lunes, 13 de enero de 2025

Álbumes invernales


Este año parece que no va a nevar. A pesar de los días fríos que se han sucedido durante las últimas semanas (pocos y mal avenidos), se supone que este año hidrológico va a ser más seco de lo normal. Cosas del cambio climático y el empeño de las multinacionales por explotar el sinfín de recursos que hay en los polos… Mientras nos hacen creer que esto del clima es cosa nuestra, ellos se pasan por el forro todas esas convenciones y pugnan por exprimir el limón.
Lo peor de todo es que la Navidad, San Antón o Jueves Lardero, festividades donde las hogueras, el calor humano y las viandas calóricas tienen mucho protagonismo, ya no son lo que eran. Ni siquiera en los libros infantiles campa la nieve a sus anchas. Todo cambia y nada parece creíble. Yo solo espero que esto no sea más que otro óptimo cálido medieval y los carámbanos que disfrutamos en las páginas de la LIJ, vuelvan a los aleros de los tejados.
Mientras tanto, sumerjámonos en el invierno gracias a un puñado de títulos que, como de costumbre, he incluido en mi selección de álbumes nevados, pero que diseccionaré brevemente en este post vestido de blanco.


El primero es Lobo en la nieve, un libro de Matthew Cordell publicado hace unas semanas por Océano Travesía. Ganador de la Medalla Caldecott en 2018, este libro sin palabras (algún aullido y poco más), nos habla de dos historias paralelas que se entrelazan un atardecer nevado. Al salir del colegio, una niña se encamina hacia su casa, pero es sorprendida por una tormenta de nieve, todo se desdibuja y se pierde en mitad del bosque. Del mismo modo, un pequeño lobezno se separa de su familia y se topa con la niña. Esta lo recoge y protege de otros animales, hasta que la loba aparece delante de ellos. ¿Qué sucederá? ¿Logrará escapar la niña? ¿Sobrevivirá a la tormenta?


Con muchos recursos propios del cómic, el autor nos habla de la cooperación entre humanos y animales y de cómo la inocencia infantil es capaz de sortear los peligros. Desde un prisma realista, esta historia bien resuelta y enternecedora, tiene un puntito que recuerda a clásicos como El libro de la selva. En el apartado técnico hablar de la simetría narrativa, una portadilla muy cinematográfica y unas guardas peritextuales que se convierten en álbumes de fotos familiares.


El segundo libro que nos encontramos es Jugamos en la nieve, el tercer álbum de Verónica Fabregat publicado por Akiara que va enriqueciendo una pequeña colección de libros sin palabras (NB: pueden ver otros aquí o aquí) en los que un grupo de chavales disfrutan de sus correrías en mitad de la naturaleza. En esta ocasión, el invierno se abre camino con una nevada monumental y los protagonistas se lanzan a disfrutar de los trineos, las charcas heladas y las batallas de nieve.



Como en los títulos anteriores, los detalles, las secuenciaciones y la omnipresente naturaleza (¿Han visto a ese zorro?) son los recursos y escenarios narrativos que hacen de los juegos un relato coral en el que cada niño tiene mucho que aportar. Diferentes situaciones que, por muy cotidianas que sean, me despiertan la necesidad de volver a esos momentos de felicidad a esa patria compartida que es la infancia.


Llegamos al ecuador de esta pequeña tanda de libros invernales con Un regalo de invierno, un nuevo libro de Concha Pasamar (Bookolia). Siguiendo la estela de Tiempo de otoño, la autora navarra publica una nueva historia ambientada en el invierno (¿Será este el comienzo de una tetralogía dedicada a las estaciones del año?). Un niño desea volver a disfrutar con la nieve. Al regresar a casa contempla la noche fría y nublada mientras se prepara para ir a la cama. ¿Encontrará su deseo hecho realidad a la mañana siguiente?



Con una prosa delicada, Pasamar se adentra en el universo de las mínimas cosas, esos pequeños sueños que alientan las ilusiones infantiles. Acompañada de unas ilustraciones que recuerdan a la precuela, toda la historia se llena de una plasticidad íntima y bastante tranquila donde resuena otra época en la que no hacían falta fuegos de artificio con los que disfrutar de lo que nos rodeaba.


La penúltima reseña es para El deseo de topo, un álbum de Sang-Keun Kim, editado por Pastel de luna. Aunque es la secuela de Cuando estés preocupado, esta historia protagonizada por el mismo personaje se puede leer de manera independiente. Topo acaba de llegar a la ciudad y se siente solo. En su regreso a casa, se encuentra con una bola de nieve con la que decide sincerarse. Tanto cariño le toma que decide llevársela a casa en el autobús, cosa a la que se niega el conductor. Es por eso que el topo urde un plan: le dará forma de oso polar e intentará colarla en el siguiente autobús. ¿Lo conseguirá?





Terminamos con Alessandro Montagnana y su Corazón de invierno (NubeOcho), una historia navideña que también pueden encontrar formando parte de esta gran selección. En ella nos encontramos con una pequeña bandada de petirrojos que echan a volar con las primeras nevadas. Chip, se ve sorprendido por una ráfaga de viento y termina perdiendo el rumbo. En mitad del bosque encuentra iluminada una pequeña casa. Es el hogar de Lula, un zorro que lo invita a entrar y compartir con él los preparativos navideños. Entre tanto, los hermanos de Chip regresan a por él y se marchará dejando a Lula muy solo. ¿Encontrará con quién celebrar la Navidad?