Termina 2020, el año en el que el futuro fue cancelado, un “annus horribilis” al que muchos están deseando decir adiós. Otros guardamos cierta cautela, sobre todo porque nadie nos asegura cómo va a ser el 2021. A pesar de la euforia que están desatando las vacunas contra el dichoso virus, nadie nos asegura su eficacia, que arrecien otras pandemias, que no se vayan a producir guerras o que la miseria económica y/o intelectual nos sobrevengan.
Sí, hemos visto cómo ha fallecido mucha gente a consecuencia de la pandemia, cómo se ha instaurado un nuevo orden, se han puesto de manifiesto multitud de taras sociales, nuestras libertades han mermado enormemente y la economía se ha ido al traste. Todo eso y mucho más, pero mi pregunta es ¿qué de bueno ha tenido este año?
Mientras miran en su interior y buscan respuestas, les diré que yo si he guardado momentos hermosos durante este tiempo. Mi sobrina recién nacida, Antonio recogiendo piñones, mi padre soplando sesenta y seis velas, y mi madre bien guapa rapada al cero. Largos paseos por la playa, una empanada argentina, las bandadas de mirlos sobrevolando el muelle de Brighton, un Sunday roast encantador, bailoteos furtivos en las noches de verano. Todo eso y mucho más ha ido impregnando mi retina.
Si a todo ello uno que este año me ha servido para darme cuenta de quien importa y quien no, del egoísmo, las envidias y otras cuitas que nos consumen a raudales, de que tengo un trabajo que me encanta y necesito, de que las tecnologías no suplen los besos y los abrazos, de las ironías de la vida, de que los infelices lo son con pandemias y sin ellas, y de que lo humano y divertido son mi santo y seña, afirmo que 2021 ha sido un año excelente.
En lo que respecta a esta casa de monstruos, decir que he superado las mil seiscientas entradas y el millón y medio de visitas. También que mi perfil de Instagram, de donde he extraído las fotos que acompañan esta entrada, ha superado los 10.000 seguidores (“influencer” me llaman… otra chorrada más para el autobombo). Todo ello en un tiempo que he producido mucho más contenido del habitual (no sé cómo pues les aseguro que llevo mucho en ristre).
Por todo ello, queridos monstruos, sólo me queda darles las gracias por seguir al pie del cañón un año más, especialmente a todos aquellos que han sufrido los horribles efectos del CoVID-19 de manera directa y que siguen en esta casa de libros infantiles buscando un poco de cobijo, simpatía y belleza.
Y como en todo anuario, y a pesar de una Navidad muy aburrida (los amantes de la juerga lo estamos pasando francamente mal), despido este 31 de diciembre con las entradas más visitadas del año, quince en total, para que puedan echar mano de ellas y leerlas por primera vez -alguna se les habrá pasado-, releerlas o recordarlas.
¡Feliz año nuevo! ¡Lean mucho, confórmense con lo que tengan, disfruten de la vida, déjense querer y, sobre todo, quieran! ¡Nos vemos en 2021!
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