viernes, 28 de noviembre de 2025

Disyunción poética



A veces, como si de una revelación se tratase, nos topamos con libros que abordan la narrativa desde una perspectiva diferente a la habitual. Y no tiene nada que ver con tener una estructura más o menos lineal, sino con ese gran cajón desastre llamado discurso multimodal, tan en boga hoy día en el ámbito de la LIJ.
Sin lugar a dudas uno de los recursos que más ponen en evidencia esa condición de relato caleidoscópico es el de la disyunción narrativa. Cuando palabras e imágenes parecen ir por dos caminos totalmente diferentes, pero que se complementan dando forma a una historia completamente novedosa como resultado de las individuales, sientes una especie de revelación que te recorre los intestinos.


Quizá sea un tanto efectista (para gustos, los colores), pero a mi forma de entender las sinergias entre los diferentes lenguajes que convergen/divergen en este producto editorial que es el álbum, siempre es un aliciente eso de cambiar la perspectiva y encontrar nuevos significados
Eso le pasa a este poemario, que saltando de verso a imagen y de imagen a verso, empiezas a ser consciente de que germina, trepa, se adhiere y te ahoga. Con metáforas, con calma, con un poco de disyunción poética. Ese instante en que te habla y tu conversas, es mágico. 

La lagartija
duerme junto a la puerta.
Nada le falta.

***

Mi madre canta.
Su voz se escapa, alegre,
por la ventana.

***

Fuera, el zorzal
entona su canción
o su lamento.

***

Las flores blancas
preguntan al almendro:
“¿Por qué no bailas?”.

***

El olmo viejo
se aferra a sus raíces.
Nada le aterra.

Fran Pintadera
En: Haikus para detener un tren.
Ilustraciones de Ina Hristova.
2025. Almería: Libre Albedrío.


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