Román
Belmonte: Ustedes,
junto con un puñado de librerías más fueron los pioneros en esto
de las librerías especializadas. Cada uno tiene su historia,
¡cuéntenme la suya! ¿Que les llevó a decidirse por la Literatura
Infantil?
El
Dragón Lector (Pilar Pérez): Después
de 15 años de experiencia en una editorial especializada en
literatura infantil y juvenil y con todo el apoyo de mi familia, puse
en marcha el proyecto de la librería.
Abrimos
las puertas el 5 de marzo de 2004 en uno de los barrios más
emblemáticos de Madrid, el barrio de Chamberí, mi barrio. Un fondo
de libros básico, algo de juego educativo, todo en un ambiente en el
que la estancia era amable y cálida tanto para los pequeños como
para sus familias. Unas cortinas rojas a modo de telón anunciaban lo
que allí iba a suceder.
R.B.:
¿Y
qué sucedió?
E.D.L.
(Pilar Pérez): A
partir de ese primer día, el proyecto se fue configurando como algo
más que una librería. Sentimos que la cercanía con las familias
nos pedía que fuéramos programando una fuerte actividad de
animación a la lectura y así lo hicimos. Precisamente, aquel 5 de
marzo se contó por primera vez el cuento de Leo, el dragón lector,
escrito por mi marido José Andrés Villota. Un cuento a través del
cual hemos transmitido y transmitimos desde entonces nuestra
filosofía de empresa: lo que sentimos y en lo que creemos con
relación a la lectura. Hoy el protagonista de ese cuento, Leo, es el
personaje que acerca los libros a los niños en algunos colegios y
bibliotecas y muchos hogares.
A
partir de 2007 se incorporó mi marido a tiempo completo y abrimos
nuestra segunda librería, con la misma filosofía y la misma
personalidad. Ampliamos y ajustamos las actividades a todas las
edades, comenzando por bebés y llegando a los lectores ya más
expertos.
Quizás
fue esta vertiente de promoción de la lectura la que nos ha
diferenciado desde el principio. Como bien dices, junto con otras
librerías en Madrid, “La Mar de Letras”, “Biblioketa” y
“Kirikú y la Bruja” fuimos los pioneros en un modelo de librería
especializada diferente.
Mientras
tanto, los grandes protagonistas de las librerías eran ya los libros
y nos entregamos por entero a crear un fondo de calidad. Una de
nuestras grandes apuestas fue el álbum ilustrado.
Noemí Villamuza
R.B.:
Si
no me equivoco, usted ya no regenta la librería, ¿no es así?
E.D.L.
(Pilar Pérez): Cierto.
Los años pasaron y en 2014 comenzó el relevo. Se incorporó al
proyecto Alejandra Camacho, responsable de la biblioteca de uno de
los colegios más prestigiosos de Madrid. En 2015, Clara Echeverría,
gran conocedora del mundo de la literatura infantil, dio también ese
paso y así ellas dos se convirtieron en las dueñas de las dos
librerías. Tanto Alejandra, como Clara son grandes profesionales y
enamoradas de su labor. Su juventud ha hecho que el proyecto que
comenzó en 2004 haya cogido más fuerza aún con su ilusión y buen
hacer. Sin duda la selección de fondo, el conocimiento del mismo y
las actividades de promoción de la lectura son los puntos fuertes de
“El Dragón Lector”.
R.B.:
Y
perdone la intromisión, ¿a qué se dedica una librera infantil
jubilada?
E.D.L.
(Pilar Pérez): Mi
marido y yo seguimos con “El Dragón Lector”, llevando su mensaje
ahora a colectivos a los que la librería no llegaba fácilmente.
Colaboramos con instituciones sin ánimo de lucro, a veces de manera
puntual; otras, de manera regular. Hay mucho que hacer y nos ilusiona
poder seguir haciéndolo.
Ester García
R.B.:
A
todos nos gustan los buenos libros, pero para ustedes, que viven
entre ellos, ¿qué cualidades debe reunir un buen álbum ilustrado?
E.D.L.
(Clara Echeverría): Técnicamente
en un álbum ilustrado la narración se desarrolla a través del
texto y la ilustración. De esta manera una historia no puede
comprenderse si se prescinde de alguno de los dos lenguajes. Un buen
álbum ilustrado, además, tiene el poder de hablar de tú a tú a
los niños y, a partir de ahí, proponer retos; siempre desde el
juego y obviamente sin imposición moralista.
R.B.:
Será
difícil para un librero hablar mal de un libro y, como impertinente
que soy, me gustaría pedirles que citen algunos títulos que
detesten...
E.D.L.
(Clara Echeverría): Yo,
por ejemplo, detestaba El
pollo Pepe,
y ahora me parece un libro fantástico.
R.B.:
Soy
un fanático del libro-álbum, así que arriésguense y recomiéndenme
un par.
E.D.L.
(Clara Echeverría): Cualquiera
de Tomy Ungerer puede valerte.
Adolfo Serra
R.B.:
El
eterno problema de los libreros es el espacio. Aparte de vender,
confiésenme un truco para abrir hueco a nuevos títulos...
E.D.L.
(Clara Echeverría): El
truco es leer mucho y mostrarse abierto a las nuevas propuestas.
Cuando te enamoras de un libro descubres con asombro que existía ya
un lugar en tu librería esperándolo. Obviamente hay títulos que
salen, no aguantan el paso del tiempo.
R.B.:
En
los últimos años, el negocio editorial pasa por lanzar al mercado
novedades y más novedades. Pienso que debe ser una lata para ustedes
el barajar esa ingente cantidad de nuevos títulos, que irá en
detrimento de la visibilidad de títulos clásicos todavía
vigentes... ¿Qué opinan ustedes? ¿Cómo lo gestionan?
E.D.L.
(Clara Echeverría): No
me siento obligada a albergar todas las novedades del mercado.
Sencillamente resultaría imposible de manejar. Hacemos un trabajo de
selección acorde con nuestros criterios estéticos y literarios.
Alberto Sobrino
R.B.:
Hablando
de la relación editorial-librería y de las obras en depósito,
¿sería posible crear un negocio del libro sin empresas
distribuidoras, sin intermediarios?
E.D.L.
(Clara Echeverría): Creo
que es imposible, nos faltan recursos a todos. A nosotras el tiempo y
a ellos la capacidad de llegar a recónditos lugares donde también
se lee ¡y mucho!
R.B.:
Cuando
visito algunas librerías veo mucho lector adulto en las secciones
dedicadas a la LIJ algo que creo que se debe al fenómeno de la
literatura cross-over. ¿Por qué será que la literatura para niños
ha trascendido esa invisible frontera para abrirse camino entre los
lectores más experimentados? ¿Se debe a los formatos atractivos, al
álbum ilustrado, a la brevedad de los textos, al tipo de argumentos,
a los cambios sociales...? ¿Qué les dicen sus clientes más
entrados en años?
E.D.L.
(Clara Echeverría): Efectivamente
las ilustraciones atraen mucho, y además los álbumes ilustrados te
interpelan de una manera interesante. La demanda de buena literatura
crece y en el LIJ se han hecho muy bien las cosas, la gente me dice:
“Si hubieran existido estos libros cuando era pequeño...” o
“Éste me gusta pero para mí”.
Momo Carretero
R.B.:
En
plena navidad a la mayoría no nos cuesta aflojar la cartera para
tomarnos una copa con los amigos y familiares, pero sí a muchos se
les hace cuesta arriba pagar quince euros por un libro. ¿Se valora
el libro como un producto de primera necesidad o como un artículo de
lujo?
E.D.L.
(Clara Echeverría): Ni
lo uno ni lo otro. De forma general creo que los libros se respetan y
se valoran como bien cultural. En ese sentido se considera un "buen
producto" en el que merece la pena invertir.
R.B.:
Tengo
otra duda... En la actualidad, ¿se compran más libros o se lee más?
E.D.L.
(Clara Echeverría): No
tengo datos pero observo que se lee mucho. Las escuelas y bibliotecas
hacen un gran trabajo promocionando la lectura.
R.B.:
Por
lo general, somos los adultos quienes decidimos qué libros deben
leer los niños, ¿nos iría mejor si les dejásemos escoger a ellos
o han constatado que su criterio es muy influenciable por agentes
poco literarios?
E.D.L.
(Clara Echeverría): Los
niños tienen muy buen gusto y dejarles escoger me parece fantástico
siempre que, y esto es lo complicado, tengan buenos guías que les
sigan los pasos.
Natascha Rosenberg
R.B.:
El
pasado 23 de abril me dio por pensar que necesitábamos nuevas formas
de vender la cultura a las generaciones futuras. Creo que los que
promovemos la lectura estamos muy trasnochados y no hallamos nuevas
fórmulas de animar a ello. Necesitamos espectáculo, garbo y magia.
¿Qué piensan ustedes? ¿Alguna idea?
E.D.L.
(Clara Echeverría): No
estamos trasnochados, pero tenemos que reflexionar. Necesitamos
sabios estudiosos que nos inspiren, profesores motivados, necesitamos
padres comprometidos que no abandonen a sus hijos en el largo proceso
del aprendizaje lector. Lo más sencillo es llegar a los niños,
tienen un gusto excelente, y están deseosos de escuchar historias y
ponerse retos.
R.B.:
Para despedirnos, nos toca jugar, comer y leer... Pero para ello
necesito saber antes cuáles son sus juegos favoritos, sus platos
preferidos y sus libros predilectos...
E.D.L.
(Clara Echeverría): Me gusta muchísimo jugar a inventar palabras y
tirar globos de agua. La tortilla de patata y el gazpacho. Mis libros
favoritos son Historias
de Ratones
de Lobel, la serie de Babar,
Donde
viven los monstruos,
toda la colección de Pomelo
y Guyi,
Guyi.
Mi favoritos adultos Nada
se opone a la noche,
Patria
y una recopilación de cuentos de hadas de Andersen que edita Libros
del Zorro Rojo.
El Dragón Lector es la librería infantil decana en Madrid y cuenta con dos sedes, la situada en la calle Sagunto número 20 y la del 72 de Fernández de la Hoz. Además del sinfín de lecturas que pueden encontrar en ella, pueden acudir a participar en todas las actividades que realizan periódicamente. Para más información sobre todas ellas, sólo tienen que dirigirse AQUÍ y de paso visitar su "Dragonario", una galería de relatos e ilustraciones (algunas recogidas en esta entrevista) con las que autores de la LIJ española han querido rendir tributo a este lugar donde también viven los monstruos.
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