, por los autores (¿Solamente trabajan los mismos o es que las editoriales se centran en amiguetes y creadores rentables?), y tercero, por el tipo de obras (montones de libros poéticos, montones de libros intimistas, montones de libros comerciales, montones de libros informativos…).


¿No son suficientes los doscientos libros sobre la vida de Marie Curie, los roles de género o los microorganismos? ¿Habrá que añadir otros tantos? ¿Se venden?... Lo siento, pero tanta endogamia deja traslucir cierta deriva cateta que ha sido aupada por el sectarismo, las subvenciones y una patente institucionalización.
El mercado editorial arriesga poco y, tanto grandes sellos, como editoriales independientes, se centran en la subsistencia (con la crisis de las materias primas, tu verás…). Les importa el tirón de las ilustraciones, la tapa dura y la complacencia de un público estereotipado, pero se olvidan de ofrecer nuevas oportunidades, dar cabida y credibilidad a nuevos proyectos, innovar en ciertos campos, y, sobre todo, disfrutar.


Si a todo esto añadimos la incesante censura que, desde las facciones más progres de la LIJ se están haciendo de clásicos como Roald Dahl o Enid Blyton, o el adoctrinamiento basado en los ismos y el lenguaje inclusivo, los libros para niños se están convirtiendo en un rincón repugnante en el que cada vez termino más hastiado.
Y en mitad de este universo de originalidad diezmada, les traigo Las ideas son criaturas extrañas, un libro de Isabelle Simler que acaba de publicar la editorial Thule en su colección Trampantojo para dar buena cuenta de que siempre cabe algo nuevo en esto de los libros para críos.


En esta narración donde la poética verbal y visual se conjugan, la autora nos presenta un recorrido por las ideas y sus recovecos tomando como excusa un experimento en el que ella misma se pone a prueba y deja que sus trazos guíen el proceso creativo. 
Les recomiendo disfrutar de las imágenes que cobran vida en cada una de sus dobles páginas, sorprenderse con los animales protagonistas, y hurgar en su propio ideario para inspirarse e inspirar a otros. 
Un libro lleno de movimiento en el que las líneas fluyen creando imágenes, escenarios poéticos y evocadores, quimeras imposibles que son el eco de otras criaturas ya existentes y que podemos descubrir al final del recorrido.


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