martes, 30 de octubre de 2018

La importancia de llamarse "Libro"



“Libro”. La boca se nos llena... “Libro”. Con una sola palabra…
Si no estuviera envuelta por ese halo divino, trascendental y venerable, daría menos pereza, sobre todo a los que no la usan con mucha frecuencia. A veces también inspira cierto miedo, incluso pánico. Todavía más cuando suena a bocanada, esa que llena pero no alimenta, empalagosa, casi indigesta.
Debería ser amable pero siempre termina por resultar agobiante, casi asfixiante. Un empeño más. No sé si comercial o postural, pero que agota de verdad. También denoten su deje elitista en singular, mientras que al pronunciarla en plural parece hasta vulgar. No sé qué pasa con el tema del libro, pero realmente empieza a cansar.


Quizá deberíamos alternar los mensajes, hacer como con las campañas de prevención de los accidentes de tráfico, un año impactante y al siguiente, otra más relajada. O quitarle importancia, abrirle el paso a lo popular. Sería fantástico que el libro pasase de mano en mano, que la lectura caminara con cierta libertad. Como otras aficiones, como cualquier otra actividad. Que estuviera ahí, una opción más.
Me gustan los libros pero también las cervezas, las manzanas y el guisado de costillas. Me gustan los libros pero también el dominó, el cine y nadar. Me gustan los libros pero también los besos, los paseos y mirar el cielo. Me gustan los libros y eso, creo, no es indicativo de nada.


Los libros deberían ser eso, libros. Que te alejen de todo pero a un mismo tiempo te acerquen a los demás. Que te dejen disfrutar del mundo y también sufrir con él. Que le den rienda suelta a la fantasía, siempre mágica. Volar a tu aire, flotando, sin rumbo. Imaginar, soñar, perderte. Eso son los libros. Y nada más.
“Libro”… Quizá el problema no resida en la misma palabra, sino en quienes la usamos.


Marije Tolman y Ronald Tolman. 2018. El libro. Adriana Hidalgo - Pípala.

1 comentario:

miriabad dijo...

Nada. No le des más vueltas. Esto es como el que nunca se ha enamorado o no ha tenido un amigo de verdad. La culpa no es de libro, que no rechaza a nadie.
Pero creo que, mientras hay muchos que podrían llegar a amarle, algunas mentes no enganchan con el texto... Les aburre. Y parece no haber solución.