La vida moderna es un tanto extraña y cuando pensabas que la mayoría de tus amigos y conocidos masculinos se iban a quedar calvos (como manda la vejez de cualquier mamífero), de repente los ves aparecer con una mata de pelo recién injertada en Turquía, centro mundial del tratamiento alopécico.
Unos aprovechan las vacaciones para pasar por el quirófano, otros se esconden y te cuentan milongas y a los más avezados les da igual pasear sus heridas, pasear con sombrero y lucir esa pelusilla tan extraña que empieza a poblarles las ideas. El caso es recobrar la juventud deseada gracias a esos folículos pilosos del cogote que resisten cualquier hormona.
Lo que muchos no saben es que después de la intervención y recuperar esa dignidad juvenil que creyeron perder, algunos necesitan de una serie de suplementos para conservar su renovada melena, como por ejemplo los inhibidores de las enzimas que activan la testosterona. Ya saben, esa hormona que actúa sobre nuestro apetito sexual, la fertilidad y el mantenimiento de la erección (¿Cómo era aquello que decía mi abuela? ¿Para presumir hay que sufrir?).
Y eso, en el caso de que todo vaya viento en popa y no tengas que acudir otra vez a Oriente Próximo, porque muchas veces hay que volver a pasar por caja, ya que un solo trasplante no suele ser suficiente. Que se lo digan al Juli que ya va por el tercero…
Conmigo que no cuenten para recuperar ese remolino que lucía en mi frente durante mi adolescencia. Le supe decir adiós y ya no lo necesito, pues he desarrollado otras estrategias la mar de efectivas para llamar la atención de quienes me rodean. Ser Tintín durante un tiempo es maravilloso y hacerle frente a las carencias todavía mejor.
Queridos traumatizados: ya sé que vuestro tupé era el santo y seña de una época dorada en la que las nenas se lanzaban a vuestros pies, pero ¿alguna vez habéis pensado que las pavas de aquella época han madurado y hoy día no se dejan seducir por esas miserias que habéis desarrollado gracias a vuestros traumas?
Y con este prólogo tan deslenguado, doy paso a un libro que me ha encandilado por hacerme disfrutar como calvo digno que soy. Cuando los pelos de papá se fueron de vacaciones, un álbum narrativo de Jörg Mülhe que acaba de publicar Takatuka es una historia muy disfrutona que tiene como protagonista a un padre que vive un infierno cuando su cabellera decide salir volando. Por el restaurante, los grandes almacenes o el zoológico, los persigue por toda la ciudad, pero los pelos, finalmente alcanzan la depuradora y acaban en el mar visitando los lugares más insólitos. ¿Conseguirá que vuelvan?
Con mucho humor, el autor despliega una batería de recursos narrativos (tanto textuales, como gráficos), que hacen de esta pequeña anécdota una aventura trepidante muy apta para cualquier calvo. Guiños muy sugerentes (¿Han visto La noche estrellada de Van Gogh?), juegos gráficos a base de pequeños trazos, referencias a las historietas clásicas (el clásico pelo en la sopa no podía faltar…), los abundantes croquis (tienen un puntito informativo que gusta mucho al lector infantil) o montones de disparates surrealistas. Todo se conjuga para hacernos reír.
Aunque el final podría haber tomado otro cariz, me gusta que se haya planteado un giro en el guion, sobre todo porque da una oportunidad sobrenatural a la transformación, un momento mágico que seguramente muchos agradecerán en loor de su cuero cabelludo desnudo a modo de simpática ensoñación. ¡Les dejo que me tengo que rapar!
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