martes, 7 de noviembre de 2023

Paso a paso, piedra a piedra


Siempre me han fascinado las piedras. Su forma, sus colores, sus materiales, su ubicación. Tienen algo especial. Las hay planas y ovaladas, también angulosas y algo cúbicas. Negras, grisáceas, doradas, blancas e incluso rojizas. Unas brillan como un cristal y otras parecen refulgir cuando están mojadas. Las encontramos por todos lados. A la orilla del mar (mis favoritas, las pizarras desgastadas), en el fondo de un río y en lo alto de las montañas.
No sé qué tienen, pero enganchan. Que se lo digan a mi sobrino, que parece una urraca. Cuando encuentra una especial, ¡a la buchaca! Así pasa, que mi hermana no gana para sustos con la lavadora y tiene que supervisar cualquier bolsillo por pequeño que sea.


No sé por qué, pero siempre he pensado que siempre hay cierta inclinación masculina hacia ellas. Mientras los críos las cogen y manipulan a todas horas, las chiquillas sienten cierta animadversión por estas. Quizá sea una impresión, sáquenme de dudas si estoy equivocado.
No obstante, niños y piedras pueden ser un binomio altamente peligroso, más todavía cuando pierden la noción de lo humano y se dejan llevar por ese halo salvaje que siempre merodea a los infantes. Por eso no hay que perderlos de vista, que a la mínima se apedrean entre ellos o a un gato, en vez de ver como saltan los cantos rodados sobre la superficie de un gran charco.


Montones de piedras son las que ha coleccionado Isidro Ferrer en un libro recuperado por la editorial A buen paso. Piedra a piedra, no solo nos habla de su historia personal con las piedras (si siguen su trabajo, se habrán dado cuenta de esta relación tan duradera), sino que desarrolla una especie de guía didáctica para otros humanos que quieran entrar al trapo con ellas.
Animales reales o imaginados, escenas bucólicas y un porrón de retratos. Personajes que se suceden en las páginas de un libro a caballo entre el cuaderno de campo y el libro de actividades. Sugerencias creativas de todo tipo que no solo nos retrotraen a la infancia, sino al arte y las técnicas figurativas.


A través de sus ilustraciones tridimensionales, el autor aragonés nos acompaña en su recolección, buscar su lenguaje e intervenirlas de muy variadas maneras. Una investigación llena de curiosidad que, a modo de serendipia, nos divierte y embelesa a partes iguales.

1 comentario:

David Gómez Domínguez dijo...

Hola Román, yo soy otro apasionado de las piedras. Pasión que han heredado mis dos hijos, jejeje. Tenemos la casa llena de piedras. Muchas de ellas pintadas como personajes.

Uno de los álbumes que he publicado este año es muestra de todo ello: "La Compañía de Nicoleta":

https://www.canallector.com/26753/La_compa%C3%B1%C3%ADa_de_Nicoleta#

https://unperiodistaenelbolsillo.com/david-gomez-ainhoa-rodz-compania-nicoleta/

Un abrazo desde "Graná" ;-)