Ya es hora de que acuda al barbero, ya está bien de mesarme la mata que cubre mi barbilla... También he de esquilar la
abundante lana que se ha adueñado del cogote. ¿Habrá sido la calima de estos
días…? ¿Los envalentonados rayos de sol? ¿Esta florida primavera…? No hay duda de
que es obra de la naturaleza (ya saben que estamos a sus órdenes). Es por ello
que a grandes males, grandes remedios: tijeras, navaja y ¡un nuevo corte de
pelo!
Érase
una vez un hombre
de
barba larga y rizada.
Piojos,
pulgas y otros bichos
la
tenían por morada.
Érase
una vez un hombre
al
que llamaban El Bigote,
pues
el mostacho le crecía
de
la nariz hasta el cogote.
Érase
una vez un hombre
de
mucho pelo mullido.
En
su cabeza, un buen día,
un
gorrión hizo un nido
Gustavo Roldán.
En: Disparates.
Ilustraciones del autor.
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