Estamos en el ecuador de la semana académica (la que a mí me
importa, la de los cinco días) y creo que hay que darle una vuelta de tuerca a
estos ánimos minados por la climatología (¡Qué días tan asquerosos se está
gastando enero!), una gripe arrolladora (estoy a pique de rezar un rosario para
no pillarla…) y las carteras vacías (no se preocupen que dentro de nada es
final de mes y recuperamos el poder adquisitivo). Así que, sin más dilación me
permito el lujo de traerles un libro muy divertido.
Algunos lo tachan de comercial, otros de simpático, los más
de creativo, y a un servidor, que según muchos le saca poco jugo a los libros
(¿Qué se creen? ¿Qué yo no sufro al sector crítico…?), simplemente le ha
encantado. Es por ello que me creo en deber de sacarlo a la palestra, más que
nada porque en las librerías españolas está pasando un tanto desapercibido (y
eso que se ve que los españoles vamos leyendo…) y a lo mencionable
(calificaciones aparte) hay que darle vuelo.
La increíble historia
de la pera gigante (editorial Gribaudo) es uno de los libros infantiles más
exitosos del dibujante danés Jakob Martin Strid. No es la primera vez que un
historietista de corte político (pueden echar un ojo a su serie de viñetas Strid que publica periódicamente en el
diario Politiken) se hace a la mar en
el universo de los libros infantiles, algo que da buena cuenta de que el mundo
de la literatura para niños tiene cierta relación con el de la literatura para
adultos, sobre todo en el aspecto subversivo.
De aventuras, surrealista, absurda… No cabe duda de que es
una historia curiosa. El título ya nos invita a sumergirnos en él (¿Una pera
gigante? ¡Con lo que me gustan!). Empezamos a leer… La cosa va de dos amigos,
Mika, una gatita con mucho arrojo pero con pocas ganas de mojarse, y Sebastian,
el elefante asustadizo, que viven en el pequeño puerto de Solby. Un día se
topan con una botella que contiene una semilla y un mensaje inquietante, que
les lleva a pensar que el alcalde JB desaparecido un año atrás está en peligro (¿Se
imaginan? Dos niños rescatando a un político… Puedo adivinar algo de crítica
social en este gesto…). Ellos, inocentemente, plantan su semilla (¡¿Qué tendrá
ese gesto que tanta magia ha traído a la literatura infantil desde las
habichuelas de Jack?!) y empieza la acción.
Piratas, científicos, monstruos marinos y mucho humor llenan
las páginas de un libro que bebe de la idiosincrasia del cómic (no hay calles
ni viñetas pero sí múltiples escenas por página) y del libro informativo (me
encantan las ilustraciones que nos dejan curiosear dentro de la pera o en otros
“medios de locomoción” que tanto utilizan autores como Richard Scarry o David
Macalauy). Sobre el mensaje ya saben que hay tantas interpretaciones como
colores (que si el valor de la amistad o la superación de los miedos personales),
pero yo, que siempre le saco punta a todo, me he fijado en que se desmarca de
la crítica hacia el mundo adulto que Roald Dahl hace en James y el melocotón gigante (obra que inspira claramente a esta)
para darle un tono más fresco y alocado, algo que también se agradece en estos
tiempos en los que pululan padres comprensivos y desenfadados.
Lo dicho. Esta historia puede soportar muchos adjetivos, así
que diríjanse a la librería/biblioteca más cercana y háganse con ella. Y
después, si gustan, vean la película de animación europea inspirada en ella
(otro título que ha pasada a engrosar esta lista de libros infantiles con peli de dibujos incluida) y comparen.
¡Hasta mañana!
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