Hsiu Cheng Ying
Para Patricia, con la que hablo (y me río) mucho de estas cosas.
Como estoy en modo pasota (más que nunca) vivo ajeno a la
mayor parte de las polémicas que avivan las redes sociales. De vez en cuando me
paseo por el tuiter y el feisbuq y, tras darle alas a estas reflexiones mías, me
percato de que la cosa se ha puesto chunga gracias a Fernando Savater, los
taxistas, y la
selección de las obras que compondrán la muestra de ilustradores (o The Illustrators Exhibition) de la próxima
edición de la feria Bologna Ragazzi, una de las que más ha dado que hablar a
los monstruos (ilustradores sobre todo) durante los últimos días.
Como ya saben que un servidor no puede faltar en estos
salseos (¡Quien no disfrute con una mesa-camilla que levante la mano!), aquí
estoy, en calidad de enterao para bailar por distintos puntos de vista y dar mi
opinión.
Sandro Bassi
Señoras, señores, empiezo fuerte. El Román les confiesa que
la selección de la citada muestra no le entusiasma mucho. Según mi paladar,
quizá un tanto desviado, la selección es homogénea, tendenciosa y pobre. No se echen
las manos a la cabeza ni tampoco las rodeen sobre mi pescuezo. Déjenme hablar…
Con esos tres adjetivos no quiero decir que la obra de los
artistas seleccionados lo sea (hay gente muy buena, con buena mano e ideas
increíbles en esa muestra de ilustración), pero sí quiero dejar bien claro que sí
lo es en su conjunto, pues a mi parecer, una exposición de estas
características debería mostrar gran parte de los diferentes estilos y vanguardias
de esta parcela del mundo artístico y gráfico, es decir, debería ser plural,
menos sesgada y más viva, más todavía teniendo en cuenta lo movido y exuberante
que está el panorama del álbum en particular y la LIJ en general.
Yosuke Inoue
Evidentemente, y como han apuntado algunos especialistas y
editores, cualquier selección es sesgada. Las de Bologna, las mías, las de
Perico el de los palotes… Por mucho que las
directrices y los criterios estén bien marcados, es imposible controlar las
inclinaciones y valoraciones de cada uno, las que no entienden de estilos o
paletas de colores (yo tengo las mías, las personas que escogieron estos
trabajos obras y los que las verán expuestas,
más variopintas todavía). Esto no invalida esta muestra ni cualquier otra.
Esta es la muestra de Bologna y ahí estará, guste o no.
Andre Letria
Pero, ¿qué mueve esta muestra? ¿Con qué intenciones se
realiza? En primer lugar hay que atender al símbolo, al espíritu, a la
filosofía de una muestra que atiende a las vanguardias y las nuevas tendencias (¿Cuándo
algo novedoso, bizarro, transgresor, ha sido aceptado a la primera? Muchos de
los grandes maestros no vendieron un cuadro en vida pues no fueron entendidos
por las sociedades de su tiempo), a los nuevos “europeístas” o a los países
invitados.
En segundo lugar no hay que olvidar que Bologna es un
negociazo. Allí se compran y se venden derechos a tutiplén. Se firman contratos
de cesión, de acuerdos, de exportación. Colas kilométricas para buscar nuevas
estrellas de la ilustración y el texto… Un mercado de abastos del libro infantil
y juvenil, que cómo no, necesita animación. Y ellos pensaron “¿Y qué tal si
organizamos una muestra de ilustración? Por un lado nos lavamos la cara (que no
se note que aquí los que más ganan son los grandes grupos editoriales) y por
otro aviva los corrillos y ofrece cierta expectación.
Olga Shtonda
Lo que no deben olvidar los organizadores de la feria, más
concretamente los intervinientes en dicha selección es que, a pesar del
prestigio y reconocimiento por parte del sector, de Bologna Ragazzi, el mayor
escaparate de la LIJ junto con la feria de Guadalajara, es que el público tiene
derecho a opinar. Las grandes casas editoriales, también las independiente, las
cadenas de librerías, las escuelas de ilustración, todos desarrollan su actividad
amén del público y el público no perdona que se les desoiga.
Yashuhiro Tanaka
Sí, muchos estudios sociológicos apuntan a que las masas
tienen ciertos comportamientos “indeseables” (véase el caso de la ilustración
más comercial), pero el público (familias, bibliotecarios, lectores…) tiene
mucho que decir y hacer ante productos de consumo (Alimenticios o culturales, jamones
o libros, el comprador tiene la última palabra) y puede opinar (verbal o
monetariamente) como le apetezca sin necesidad de ser minusvalorado por su (an)alfabetización
visual, algo que se desprende de los comentarios que muchos especialistas
solemos/suelen hacer cuando un desacuerdo de estas características sale a la
luz.
Yushiyuki Maeda
Opino que apelar al desconocimiento general del gran público,
incluso aderezarlo con cierta condescendencia, para justificar la selección de
obras que no gustan o no son aceptadas de forma masiva, es algo torpe, más que
nada porque se sienten/sentimos despreciados (regreso a los
taxistas: ¿ven el boicot que se ha desencadenado?). ¿Acaso unos pocos están/estamos
iluminados? ¿Otros no lo están/estamos? ¿El pueblo no puede/podemos opinar?
¿Sólo las élites instruidas tienen/tenemos derecho a hacerlo? Creo que el
equilibrio se halla en entreabrir ambas puertas y dejar que las experiencias de
familias, autores, libreros, bibliotecarios, editores, y otros mediadores se
entremezclen para crear cierto cuorum, nuevas sinergias, sobre todo cuando
considero que todos debemos remar en un mismo sentido con esto de la lectura.
Miren Asiain Lora
Imágenes: Acompañan esta entrada algunas de las obras seleccionadas que más me han gustado. Pueden echarle un vistazo a la selección de ilustradores en ESTE ENLACE y a la galería de imágenes en ESTE OTRO y opinar por sí mismos.
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