Decimos adiós al 2021, el año en el que parecía que el dichoso virus nos iba a dejar en paz de una vez por todas. Pero no, todavía tiene que dar unos coletazos. No sé muy bien porqué. Quizá interese a las farmacéuticas, a las grandes fortunas, a las eléctricas o a los políticos. El futuro es incierto, así que más les vale estar ojo avizor por lo que pueda pasarnos, que las libertades merman cada mes que dejamos atrás y ya veremos si algún día las recuperamos.
Seguimos pasando frío en las aulas y viendo gente acojonada a nuestro alrededor, pero al menos tuvimos un largo paréntesis con las mascarillas y nos han ido dejando entrar en los bares, en las bibliotecas e incluso en los centros de salud, un milagro teniendo en cuenta lo bien que vivían algunos con la nueva normalidad. Si bien es cierto que la economía ha mejorado una miaja, no canten demasiada victoria (no sé si han visto la inflación que nos acucia…).
Del 2021 me quedo con el mes y pico que invertí en el Camino de Santiago, sus gentes y sus lares. Fue un lapso de tiempo necesario para vivir y resetearme como ser humano. Todo fue perfecto, no faltó ni sobró nada. También ha sido el año en el que he regresado a la ciudad y he dejado de ser un maestro rural. Después de 16 años creo que podrán prescindir de mí. Y sobre todo, ha sido el año en el que he aparcado el pasado. Toca mirar hacia dentro y hacia delante. El tiempo es mío y lo que me acontezca también.
En lo que respecta a este sitio de monstruos, decir que últimamente denoto mucho cansancio en los últimos meses y empiezo a necesitar un cambio. Todavía no sé cómo he superado las mil setecientas cincuenta entradas y me acerco a los dos millones de visitas (una cifra que no está nada mal teniendo en cuenta lo minoritario de la LIJ).
Sobre el perfil de Instagram, uno de donde he extraído las fotos que acompañan esta entrada, poco hay que decir. Ya saben cómo son las redes sociales, unos días bien, y otros no tanto.
No obstante, sigo dando las gracias a mis fieles seguidores, a todos ustedes, los que comentan, comparten y discuten en esta casa llena de libros para niños que tantos buenos momentos nos da.
Y como en todo anuario, y a pesar de una Navidad con mucha histeria colectiva, despido este 31 de diciembre con las entradas más visitadas del año, catorce en total, para que puedan echar mano de ellas y leerlas por primera vez -alguna se les habrá pasado-, releerlas o recordarlas.
¡Disfruten de esta nueva vuelta al sol! ¡Lean mucho, hagan cosas nuevas, sonrían, lloren, sean libres y, sobre todo, sean felices! ¡Nos vemos en 2022!
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