lunes, 19 de enero de 2015

Poniéndole alas a los retos



El año nuevo, además de presentarse con atentados terroristas, los mugidos de Cristiano Ronaldo y la Belén Estebán llorando cual Zarzamora en el "reality" de turno, nos dice hola con multitud de desafíos que parecen ruedas de molino (sobre todo para el que debe hacerles frente). Dejar el tabaco a un lado, erradicar nuestra dependencia del teléfono móvil (sé de algunos/as que sufren calambres en los pulgares de tanto darle al guasap) o desintoxicarse de parejas malnacidas, pueden ser el gran reto de lo que queda de este mes de enero, tan malo para los supermercados, tan bueno para los gimnasios.


Me encantan los retos, gusto de sacar pecho ante las complicaciones, no amedrentarme por los vientos (hipo)huracanados y dar un paso al frente pese a quien pese. Créanme, cuanto más tengo que hacer, más animado me veo a llegar a buen puerto con todo ello. Llámenlo masoquismo o hiperactividad, pero prefiero estar más que entretenido con mis quehaceres diarios (léase este blog, mis lecturas y mis dibujos) que andar aburrido por los rincones, más si cabe cuando las cosas se presentan negras (sí, sí, más todavía…).


Y así les aconsejo (ríanse, hoy me he puesto en “modo evangélico”…): no se rindan ante las dificultades, ante las bofetadas que nos propinan los días. Quizá necesitemos algo de colapso diario, de prender esa fuerza inflamable que todos atesoramos, para quemar los lípidos almacenados durante la pasada Navidad y obtener unos resultados óptimos en aquellas facetas que deseemos ver nacer, desarrollar o fortalecer en nosotros.


Apelo al sentido común y al esfuerzo diario para templar el carácter y luchar contra las adversidades, eso que nos diferencia del resto de los animales… ¡Ups, perdón! ¡¿De todos los animales…?! ¡Se me olvidaban los pequeños ratones que pululan por las páginas de una de las colecciones más preciosistas de los últimos tiempos! Ideados por el ilustrador Torben Kuhlmann y publicados en nuestro país por la editorial Juventud narran las peripecias de una panda de roedores que viven entre algunos de los inventores, aventureros y científicos más reconocidos del siglo XX. Hasta ahora se han publicado cuatro volúmenes que llevan por título Lindbergh, la increíble aventura de un ratón volador, Armstrong, el increíble viaje de un ratón a la Luna, Edison, dos ratones en busca de un tesoro y Einstein, el fantástico viaje de un ratón a través del espacio y el tiempo.



Como se podrán imaginar, en el primer título el autor aborda la historia del piloto que gestó una de las más importantes hazañas de la aviación, en el segundo nos cuenta la historia del primer hombre que pisó nuestro satélite, en el tercero nos habla del inventor de la bombilla eléctrica y de paso nos adentra en la historia de los submarinos, y el último trata sobre la teoría de la relatividad utilizando los viajes en el tiempo.


Aunque las historias se pueden leer independientemente, todas ellas guardan una serie de puntos comunes. En primer lugar están protagonizadas por ratones, unos animales que conviven con los hombres de una forma anónima e invisible, tienen oficios parecidos a estos, se ven involucrados en g
randes momentos de la ciencia y la tecnología, deben escapar de sus depredadores naturales, hacerle frente a situaciones imprevistas, aprender sobre aeronáutica, matemáticas, y resolver enigmas utilizando las bases documentales. 
Búsquedas de tesoros o ferias del queso son el interruptor de narraciones que cabalgan entre la ficción y la no ficción con un lenguaje cercano y ameno para cualquier tipo de lector.


Sobre las ilustraciones podríamos decir multitud de cosas. Elegante y realizadas en acuarela, lo que más llama la atención son unas composiciones que beben de lo cinematográfico, algo que ha favorecido que algunas productoras alemanas (país de procedencia de Torben Kuhlmann) se hayan interesado por llevar este proyecto a la pequeña pantalla. 


Toca decir que la edición es impecable e incluye unas guardas repletas de bocetos, así como unos apéndices finales donde se explican, tanto la vida de estas personalidades, como su trabajo desde una perspectiva histórica y práctica. Y si gustan de la investigación, les invito a que descubran algunas de las ciudades donde tiene lugar la acción, miren con detenimiento, busquen en las imágenes y déjense seducir por ellas.


No desprecien a estos roedores, protagonistas de hazañas en las que la inteligencia, el valor y la constancia, se unen en pro de unos sueños alcanzables (cruzar sobrevolando el Atlántico para reencontrarse con sus congéneres, dar con el primer prototipo de una bombilla o  disfrutar de un banquete de queso), ya que, con total seguridad aleccione a más de un humano con sus destrezas, su perseverancia y su afán de superación. 
Porque no lo olviden, queridos primates, querer es poder, y quien no se aprieta las tuercas para cambiar lo que en principio puede parecer imposible, poco merece la condescendencia del tiempo.




viernes, 16 de enero de 2015

De grandes habilidades


Hay gente ducha en animar el cotarro. Estando con otros te invaden la paz y la tranquilidad. Los hay que saben mandar. Mientras otros muchos cocinan divinamente, los de más allá no paran de tragar. También los tenemos risueños, cuidadosos, grandes artistas, sumamente limpios y ordenados, inmejorables jardineros, grandes escritores… Y algunos, hasta leemos. ¿Quién da más?

Mejor nadador, el pez.
Quien más se ríe, la hiena.
Cuellilarga, la jirafa.
Gordísima, la ballena.

Gigantesco, el elefante;
elegante, la gacela.
El más malo, el tiburón.
La más negra, la pantera.

Pequeñísima, la pulga.
El más charlatán, el loro;
sucia y muy fea, la rata;
el más divertido, el mono.
La más rayada, la cebra.
El que más pica, el mosquito;
el más dormilón, el oso…
El más suave, el conejito.

El más sabihondo es el búho.
La que trabaja, la hormiga,
el más silencioso, el gato
y la eléctrica, la anguila.

María Goyri.
Habilidades.
En: Ventanales. Poemas para mirar el mundo.
Selección de José María Plaza.
Ilustraciones de Agatha Ruiz de la Prada.
2013. Barcelona: Edebé.
Autora de la fotografía de la entrada: Rose Nadau. 1947.


miércoles, 14 de enero de 2015

Decálogo del buen editor (de libros infantiles)


Tom Schamp

Los que vemos los libros desde el otro lado de la barrera, esa en la que, expectantes, nos adentramos en las historias que otros han escrito para uso y disfrute de terceros, solemos desconocer en mayor o menor medida lo que conlleva el proceso creativo de un libro ilustrado; un camino la mar de complicado, sobre todo cuando has de lidiar los llamados editores, un sector entre el que encontramos con relativa frecuencia seres que quieren sacar buena tajada del arte y buena fe de otros, y de paso, provocar terribles dolores de cabeza.
Por ello, considerando los comentarios de muchos autores, ilustradores y diversos seres que revolotean en los despachos donde se cuecen los libros, aquí les dejo con diez cualidades que debe reunir un editor (de libros infantiles en este caso), sino bueno, medianamente aceptable.

1. Abierto. Un editor debe abrirse de par en par a diferentes propuestas, debe aprender a ser receptivo ante nuevos desafíos, a comprender los cambios que ocurren en el público y el ámbito literario para valorarlos convenientemente. Quizá la extraña propuesta de hoy sea el superventas del mañana… La innovación no certifica el éxito pero sí constituye un valor añadido.
2. Claro. Si algo debe ser evidente en una empresa que se dedica a la publicación de libros infantiles es su línea editorial. Una vez esté ésta bien definida, se optimizará la inversión de tiempo, trabajo y tiempo. Un editor críptico, cambiante y retorcido, acarreará (con total seguridad) más desgracias a la casa editorial que éxitos de ventas.
3. Analítico. Un editorial no vende chocolatinas, tampoco trajes de baño, ni perfumes de alta gama. Una editorial vende libros y por ello el editor debe analizar convenientemente el sector, a quién va dirigido su producto, su tipo de cliente, el lugar de venta, el precio del producto, los costes y las ganancias, su rentabilidad y otras variables que pueden condicionar la elección/rechazo de las obras recibidas.
4. Generoso. El editor, aunque corre con un riesgo mayor, posee un elevado margen de ganancias comparado con el que reciben los autores (generalmente dos o más por cada título), es por ello que en el proceso de negociación y firma de acuerdos sobre la explotación de los derechos, debe ser generoso para con los autores, sopesar pros y contras e intentar que todo el mundo gane con la publicación.
5. Ordenado. El tiempo para cualquier editor es fundamental. Las campañas comerciales están muy marcadas y la planificación debe estar bien pensada. Se tiene que actuar con diligencia para estar en el mercado, más todavía cuando en muchos casos, la ilustración y la maquetación conllevan un proceso lento que añade costes adicionales y muchos imprevistos.
6. Dinámico. La edición no es un proceso estático, sino que está vivo, es cambiante, y hay que buscar soluciones a los problemas de última hora. Un editor negligente, huidizo y ausente es un verdadero problema si de libros con diversas facetas como los infantiles están en juego.
7. Dialogante. El editor que se precia de serlo, debe escuchar y hacerse escuchar. En un proceso interactivo como el de la publicación de un libro es necesario conversar, dejar la abnegación a un lado, intercambiar opiniones, diferentes puntos de vista, para, en una palabra, crecer.  
8. Respetuoso. El editor no es el gran gurú al que todo un equipo ha de venerar, su palabra no es la ley aunque financie y coordine el proceso de publicación. El editor no es el caudillo del papel impreso y debe respetar, tanto el proceso creativo, como las decisiones de su equipo dentro de un contexto y un ideario. Por ello es preferible rechazar un proyecto no acorde con la línea editorial en vez de retorcer, mangonear y vapulear a sus creadores hasta la extenuación.
9. Serio. Un editorial es una empresa y no conozco negocio boyante alguno que adolezca de falta a la verdad, fallos torpes y giros inesperados. Las empresas viables y autosuficientes son serias y fehacientes, rigurosas y concisas.
10. Amable. Un editor es un intermediario entre autores, ilustradores, maquetistas, correctores, traductores, impresores y distribuidores. Es un nexo de unión en un engranaje complejo en el que trabajan multitud de personas y, por si no lo saben, les diré que para interaccionar con personas, además de mucha mano izquierda, es necesaria la cortesía y el agradecimiento. Eviten a los déspotas, deslenguados y negligentes.

martes, 13 de enero de 2015

Niños desenmascarando mentirosos


El engaño es el pan nuestro de cada día. Desde que nacemos nos enseñan a creernos a pies juntillas todo lo que nos cuentan. No sé si para inculcarnos esa hipotética ignorancia que nos proveerá de la felicidad necesaria para soportar el peso de los días, o para manipularnos al antojo de los tiempos y las necesidades… Creo que, en el fondo, se trata de una emulsión de ambos fines: por un lado nos avían de espejismos, por otro amordazan nuestra alma para convertirnos en marionetas de este teatro que se figura la vida.
Empiezan contándonos que si vendrá el coco y nos comerá, siguen con que los niños buenos van al cielo o que si el caballo de Santiago es blanco, y al final, terminamos por adivinar que es mejor no creerse nada que venga de la abuela Paca, el inspector de turno o un ministro apellidado Montoro (tanta recuperación y “El Corte Inglés” ha empezado a vender deuda... ¡Agárrense que vienen curvas!).


El caso es que desde temprana edad hasta bien entrados en años, debemos vigilar con cautela a todo aquel que nos quiera vender una moto, no sea que nos la dé con queso y alguna que otra tara, para terminar viajando sobre una cafetera con neumáticos a lo largo de carreteras plagadas de quitamiedos (¿ven?, incluso la semántica es dudosa, ¡¿por qué los llaman así con lo peligrosos que son?!).
Lo dicho: es mejor empezar a desterrar de nuestra metodología las cartillas Rubio® (no se echen las manos al moño ya que otros, léase finlandeses, quieren erradicar la escritura en pro de otros lenguajes más útiles… Y yo sigo dictando, ¡seré subnormal!), barrer de las aulas esa estupidez titulada “Educación para la ciudadanía” y enseñar a nuestros pupilos el cómo desenmascarar a un embaucador. Sin duda mejoraría nuestro rendimiento industrial y empresarial, no daríamos pábulo a inútiles reconvertidos en aves de rapiña, mantendríamos a raya la obesidad infantil, controlaríamos a bancos, partidos políticos y sindicatos y, lo más importante de todo, dejaríamos de ver la tele.


Y si los adultos no ponemos un poco de sentido común ante tanta mentira, seguiré confiando en los niños, esos que como el pequeño batracio de La tarta de hadas (Michael Escoffier y Kris Di Giacomo – Editorial Kókinos), interroguan mil y una veces a todo el que se cruza en su intelecto, preguntan a diestro y siniestro el porqué de las cosas, ponen en duda la omnipresente palabra de los demás y siguen desenmascarando impostores.
Y si es con una gota de humor, ¡mejor!

lunes, 12 de enero de 2015

El cuento del bloguero de álbumes ilustrados


En esto de los libros infantiles -como en cualquier otro ámbito-, hay mucho que contar. Aunque podría pasarme las horas hablando de las batallitas, los momentos álgidos, los jocosos y de amplia sonrisa, y los también cabreos monumentales de otros monstruos, me dedicaré a mis propias experiencias (que no son pocas) como administrador de un blog sobre álbumes ilustrados.
Remontándome a los orígenes, esos en los que el repartidor de la empresa de paquetería sacaba de sus casillas a mi señora madre cachondeándose a grito pelado de “¡¿Es ahí donde viven los monstruos?!” (se ve que al cabroncete le hacía gracia el nombre del destinatario… No se había visto en otra desde Benito Camelas…), ahora son otras las tontunas que me afectan…
Si hay algo que se agolpa con insistencia en mi buzón de correo postal, son ejemplares de libros que no he pedido. Aunque la mayoría de las veces te encuentras con alguna grata sorpresa (hay libros que tienen una pésima distribución y que si no es a través de la propia editorial, llegan a cualquier punto de la galaxia menos al estante adecuado), lo normal es recibir decenas de ejemplares que, personalmente, me interesan bien poco… ¡Y eso que aviso! (no me crean tan exigente ni soberbio).


Si algo me enerva hasta cotas insospechadas es que algunos editores, habiéndoles pedido expresamente ciertos títulos de su catálogo, se tomen la licencia de no remitírmelas y enviarme en su lugar otras obras menores para ver si cuelan en algún otro post y relanzan así las ventas de un producto que no les ha salido todo lo rentable que se les figuraba. “Si le pido el de Benjamin Chaud, ¿por qué cojones me manda esto?... Un poquito de por favor… Si no exijo un duro por la promoción, ¿qué menos que un detallico? Prefiero que no me envíen nada y den buena cuenta de sus cuotas de usura, a que quieran aprovecharse de mi pasión por el cartoné, ¡odo!”
También hay otras editoriales que han externalizado el envío de este tipo de ejemplares… Poco recibo ya de las grandes firmas españolas cuando hace un par de años tenían un trato más que adecuado conmigo. Intercambiábamos mensajes breves y concisos, les pedía esto o aquello y me lo remitían sin problemas. Todo era más ágil y no tenía que rellenar por triplicado cuestionarios que creo no van a parar a ningún sitio (prueba de ello es que no recibo ni boletines publicitarios). Una pena…
Pero sin duda, lo que más me gusta son aquellas casas que se han sentido ofendidas por mis valoraciones (¡qué poco humor hay en el mundo!), me han colocado en una lista negra y se hacen los sordos cuando les pido alguna cosilla susceptible de ser leída por los monstruos. No creo que sea para tanto el asunto… Pero bueno, ellos verán. Yo sigo con mi tarea, que me encanta.


Y aunque todo esto siga aconteciendo, otras diabluras más sucedan, y seguramente otros han tenido experiencias muy diferentes a las mías (se nota que son políticamente correctos), cada uno escribe su propia novela, la historia según le va. Una idea que recoge Un cuento, un álbum ilustrado de excelente factura, un divertimento narrativo e imaginativo del vanguardista ruso Daniil Jarms ilustrado por Rocío Araya, que Milratones/Milrazones, una editorial que me trata con suma cordialidad, consideración y respeto, me ha remitido recientemente y por la que les estoy muy agradecido desde este lugar monstruoso.

viernes, 9 de enero de 2015

Me suena a sol de tarde la niebla de la mañana


Algo pasa en mi ventana que, tras las heladas de la noche y la capa de escarcha que cubre las macetas, veo los rayos de sol abrirse paso entre la niebla, como si el sonido tranquilo de la tierra, un rumor con olor a tarde en calma, a dulce flauta, se metiera de puntillas, con mucho sigilo, en mi casa, y siento que, a pesar de las semanas que restan, llegará la primavera con una sonrisa temprana…

Una flauta dulce,
junto a la ventana,
roba una sonrisa
todas las mañanas
a una linda niña
con piel de manzana,
rostro de azucena
y ojillos de calma.

Quiere que la escuche.
Que juegue en la playa.
Que nunca se pierda.
Que nunca se vaya.

Y la flauta dulce,
junto a la ventana,
sabe que la niña
oye sus baladas
y que se emociona
sin decirle nada.

Antonio García Teijeiro.
En: Queda la música.
Ilustraciones Tesa González.
2013. Villaobispo de las Regueras (León): Amigos de papel.


jueves, 8 de enero de 2015

Nuestra amarga libertad...


Vivir en el candelero, ese lugar al que se accede tras bajarse las bragas ante una cámara, dibujar las viñetas del mundo o desmenuzar libros para niños en un blog como este, supone tomar conciencia del riesgo que se corre al hacer públicos los pensamientos que  se agolpan en nosotros, lo que somos.
Ejercer el libre albedrío de los monstruos, hacer y decir lo que nos da la gana, es sumamente gratificante, impagable, pero no debemos olvidar el ser consecuentes con nuestros actos y asumir lo que devenga de estos, más todavía si nos percatamos de las múltiples caras bajo las que se disfraza  la libertad.
Muchas veces ruidosa, otras silenciosa, también vestida alegremente, y algunas de manera sarcástica, es la libertad, esa que nadie conoce plenamente (a menos de contar con varios millones de euros en los bancos suizos… y ni aún así…), la que construye y derrumba un mundo como este en el que sobrevivimos enlatadas siete mil millones de almas. Y es por ello también que, esa antorcha que esgrime la diosa, depende más de los demás que de uno mismo. Son ellos y no otros quienes nos dejan ejercerla, quienes la aplauden y quienes la castigan, quienes aniquilan nuestro espíritu para que el suyo perviva. Son los demás quienes levantan las sutiles fronteras entre sus sensaciones y nuestros pensamientos, quienes nos abaten sobre nuestras líneas, sobre nuestras palabras. ¿De qué sirve? De nada.
Hoy, tras otra tragedia inútil que acalla las voces que otros harán sonar de nuevo, todos ponen su mirada en los gobiernos, en las instituciones, esas que “siempre” hallan “la” solución a tanto error…, pero quizá los estados, esos poderosos que mangonean nuestra libertad a base de pregones que sólo sirven para ejercer un control que (todo sea dicho de paso) nos agrada, usen como excusa (una vez más) otros cuantos mártires para amañar sus cuitas, para decidir sobre cuestiones más productivas como las finanzas internacionales, las fronteras, la industria armamentística, el precio de los carburantes y las grandes inversiones inmobiliarias.
Más nos valdría dejar a un lado la pena, descubrirnos la mirada de ese frágil velo de impunidad que nuestro ego, nuestra ignorancia, la lengua de algunos aduladores y otros daños colaterales han construido en torno nuestro, y blandir nuestra triste libertad, que a veces es tan peligrosa, que a veces es tan amarga.

Ilustración: Pinto y Chinto, publicada el día 8/1/2015 en "La Voz de Galicia"

lunes, 5 de enero de 2015

25 Álbumes ilustrados que deberían ser editados en español en 2015 / 25 Picture books that should be published in Spanish in 2015


Queridos Reyes Magos:
Aquí me tenéis un año más, dándoos la vara lo mejor que puedo. ¿Cómo va la ciática de Melchor? ¿Y tú, Gaspar? ¿Cómo llevas el rollo de la preferente? ¿Te han devuelto algo los usureros del banco?... ¿Qué tal el salto de la valla de Baltasar? Ya lo podían joder menos en Melilla con la edad que gasta… Yo aquí sigo, con mis libros y mis chorradas…, al menos, me lo paso como un enano diciendo lo que me sale del pijo, que no es poco.
En primer lugar, daros las gracias por todos los regalos (menos uno, ya sabéis cuál es…) del 2014. Se nota la bronca que le propinasteis a editores y empresarios del papel impreso, esos seres literarios que se han puesto a currar para que cada día, esto del libro ilustrado vaya a más -aunque alguno que otro se merezca un buen saco de carbón…-.
En segundo término y como siempre, os hago llegar el listado de los veinticinco álbumes ilustrados en lengua inglesa que todavía no han sido editados en castellano (hay de todos los estilos, para diferentes edades, con diferentes temas... ¡variado!) y que a los monstruos como un servidor nos gustaría tener en nuestras manos en 2015 (por favor, advertir a aquellos agentes literarios y compañías de adquisición de derechos de autor que algunas de estas obras necesitan una buena traducción ya que incluyen juegos de palabras, rimas asonantes y otras beldades lingüísticas que estoy cansado de perderme). También deciros que, aunque he leído muchos de ellos y he consultado una decena de fuentes fiables (críticas, comerciales y especializadas), no hay nada mejor que echarles un vistazo en cualquier biblioteca o librería para dar buena cuenta de su calidad (¡nadie es infalible!)
Sin más, añadiendo un poco de felicidad y salud al carrito, esperando que los camellos no se beban vuestro orujo de fresa (¡Tened cuidado de que no se caguen en el balcón!¡Cómo me lo dejaron el año pasado…!), os manda un fuerte abrazo
Román


Quest. Aaron Becker.


What do you do with an idea? Kobi Yamada & Mae Besom.


The book with no pictures. B. J. Novak.


Sparky! Jenny Offill & Chris Appelhans.


Once upon an alphabet. Oliver Jeffers.


Hug me! Simona Ciraolo.


Draw! Raúl Colón.


Time for bed, Fred. Yasmeen Ismail. (Me gusta más la otra portada, he dicho).


Where’s Mommy? Beverly Donofrio & Barbara McClintock.


The baby tree. Sophie Blackall.


My teacher is a monster. Peter Brown.


The mermaid and the shoe. K. G. Campbell.


The girl and the bycicle. Mark Pett.


Have you seen my dragon? Steve Light.


Blizzard. John Rocco.


The boy on the page. Peter Carnavas.


The Farmer and the Clown. Marla Frazee.


Flashlight. Lizi Boyd.


The right word. Roget and his thesaurus. Jen Bryant & Melissa Sweet.


Little Elliot, Big City. Mike Curato.


Hug Machine. Scott Campbell.


The jacket. Kirsten Hall & Dasha Tolstikova.


Queen on Wednesday. Gabi Swietkowska.


Telephone. Mac Barnett & Jen Corace.


A boy and a jaguar. Alan Rabinowitz & Catia Chien.


viernes, 2 de enero de 2015

De camas y comida


Esto de las fiestas supone una grave alteración en los hábitos alimenticios… Comer a deshoras, con resaca, ingestas copiosas y sin sentido, reflujo gástrico a granel, panzas en modo lavadora… Vamos, que después de la Navidad y con unos cuantos kilos de más (calorías vacías aparte… el alcohol es lo que tiene), lo mejor será acudir a una cura de ayuno en una famosa clínica marbellí (es lo único que me jode de ser pobre: no cuidarme como un rico) o, en su defecto, ponerse en manos de un guía nutricionista.
En cualquier caso y sin ánimo de joderles los ágapes que les restan hasta la venida de los reyes de oriente, les recomiendo que, en vez de una cama comedor (Sí, sí, de esas en las que además de dormir se pueden poner tibios a comer), sean más condescendientes con sus curvas y pidan en sus cartas (¡viva la escritura a mano!) una faja térmica porque, bien pensado, ¡el verano está a la vuelta!

Si tarde, a medianoche,
te entra el apetito,
en la Cama Comedor
nunca falta un bocadito.

La almohada de pan
para una dentellada certera
y la máquina automática
instalada en la cabecera.

Pulsando allí con el dedo
y sin necesidad de dinero
puedes sacar pollo frío
y hasta un pastel entero.

Sylvia Plath.
En: El libro de las camas.
Ilustraciones de Sir Quentin Blake.
2014. Barcelona: Libros del Zorro Rojo.